¿Sabe? No tuve un buen fin de semana, y es que me quedaron dando vuelta en la cabeza muchas, muchísimas cosas. Algunas que no puedo revelar en este espacio, pero sí que una de ellas fue la lamentable imagen que un grupo de personas, en un arranque de patético patriotismo, se dedicaron a quemarle las pertenencias a un grupo de inmigrantes venezolanos.
Sin embargo, un hecho puntual me hace seguir irritado en esta hora en que se realiza esta editorial: El silencio de los canales de televisión de largo alcance al respecto. Y no solamente eso, sino que la transformación de la xenofobia en un grotesco espectáculo.
No todas las opiniones tienen el mismo peso, sin embargo, el hecho de que el matinal de Chilevisión haya tratado con total liviandad y sin ningún tipo de contraste las palabras de un grupo de vecinos nortinos, quienes hablaban incluso de que el país debe “salirse de la ONU”, me parece sencillamente terrible. Daña la imagen del espacio líder de su horario y además proyecta una sensación de extrema violencia contra personas que no tienen la culpa de las malas decisiones de su gobernante.
Y es ahí donde me acordé de la actitud de las grandes cadenas norteamericanas apenas se supo del crimen racial por parte de la policía de Minneapolis contra George Floyd, en un hecho que motivó grandes protestas en repudio: Condenaron abiertamente el suceso a través de comunicados subidos en sus redes sociales, reivindicando a dicha comunidad y financiando iniciativas contra la discriminación. Acá solamente La Red ha estado encabezando una campaña para donar elementos a los niños que huian de una crisis y se encontraron con la ingratitud.
El resto, nada. Ni una sola palabra, como cantaba Paulina Rubio. Usted dirá que “los canales tienen su respectiva línea editorial y ellos deciden qué transmiten o qué apoyan”. La FOX es más republicana que invadir Medio Oriente e igual fueron parte del repudio masivo contra los uniformados que dieron muerte a Floyd. ¡Si hasta cancelaron “COPS” luego de la protesta!
No sabemos si acá los ejecutivos quieren quedar bien con Dios y con el diablo, aunque eso tenga como precio no adoptar una posición clara y de una sola línea acerca de los hechos que pasaron en el norte del país. Pero en situaciones como esta es imposible ser neutral. Los ejecutivos de los canales estadounidenses así lo tienen claro, ya que dentro del elenco de sus series y programas, de su planilla de empleados e incluso de las cúpulas de cada una de las estaciones, se encuentra gente afrodescendiente. Incluso en el interior de las mismas televisiones chilenas está gente extranjera. No es justo que tengan una actitud blanda ante estas cuestiones, es una falta de respeto hasta a los mismos televidentes que día a día ven sus programas y que, al comenzar la semana, se encontraron con una seguidilla de faltas de respeto.