El sexto capítulo del programa “Los 2000, un zapping al pasado”, conducido por Tonka Tomicic y Emilio Sutherland, se centró en los grandes hechos que marcaron al año 2006.
Entre ellos estuvo la histórica elección presidencial de ese año y la posterior asunción de Michelle Bachelet como la primera mujer presidenta de Chile. Al respecto, Ricardo Lagos recordó el cariño que la gente le empezó a tener a su entonces ministra de Salud, cuando al asumir él le dio sólo 90 días para acabar con las colas en los consultorios.
“Mucha gente se me acercaba y me decía ‘presidente, no la vaya a echar, pobrecita, si está haciendo lo que puede’. Algo había que conectaba muy bien con la ciudadanía para que se acercaran al presidente a decir que no la eche”, dijo el ex presidente sobre Bachelet, a quien posteriormente nombró ministra de Defensa.
La carrera presidencial de 2006 empezó a fraguarse dos años antes, cuando tanto Bachelet como Soledad Alvear fueron relevadas de sus funciones como ministras para iniciar sus candidaturas. Tarde o temprano, el carisma de la exministra de Defensa la hizo la favorita en las encuestas y obligó a Alvear a salirse de la carrera. “Soledad Alvear venía trabajando hace mucho tiempo la idea de poder ser candidata presidencial. Irrumpe Michelle Bachelet como lo que ella es, con la simpatía, con este carisma (…) Y nosotros vivimos el dolor de tener que ver cómo Soledad Alvear daba un paso al costado de la candidatura presidencial. Nosotros éramos parte de su comando y no lo supimos hasta que lo escuchamos por la radio, esta decisión”, recordó la senadora Yasna Provoste.
“Esos encantos efectivamente a veces pueden cuajar. Yo creo que le sorprendió a todo el mundo, todos creíamos que la próxima presidenta iba a ser Soledad Alvear. Yo creo que ella supo interpretar muy bien los momentos, los tiempos, y además a ella le salía totalmente natural”, opinó al respecto la alcaldesa de Providencia Evelyn Matthei.
Según contó la periodista Alejandra Matus, el impacto social de que una mujer liderara la carrera presidencial fue enorme. “Entrevistaban a las niñas y ellas decían que podían soñar con ser presidentas, astronautas, científicas y matemáticas. O sea, se abrió una puerta que estaba cerrada (…) Me acuerdo que (para el cambio de mando) yo estaba en mi casa mirando la tele y lloré. No sé si nos hemos dado cuenta de lo importante que fue que una mujer llegara a ese cargo”, dijo.
Para la periodista y actual constituyente Patricia Politzer, una constante durante el gobierno de Bachelet fue el machismo del que fue víctima. “Yo creo que Michelle Bachelet fue una adelantada. Tanto su liderazgo como su visión de país hoy en día serían totalmente normales (…) Recuerdo haber estado con distintos hombres del mundo político y empresarial, y se referían mucho a su simpatía y a su carisma. Y cuando yo empezaba a contarles de su currículum empezaban a quedarse con la boca abierta”, recordó.
“Las crónicas de los días antes y después del cambio de mando hacían referencia a los excelentes currículum que tenían los ministros hombres, sin embargo en las mujeres se hablaba de lo elegante que era la ministra de Vivienda Patricia Poblete, y se criticaba fuertemente a la ministra de Salud Soledad Barría porque ni siquiera se había teñido las canas para el cambio de mando”, agregó.
“Yo siempre creí que Michelle Bachelet fue víctima de machismo (…) Fue infinitamente mejor presidenta, no gobierno, mejor presidenta que los demás”, agregó Marco Enríquez-Ominami.
Iván Valenzuela concordó con el diagnóstico, señalando que “antes de que la palabra patriarcado se volviera de uso común, es una mujer que no andaba denunciando el machismo: lo sufría, y vaya que lo sufría”. Y a la hora de evaluar su gobierno, dijo que claramente simbolizó un cambio.”Si el gobierno de Ricardo Lagos había pasado del Chile pacato al Chile de Tunick, Michelle Bachelet cristaliza que hay cosas que no volverán a ser iguales. Y vaya que no volvieron a ser iguales”, dijo.
Otro importante hito de ese año fue la muerte de Augusto Pinochet, el 10 de diciembre de ese año, tras una sorpresiva descompensación. “Yo tuve la oportunidad de estar con él una hora y media antes de que falleciera. Y yo ese día a mediodía lo vi sentado, leyendo el diario y muy bien”, recordó el senador Iván Moreira.
“Era la muerte de un símbolo. Yo crecí escuchándolo hablar todos los días de mi vida en las noticias. Ese sonsonete, esa manera de hablar, esos conceptos, la denostación a los políticos”, recordó el periodista Iván Valenzuela.
Para el ex presidente Ricardo Lagos, en tanto, la muerte del ex general fue un cierre de algo, pero que lo dejó con gusto a poco. “Yo estaba en Caleu, preparándome para un asado, y me avisan que falleció Pinochet. No sentí nada, es una figura del pasado. Lamenté que Ricardo estaba de vocero (…) Si usted me pregunta a mí, yo habría preferido que recibiera una condena, obviamente. E inmediatamente, y en mi gobierno, que se hiciera justicia, a quién no le gusta decir eso. Pero ojo, hay que saber lo que corresponde a un gobierno y hay que saber lo que corresponde al poder judicial”, dijo.
