Durante el presente fin de semana, La Red, envuelto en un profundo cambio editorial, ha trasmitido por primera vez para la televisión abierta en Chile el documental La batalla de Chile del realizador Patricio Guzmán, el filme grafica los últimos meses de la Unidad Popular y parte de los acontecimientos sucedidos luego del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, La batalla de Chile es considerado uno de los materiales más valiosos para entender la sociedad chilena en los meses previos al quebrantamiento de la institucionalidad democrática chilena.
Durante años la divulgación de este material estuvo en boga por amplios grupos de la izquierda chilena, sobre todo la presión estaba dirigida hacia Televisión Nacional de Chile, que por su rol de estación pública tenía el deber de transmitir esta película, por su trascendente rol histórico. Durante los 31 años en que el país ha retornado su normalidad institucional este documental nunca se divulgó por la televisión abierta a pesar de su inobjetable valor histórico, y a raíz de aquello se han divulgado una serie de teorías, algunas más plausibles que otras en la negación de nuestras estaciones abiertas y su negativa al aceptar la transmisión de este material.
Lo que queda totalmente claro en el contenido del documental, es que a pesar de su valioso contenido histórico, La batalla de Chile es un material que divulga sólo una perspectiva de la profunda crisis política y social que experimentaba el país por aquellos años, no podemos tomar a este documental como una demostración total y absoluta de los hechos acontecidos en el país durante la Unidad Popular, pero a la misma vez grafica la fuerte adhesión popular que el gobierno de Allende aún levantaba en importantes sectores de la sociedad chilena, en fin, lo que evidencia el documental era un país profundamente dividido, tanto en objetivos como en la visión global de la sociedad.
¿Era necesario esperar tantos años para que esta película se divulgará a un amplio espectro de chilenos? Todo parece que no, el valor de La batalla de Chile no está radicado en el objetivo ideológico del film, sino en el gran apoyo audiovisual que constituye la reproducción de manifestaciones sociales durante estos años. Al ser una visión parcializada de la sociedad chilena, lo que habría sido aconsejable para quien divulgara el material era indicar que esta es solo parte de las múltiples miradas que existían, y siguen existiendo, sobre los factores que determinaron el quebrantamiento de la democracia en Chile. No podemos presentar, sobre todo a las generaciones que no presenciaron la crisis de 1973 que lo mostrado por La batalla de Chile es una visión total y objetiva sobre el país de aquellos años, aquello provocaría desvirtuar el estudio histórico de estos hechos, con todos los factores que este episodio implica.
Más allá de la exhibición de este documental, queda en evidencia que a pesar de la crisis que vive la televisión abierta en Chile, aún tiene el poder de imponer pautas y ritos, durante esta semana ha sido tema de conversación profunda esta transmisión, y en vistas al primer día de emisión del film, la sintonía ha sido más que favorable. A pesar de que La batalla de Chile se podía encontrar fácilmente a través de Internet, el peso que este material se divulga al gran público público a través de la televisión abierta manifiesta la importancia que aún perdura de este medio, su relevancia de generar pautas de manera simbólica para una porción de chilenas y chilenos.