Se habla mucho de dos factores en la gestión de medios de comunicación, sobre todo los masivos, una se radica en las directrices ideológicas que estas persiguen y la otra se enfoca en la calidad del contenido que estas ofrecen. Ambas se relacionan con un elemento unificador, la forma de financiamiento de los medios masivos.
Los medios de comunicación en Chile se basan en el avisaje publicitario, todos los medios importantes se financian así, incluso los medios públicos (el caso más notable es Televisión Nacional de Chile). En la televisión específicamente, el financiamiento privado se establece con claridad a partir de 1975, año en que el Estado deja de aportar en las estaciones universitarias, a partir de ese momento las señales priorizan un contenido vinculado hacia el entretenimiento por sobre las temáticas contingentes, así se consolidó un modelo televisivo que se manejó incólume durante cuatro décadas, y es aquí donde nos queremos detener.
La televisión se ha enfocado en el entretenimiento, eso no es un misterio ni es un asunto negativo a priori, el gran problema es lo que la pantalla chica termina clasificando como “entretenimiento”, podemos mencionar ejemplos clásicos como los programas de concursos, producciones dramáticas y eventos deportivos, pero que en las últimas décadas está terminó se ha ampliado a asuntos vinculados a la vida íntima de las personas, e incluso otorgando elementos de diversión a tópicos contingentes y peligrosos como noticias relativas a la delincuencia. Es el largo eslabón de un género que puede clasificarse para todo.
El gran problema de posición de los medios sobre algunos hechos, o sobre el nivel de calidad en su contenido no necesariamente se relaciona con elementos políticos, sino con la la necesidad de financiar sus espacios a través de la venta de su programación, y ahí está el meollo del asunto. La necesidad hace el hereje dice el dicho, y eso convierte a los medios masivos como emisores de contenido poco valorable, de baja calidad o eternizando contenidos que pasan a ser recurrente en todos los canales, en todos los programas. Finalmente muchas veces uno no distingue que canal está asistiendo, porque sencillamente todos los canales emiten contenidos similares, solo cambian los animadores, sucede tanto en programas que se hacen llamar “culturales” asi como en matinales y noticieros.
El financiamiento ayuda a mantener a los medios en pie, pero es necesario tener claro que el excesivo financiamiento por parte de los agentes privados hace debilitar una óptima agenda de contenidos, sobre todo en el principal agente estatal de comunicación social que es TVN, es necesario un mayor compromiso del Estado en la contribución de un mejor sistema de medios en Chile y eso se traduce a través de un compromiso directo en el aporte fiscal a proyectos de comunicación comunitarios, pero también buscando fortalecer una red de medios públicos con el fin de entregar al país un contenido cultural y noticioso de excelencia para todos los chilenos, con total independencia ideológica y comercial, esto no significa generar medios parasitarios del fisco, pero debe ser primordial que los chilenos accedamos a un nivel superior de contenidos en la oferta que tenemos, sobre todo en el menú cultural y artístico que tanto hace falta, es un imperativo para construir una sociedad atenta a los cambios que rodean su entorno como un país que valora los elementos que hacen engrandecer la identidad nacional, creo que eso es el objetivo básico de una sociedad más cohesionada.