El tercer gran hito de ese año fue la movilización de estudiantes secundarios, llamada “revolución de los pingüinos”, que desde abril de 2006 pusieron en jaque al recién asumido gobierno de Michelle Bachelet con demandas de mejoras a las condiciones de los escolares chilenos. “Fue la primera revuelta de escolares, de movilizaciones estudiantiles masivas, que tuvo Chile desde el regreso de la democracia”, definió el ex dirigente estudiantil y actual constituyente, César Valenzuela.
“Lo grande como tema era la calidad de la sala de clases. O sea, cómo tú veías las diferencias entre la gente como nosotros, que sin tener plata éramos privilegiados por ir a un colegio emblemático, como el Instituto Nacional, el de Aplicación, el Lastarria”, explicó Julio Isamit, ex dirigente estudiantil y actual ministro de Bienes Nacionales.
Entre las reclamaciones de los estudiantes estaba la derogación de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), el fin de la municipalización de la enseñanza, la reformulación de la jornada escolar completa, la gratuidad de la PSU y del pase escolar. Además se incluyó la paralización de más de 400 establecimientos, principalmente en el paro general del 30 de mayo, donde fue muy criticada la represión policial.
“Sin duda, creo que fue la primera prueba de fuego para un gobierno, cualquiera que sea, hacerse cargo de unas movilizaciones masivas que no habían ocurrido. La mayor preocupación era que esto no fuera a terminar en un joven o estudiante atropellado por un bus policial, o dañado por una lacrimógena, como hemos visto últimamente. Cuando tuviste un mes de movilizaciones, de estudiantes en miles y miles en todo el país, y no hay una sola víctima que lamentar, y los casos de abusos policiales son mínimos, me parece que la forma de encararlos fue adecuada. Cuando lo comparo después con chilenos tuertos, que perdieron la vista, abusos. Todo se puede hacer mejor, no me cabe ninguna duda, pero creo que mirándolo desde ahora para atrás me parece que fue una buena manera de encararlo”, señaló Ricardo Lagos Weber, entonces ministro Secretario General de Gobierno.
“El liderazgo de Michelle Bachelet es totalmente diferente al liderazgo de Ricardo Lagos. Yo colaboré con los dos, día a día. Lagos es un papá, Michelle Bachelet es una hermana mayor”, opinó al respecto Francisco Vidal, quien al año siguiente ocupó esa cartera.
El conflicto se resolvió cuando, en julio, la presidenta pidió la renuncia de los ministros del Interior, Andrés Zaldívar, de Educación, Martín Zilic, y de Economía, Ingrid Antonijevic. La nueva ministra de Educación, Yasna Provoste, fue la encargada de retomar la negociación con los dirigentes estudiantiles.
“Eran demandas propias de los movimientos estudiantiles. Había mucho fundamento detrás de eso, y eso es algo que nosotros como sociedad tenemos que sentirnos muy orgullosos, y lo mismo con posterioridad en el movimiento universitario. (Para solucionarlo) Fue con mucha conversación, bien agotadora a veces, eran largas, intensas. Y además con un trabajo muy serio, con un itinerario que fijamos con ellos (…) Yo creo que todos sentíamos mucho orgullo, para decirlo no desde mi rol de autoridad, sino como ciudadana, cuando escuchábamos a nuestros jóvenes, la manera en que hablaban y se expresaban”, recordó Provoste.
“Considero la revolución pingüina como el momento más glorioso de la década del 2000, porque es un reclamo que no se ha repetido muchas veces en nuestra historia, de seres humanos que pelean por los que vienen detrás de ellos”, opinó por su cuenta Marco Enríquez-Ominami.
“Los pingüinos son el primer gran síntoma de que se está terminando el período concertacionista (…) Es una generación hija completamente de la democracia, crítica de la democracia que se ha construido. De alguna manera es el primer episodio de lo que termina siendo el estallido social”, concluyó el periodista Patricio Fernández.
Pero el programa también tuvo tiempo para repasar hitos de la cultura popular de ese año, como por ejemplo, la histórica presentación de Daddy Yankee en Viña del Mar, que consolidó al reggaetón como el género musical del momento.
Al respecto, varios entrevistados concordaron en que, a pesar de que el reggaetón fue un gran aporte a la música y a la cultura al transparentar la sexualidad juvenil, eso vino también con algunos vicios. “Creo que la única cosa que yo le cuestionaría al reggaetón, sobre todo a cierto reggaetón que se dio en Chile, es una vinculación media misógina”, opinó al respecto Jaime Coloma.
“Si uno analiza las letras, muchas de ellas hoy son impresentables. Letras de patriarcado, de violencia incluso”, agregó el periodista musical Freddy Stock.
Además el programa abordó la millonaria venta del jugador de Colo-Colo Matías Fernández al Villarreal de España, que terminó en un desempeño decepcionante de parte de “Matigol”.
Como es costumbre, el programa logró posicionarse entre los temas más comentados en redes sociales, con el hashtag #Los2000 ubicándose en el top ten de los TT de Twitter.