Desde el 18 de octubre de 2019 las placas tectónicas que formaban al país se modificaron de manera radical, lo que hizo que las bases que se habían constituido al país por décadas comenzarán a cambiar, y con ello se ha presionado para que los diferentes grupos de presión pública interpretaran tales cambios.
Los medios de comunicación de nuestro país, sobre todo la televisión fueron vapuleados por su supuesta visión parcializada y sesgada de los hechos posteriores al estallido social, vinculandolos con hechos de delincuencia simples, y dejando en segundo lugar a las demandas ciudadanas. Han pasado dos años de estos eventos, y desde esta visión en particular algo ha cambiado en la industria televisiva chilena en torno a la interpretación de los cambios que el país experimenta.
Tal vez uno de los mejores ejemplos ha sido la canalización de la demanda del retiro de los fondos previsionales, acontecido debido a las entonces insuficientes ayudas sociales desplegadas por el gobierno central para mitigar los daños económicos de la pandemia. La televisión, a diferencia de los primeros días del estallido, cumplió con un papel difusor de las demandas ciudadanas, transformándose en un eslabón principal para el amplio apoyo ciudadano a esta medida. A través de los matinales-que de facto pasaron a ser los eslabones de estas estaciones-se incentivó la atención ciudadana para canalizar esta demanda mostrando ejemplos claros para trasladar a la opinión pública sobre la necesidad de tal retiro, también ayudó la simpatía pública a tal propuesta emanada por los propios conductores de estos espacios.
Entrando ya a la discusión del cuarto retiro, y en aras que las ayudas sociales han aumentado de manera notable en estos últimos meses, es necesario preguntarnos sobre la necesidad de seguir extendiendo tales retiros, en desmedro de una situación económica y sanitaria ostensiblemente mejor que en el primer semestre de 2020, y con efectos claros a índices económicos que afectan directamente al bolsillo de las familias, como es la inflación. La televisión nuevamente abre espacio a largas discusiones sonre este tema, otorgando espacio a visiones favorables como detractores de esta medida polémica (pero a la vez altamente popular), el tema radica sobre la misión que tiene hoy la televisión de transmitir los anhelos de la ciudadanía, pero a la vez alertar sobre los posibles peligros de una espiral inflacionaria.
Muchos de los lectores esperan que yo postule una visión sobre la acción que deben tomar los medios (en este caso la pantalla chica) sobre el tratameniento de este tema. Pero me veo en la encrucijada de ponerme en una situación que puede ser impopular al corto plazo, que significa que la televisión tenga que ser severo al alertar sobre los peligros de una nueva inyección de circulante dentro de a economía, se que esto significa que la televisión tome una visión editorial sobre estos hechos, pero esto abarca mucho más que una cobertura en específico.
El tratamiento a la cobertura de lo recientes hechos delicuales acontecidos en el segundo aniversario del estallido también puede ser motivo de ejemplo. A diferencia del 2019, donde una amplia mayoría se movilizó pacíficamente para pedir cambios (aunque com eventos de insólita violencia, como el incendio al Metro), gran parte de los hechos de este 18 de octubre generaron grandes daños al patrimonio público. Algunos esgrimieron que la televisión nuevamente cayó a los males de los primeros días del estallido, pero ¿no podemos cerrarnos los ojos ante hechos de inobjetable violencia y destrucción? ¿como podemos equilibrar manifestaciones cada vez menos pacíficas con saqueos masivos y la destrucción permanente de fuentes de trabajo? ¿cómo hoy podemos canalizar el “nuevo Chile” sin dejar de identificar las consecuencias del vandalismo?
Sobre todo, la televisión hoy vive un momento de indefinición, sobre todo generado por el espontáneo escrutinio público que provoca la inclinación de estos medios sobre los hechos públicos. ¿Cual será el límite de estos medios en mantener una posición cercana a la opinión pública, sin expresar las verdaderas inquietudes de sus controladores? Este será el dilema que veremos, sobre todo en el proceso político que el país vivirá a partir de estos meses, será el tiempo de ver los reales límites que estos medios tienen al presentar los hechos sociales.