Para muchos ha sido el villano del año: Jamie Spears, el padre de la princesa del pop y quien posee la tutela de la artista con condiciones absolutamente abusivas, rompió el silencio y defendió su posición de seguir haciéndose cargo de la vida y la carrera de la cantante.
De acuerdo a lo informado por Billboard, el polémico progenitor “ha servido fiel y obedientemente como tutor de la herencia de su hija sin ningún defecto en su historial”.
Además, de acuerdo a su versión, la abogada Jodi Montgomery aseguró que lo llamó, argumentando que “parecía muy angustiada y expresó lo preocupada que estaba por el comportamiento reciente de mi hija y su salud mental en general”.
De acuerdo a Jamie, la profesional “explicó que mi hija no estaba tomando sus medicamentos de manera oportuna o adecuada, no estaba escuchando las recomendaciones de su equipo médico y se negó incluso a ver a algunos de sus médicos”.
Asímismo, se defendió de las palabras de la misma Britney, aseverando que ella se encuentra en la actualidad “enferma mentalmente”.
Los abogados del padre de la cantante expresaron en un documento que “A lo largo de su servicio como tutor, la única motivación del Sr. Spears ha sido su amor incondicional por su hija y un feroz deseo de protegerla de quienes intentan aprovecharse de ella”.
Dicha versión no es compartida por uno de los nuevos abogados que están a favor de Brit en la causa, Mattew Rosengart, quien postuló que su permanencia en la tutela “es contraria a los mejores intereses, salud y bienestar, y que su pronta remoción -o, al menos, su suspensión inmediata- es ‘crítica’ en esta coyuntura”.