Esta semana televisiva tuvo sus matices. Por un lado, vimos el modelo que nos gustaría que fuese una grata costumbre con una excelente transmisión de los Premios Pulsar 2021, a través de la red, que a través de la música ofreció un poderoso mensaje de resiliencia y solidaridad de gremio hacia quienes vieron el evento a través del 4.1. Sin embargo, hubo otros momentos en los que los nostálgicos de la farándula decidieron emprenderlas duramente, quién sabe a pito de qué, contra el gremio de los actores.
Fue el programa “Me Late” de TV+ quien encabezó los agravios contra el mundo de las culturas. Daniel Fuenzalida, por ejemplo, esgrimió en el franjeado que “Los actores en general son bien clasistas… Hacen su mundo aparte en todo y no pescan y después son los primeros que andan marchando, que la igualdad, que las condiciones… Siempre se han creído de una especie distinta y finalmente terminan animando algunos”. Seguido de ello Sergio Rojas agregó que “A mí me llamó mucho la atención cuando Raquel Argandoña entrevistó (en Bienvenidos) a la actrices de La Torre de Mabel ¡y eran pero un encanto! ¡Blanca Lewin pero me dieron ganas de ir a abrazarla! Con lo pesada que es. Y ahí yo decía cómo se nota que están con el traste a dos manos, porque hace diez años no hubieran ido ni aunque les pagaran”.
Minutos más tarde agregó: “¿Sabes lo que me molesta? Es que son prepotentes. Por eso cuando el Felipe Braun agarró el micrófono de Primer Plano y lo tiró cascando, ¿te acuerdas que lo tiró a una casa cuando le preguntaron por su desliz con Begoña Basauri? Yo le hubiese dicho ‘¡¿qué te has imaginado, hediondo a traste?!”.
Los ataques no cesaron y el mismo Rojas, en otro día dentro del conventillo de la televisora de Avenida Kennedy, siguió menospreciando su labor diciendo que “era un parto en Canal 13 invitar a un actor. Estaban con cara de poto, no querían participar de los paneles. Les carga hablar de espectáculos y después andan protagonizando escándalos faranduleros de faldas o pantalones”.
Otro programa que se sumó a los insultos gratuitos fue “Zona de estrellas” de Zona Latina, en donde Vasco Moulian afirmó que “Miran en menos al humor de Morandé con Compañía. O sea, los actores evidentemente miran en menos ese humor. Y no es tan distinto al humor o comedia que hacía la Javiera Contador en Casado con Hijos”.
El exactor y exejecutivo de Canal 13 fue aún más allá y prosiguió atacando incluso a gente del mundo de la actuación que se sumó al activismo político. “Es arribismo intelectual, es el ghetto. Pero son algunos. Tenemos que ser bien honestos. Está el grupito de la Aline Kuppenheim, la Amparo Noguera, Marcelo Alonso, el grupo de los más viejitos como yo, que son amargados y politizados, extrema y todo. Después está la Malucha Pinto, está todo ese grupito, la Esperanza Silva, todo el grupo de los socios del Sidarte, que cuando necesitan ayuda uno está porque no tiene resquemores. Yo no tengo ninguna cosa. Uno está y ayuda”.
En otra emisión, el conductor Mario Velasco se refirió en duros términos a Alfredo Castro. “Con todo lo que admiro como actor a Alfredo Castro, cómo lo odio como persona”. Agregó además que “me mandaron a hacer una nota, para interactuar y tratar de potenciar lo que estaba pasando con esa teleserie, que si ‘Yingo’ se gastaba uno en hacer el programa y marcaba 15 puntos, ellos gastaban 20 y marcaban 6 puntos de sintonía… Creo que en puras pelucas se gastaban 40 millones de pesos”.
Estas expresiones de odio y de violencia verbal contra destacados actores y actrices le hacen un flaco favor a dichos espacios, quienes queriendo resucitar como sea a la farándula dura terminan empleando recursos que hoy están más que obsoletos. Las palabras denigrantes tanto de Sergio Rojas como de Vasco Moulian, empleando duros términos (muchos de ellos de grueso calibre), solo afirman cuánta cultura necesitamos en nuestro país y en nuestra vida diaria. De hecho, nos atreveríamos a afirmar que el insulto hacia una persona habla más mal de la persona que lo envía que al que lo dirige.
Mientras el mundo de las tablas y de la industria audiovisual vive una profunda crisis acaecida por la pandemia y el notable abandono de deberes de la ministra del rubro, los nostálgicos optan no solo por hacer oidos sordos de sus demandas, sino que derechamente por la burla, el insulto y el agravio. Tácticas de entretenimiento que deberían haber quedado enterradas en la década pasada, por mucho que lo hayan pasado bien durante tantos años despedazando a gente que muchas veces ni siquiera ha hablado mal de esas mismas personas ni tiene la intención de hacerlo, por mucha violencia que empleen los emisores. Y están usando las mismas armas que mandaron a la televisión chilena a un default del que todavía es complicado salir.
En tiempos donde la pandemia nos insta a encontrarnos con la cultura y nos hace ver su necesidad, hay que mejorar el tono. Ya no estamos para el ataque ni para comentarios aberrantes como los que se dijeron esta semana. El Chile que buscamos construir no lo merece, ni lo necesita.