Uno de los importantes temas de conversación que se han lanzado en este humilde sitio que fomenta la crítica responsable en torno a la televisión y las figuras que lo componen es el extremo cuidado que deben tener cada uno de los canales al fabricar ídolos, sobre todo en estos tiempos.
Los realities de Mega, si bien no los veremos por un largo y buen tiempo, igualmente dejaron para la posteridad una serie de personas con una conducta y calidad humana más que cuestionable. Muchos de ellos fomentaron el individualismo y la violencia en los jovenes que veían esos programas, por lo que sería un peligro extremo que siguieran los mismos patrones de personalidad que las gentes a las que decidieron seguir.
La pandemia ha reafirmado la mala praxis de las llamadas “divas de la telebasura”, las cuales han estado en varias polémicas relacionadas puntualmente con negacionismo, no querer vacunarse y por realizar fiestas clandestinas sin respetar aforo, ni distanciamiento físico, ni toques de queda.
Es el caso de Ignacia Michelson, exparticipante de “Resistiré”, quien en dos ocasiones ha sido parte de desatinadas actuaciones en estos complicados tiempos: En diciembre del año pasado fue una de las asistentes al polémico encuentro ilícito realizado en el Espacio Broadway, que terminó con una estampida masiva cuando llegaron fuerzas policiales a intentar llevarse detenidas a las personas.
Pero la irresponsabilidad no concluyó ahí, ya que hace algunos meses reincidió en su actuar organizando un cumpleaños masivo, haciendo caso omiso de las disposiciones del Minsal y las autoridades competentes. Lo peor es que uno de sus amigos y organizadores, al ser cuestionado por “Bienvenidos”, se fue a la defensiva y terminó burlándose del matinal de Canal 13 por su próxima salida del aire. Bueno, quiere ser parte de la farándula dura, ¿esperaban algo distinto?
Más recientemente, la máxima ídola de la televisión violenta también reconoció su irresponsabilidad. Oriana Marzoli, quien ha estado en los primeros tres teleencierros de la cadena del Grupo Bethia, confesó que se contagió de COVID-19 debido a que no quiso vacunarse.
Además admitió que se juntaba con personas, incluso que dieron positivo con el virus. “Pensaba que era por tanta fiesta que me he pegado, porque he hecho lo que me da la gana, para qué engañarnos”, reconoció casi en tono de arrepentimiento.
Estos desatinados actos terminan haciéndonos reflexionar en torno a cómo los medios televisivos fallan en cuanto a proyección de nuevas figuras para el espectáculo. Queda más que claro que la televisión local, así como apartó a un lado a los músicos nacionales y extranjeros, dedicó energías, pantalla y hasta presupuestos millonarios a fomentarlos como figuras que toda la juventud debería adorar, sin importar su cuestionable calidad humana, la cual se refleja en estos días difíciles.
Hoy por hoy, cada uno de los canales debe tener sumo cuidado en las gentes a las que suelen dar tribuna. En algunos casos podemos encontrarnos con reencarnaciones de Hitler y las televisiones no se darán cuenta, para cumplir su afán de entretener sin mediar las consecuencias de lo que transmiten. Sino, pregúntenle a los brasileños, que normalizaron los discursos de odio a través de diversos programas y terminaron quizás en una situación lamentable.