No cabe duda que la televisión local está en transición. En todo sentido: La instalación de la Convención Constitucional, los cuestionamientos hacia las eternas fuerzas políticas que gobernaron durante treinta años, el estallido social de octubre de 2019, los escándalos de corrupción que terminaron en la más absoluta impunidad, una sociedad agobiada por la pandemia, la crisis económica, la pandemia y tantos otros factores.
Las señales de los últimos días han sido de un cambio. En medio de un mar de dudas, pero está la voluntad de reflejar a ese nuevo Chile. No al de la elite que se demostró en tres elecciones seguidas que está sobrerrepresentada, sino que al país en el que vivimos todos. Ese que eligió tener una nueva Carta Magna y que sea un lugar más justo para todos.
Sin embargo, la dirección de la pantalla local debe ser la correcta. Y podemos citar miles de ejemplos de cómo una industria se mimetizó con un prospecto distinto con éxito, pero solo uno ha sido el más resonante. Solo tres palabras anglosajonas lo reflejan: “Yes We Can”.
2008, la televisión norteamericana vivía una segunda ola conservadora que llegó tras los atentados a las Torres Gemelas. Pero el primer indicio de que algo debía cambiar si o si fue la llamada “Crisis Subprime” causada por el estallido de la burbuja inmobiliaria. Mientras tanto, las encuestas reflejaban que Hillary Clinton corría con cierta ventaja para ocupara la Casa Blanca. Sin embargo, directamente desde Illinois, irrumpía un senador que llegaba a la campaña con promesas de cambio y para romper los esquemas de gobernanza. Su nombre: Barack Obama.
Con un gobierno de George W. Bush absolutamente desacreditado, el afroamericano basó su campaña en dos palabras mágicas: “Cambio” y “Esperanza”. Así apareció en varios programas de la televisión local, incluyendo espacios de entretenimiento como el de Ellen DeGeneres. A todo lo anterior sumemos una canción basada en todos sus discursos creada por los artistas más conocidos de aquel entonces. Vamos, que Katy Perry y Lady Gaga vivían sus primeros meses dentro de la industria musical.
Y llegó el 4 de noviembre de 2008. Podríamos decir, a juzgar por los videos que se han subido en este último tiempo, que la movida de las grandes cadenas era transformar esa pelea por los votos entre Obama y el republicano John McCain en un espectáculo, de esos que nos suelen brindar los gringos. Katie Couric por CBS; Charles Gibson, Diane Sawyer y George Stephanopoulos (que tuvo un paso por el gobierno de Bill Clinton) por ABC y Brian Williams por NBC eran los maestros de ceremonias de una larga noche, que a diferencia de las dos ocasiones anteriores se resolvió temprano. El representante demócrata alcanzaba los 270 votos electorales y, en consecuencia, se transformaba en el nuevo inquilino de Avenida Pennsylvania.
20 de enero de 2009. Barack Obama se transformaba en presidente de Estados Unidos, en una ceremonia amenizada por Aretha Franklin en el Capitolio, pero que llegaría a su final por la noche, con el tradicional “baile presidencial” en donde se destacó la aparición de Beyoncé interpretando “At Last”. A partir de entonces, hubo una larga transición en la cajita yankee, esa que fue calificada como “boba” por Bill Clinton en 1996 pero que sabría afrontar con holgura situaciones muy complejas.
Muchos cambios de paradigmas ocurrieron durante esos cuatro años, renovados en 2012. Para empezar: La Comunidad LGBTQ+ que durante décadas fue objeto de burlas y marginaciones, comenzó a ser mirada como personas con derechos. Se desarrollaron muchas series que reflejaban la discriminación que hasta el día de hoy poseen, mientras que hubo otras que se posicionaron como “gay-friendly” como la multifamosa “Glee” o “The Big Bang Theory”. Asimismo muchos rostros no tuvieron miedo en expresar su homosexualidad con orgullo, como fue el caso de Anderson Cooper de la CNN.
Las mujeres fueron mucho más consideradas por la pantalla estadounidense, no solo con mujeres siendo valoradas como conductoras (Diane Sawyer en el noticiero de ABC, Savannah Guthrie llegando al “Today” y el elenco completo de “The View” y “The Talk”) sino llegando a grandes puestos dentro de las mismas estaciones. Por lo mismo, los casos de acoso sexual fueron duramente sancionados, como fue el caso del histórico conductor del matinal de NBC, Matt Lauer, o la resonante funa hacia Bill Cosby.
En consecuencia, el huracan de divas pop que la industria musical lanzó, tanto desde Disney (hablamos de los tiempos de Miley Cyrus, Demi Lovato y Selena Gomez) como por parte de los mismos sellos… Y volvemos al duo Perry-Gaga, quienes nunca dimensionaron lo importantes que iban a ser para el entretenimiento durante la década venidera. Y con ellas el poderío de Britney Spears y Jennifer Lopez, todas con un talento incuestionable y con generosas vitrinas en los lates, matinales y espacios de conversación. Claro, mientras acá se honraba la polémica, allá se premiaba al talento.
Por supuesto, todas las grandes cadenas se han acondicionado a esta nueva etapa en Estados Unidos… salvo la FOX. A través de su señal de noticias se mantuvieron tan firmes con el Partido Republicano como desde siempre, en muchos casos difundiendo noticias falsas o desvirtuadas contra Obama. Además, han florecido varios casos de acoso sexual contra las profesionales de dicha estación.
No cabe la menor duda de que la televisión de Estados Unidos reacondicionó su negocio, poniendo en primer lugar la dignidad de las personas por sobre todas las cosas, incluyendo las importantes cifras de dinero que hoy se capitalizan a través del streaming. Dichos nuevos ideales se mantuvieron en los cuatro años de Donald Trump y su cuestionable gestión, adoptando un tono crítico (a pesar de las declaraciones de Leslie Mooves, expresidente de CBS, que dijo que si bien el empresario no era bueno para el país si lo era para su negocio televisivo, dichos que envejecieron mal en el asalto al capitolio) y un compromiso con la democracia y el debido proceso, lo que se vio desmintiendo la falsa acusación de fraude electoral.
Una lógica que en Chile, cuyas encuestas revelan que ha contribuido a la polarización más que cualquier otro medio, se debe seguir al pie de la letra.