Anoche en un nuevo capítulo de “Los 5 mandamientos” dos grandes actores se reunieron a conversar, cantar, bailar y reír junto a Martín Cárcamo. Se trata de Bastián Bodenhofer y Elena Muñoz, quienes partieron explicando que son amigos desde siempre porque se conocieron como compañeros de la escuela de Teatro de la Universidad Católica.
Según contaron, la primera impresión de Elena sobre Bastián fue: “Él era guapo guapo guapo, súper talentoso porque tocaba saxo, se vestía choro, porque venía de Europa. Pero igual era tímido”. En tanto, Bastián dijo sobre Elena: “La Nena era como la exótica matea. Como que se diferenciaba del resto. Muy simpática, siempre muy alegre”.
Elena, proveniente de una familia clase media pero conservadora, fue buena para actuar desde siempre. “Yo quería tener una bicicleta, pero no teníamos plata para una bicicleta, entonces todos los días me ponía en la puerta de la casa y ponía cara de pena. Y yo decía que algún día iba a pasar un rico o una rica e iba a decir ‘¿Qué le pasa niñita?’ ‘Es que quiero tanto tener una bicicleta’, y me iba a regalar una bicicleta. El problema era que los ricos pasaban en auto, entonces nunca me ofrecieron nada”, contó sobre su infancia.
Por el conservadurismo de su familia, confesó, tuvo problemas familiares cuando le dijo a sus papás que quería estudiar Teatro. “Yo en el colegio era pinochetista. Venía de una familia de derecha (…) Yo dije que iba a estudiar Teatro desde que entré al colegio, así que siempre supieron. Trataron de seducirme, pero me iba súper bien en el colegio, y el tema siempre fue ‘Pero con ese puntaje…’. Yo salí del colegio con promedio 6,8 y postulé en el primer lugar de la escuela de Teatro”, contó.
Según narró, fue muy difícil para ella acostumbrarse a algunas de las cosas que hacen los actores, como las escenas de desnudos, por ejemplo. La única que le tocó hacer en su carrera fue para la película “Imagen Latente”, de Pablo Perelman, precisamente junto a Bastián. “Yo me acuerdo cuando me pasó el guión Pablo yo le pregunté qué se me va a ver, y él me decía que no se me iba a ver una pechuga ni nada, pero tenía que estar en pelota para que se viera el costado (..) Estaba tan nerviosa, tan nerviosa, que me manché entera, manchas en la piel, entonces hubo que maquillarme. ¡Lo pasé pésimo!”, contó.
En tanto, la infancia de Bastián fue mucho más compleja, pues se crió en Francia, donde llegó a vivir a los 8 años, en 1969. “Llego con mi mamá, Leni Alexander, una gran compositora de música contemporánea que se ganó una beca importante, la Guggenheim, y decidimos quedarnos a vivir allá”, contó, y se refirió al trauma que le significó la dura educación francesa de la época, basada en el abuso físico.
“Me puso en una escuelita en el primer barrio donde vivimos en París. Esto era en plena enseñanza victoriana, que existía aún en Francia. El primer día estábamos en el recreo antes de volver a clases, yo me sentía perdido, no hablaba francés, y me hice altiro amigo de un hijo de portugueses. Entonces mientras subíamos a clases nos tomamos la mano para apoyarnos el uno con el otro. Entramos y el profesor nos dice ‘Es absolutamente imposible, no pueden tomarse de la mano’. Y andaba con un estuche como de flauta, lo abre y eran tres varillas. ‘Elige una varilla’, me dice, había una más delgadita, una mediana y una gruesa. Yo elijo la delgadita, y los compañeros se ríen. ‘Pon las manos así’, me dijo, y ¡PAF PAF PAF!, a mi compañero también. Las torturas en esa época eran impresionantes”, contó.
Pero esto no se quedó ahí. “Le dije a mi mamá y me cambió de colegio, me puso en otro… pero era peor. Te agarraban de las patillas y te levantaban, y tenían unas reglas metálicas y te pegaban en los dedos, o sino había que arrodillarse con los pantalones arremangados sobre la regla contra la pared. Eran torturas. Hasta el 72, cuando cambió el sistema educacional, me habían cambiado a 5 colegios, mi mamá iba a hablar con los directores y ellos asombrados ‘Qué extraña es usted, señora. A nosotros las madres nos piden que castiguemos a sus hijos'”, narró.
Cuando cambió el sistema educacional francés en 1972 fue un cambio no menos violento, según contó. “Fue una venganza tremenda a nivel nacional. Los cabros más matones esperaban a los profesores que el año pasado castigaban, y les sacaban la cresta. Yo tenía otras tácticas, estaba en un grupo menos violento. Recolectábamos mojones de perro, porque París era en esa época la ciudad de los perros, y antes que llegara el profesor embadurnábamos su escritorio con caca de perro, entonces él llegaba y no podía hacer la clase”, contó.
Todo eso mientras el joven Bastián se formaba como músico, por la influencia de su madre. “Yo empecé a estudiar clarinete a los ocho años, me dijeron ‘Escoge: piano o clarinete’ ‘Clarinete’ ‘Ya, estudia’, y conservatorio altiro”, dijo.
Una vez retornado a Chile, y estudiando en la universidad, junto con Elena empezaron en las teleseries a inicios de los 80. “Nuestra principal fuente de trabajo cuando estábamos en la escuela era Teleduc. Nosotros le decíamos ‘Telelucas’, porque pagaba a luca la citación. Para nosotros era súper importante, en esa época el dólar estaba a 39, yo arrendaba una pieza en $3500 mensuales”, contó Bastián sobre sus inicios en la TV.
Pronto, Bastián alcanzaría su mayor fama con teleseries como “Ángel Malo”, una de las más recordadas producciones de los 80. Especialmente por su emotivo final donde la protagonista, Nice (Carolina Arregui), muere en el hospital después de dar a luz. “Óscar Rodríguez fue muy hábil. Generalmente uno graba 20 o 30 escenas diarias en una teleserie, pero esta fue la única escena que se programó ese día . Se armó la coreografía de la escena, cosa que cada técnico supiera exactamente lo que iba a pasar. Y cuando ya estaba todo listo, Óscar nos dijo a nosotros dos ‘Acompáñenme’, y nos llevó a una pieza donde había preparado una compilación de las escenas de momentos lindos de los personajes. Todos los buenos momentos de ellos como pareja, cosa que los dos estuviéramos con el recuerdo de los momentos lindos. Y grabamos, y salió a la primera”, contó Bastián sobre la grabación de la escena.
Otra recordada teleserie suya fue “¿Te conté?” (1990), y también ahí pasó algo interesante sobre el final de su personaje, el no vidente Leo. “El guión original era de Cassiano Gabús Mendes, y era maravilloso. En él, después de la operación Leo veía y le cambiaba la vida”, contó el actor.
“En esa época llegaban miles de cartas al canal y también muchos llamados telefónicos. Tuvo mucho éxito mi personaje, me tocó ver muchos casos de señoras muy emocionadas que me decían ‘Le agradezco tanto su personaje, somos una familia muy humilde, mi hijo es cieguito, pero ve la teleserie, y su personaje le ha servido tanto porque ha estado aprendiendo de usted, agarrando confianza, se ha atrevido a salir a la calle, incluso encontró una pega, igual que su personaje’ (…) Cuando veo que en el capítulo final dice ‘Leo ve’, lo encontré complicado, en honor a todas estas familias que nunca iban a tener la posibilidad económica de operar a sus hijos o hijas. Entonces se lo planteé a Óscar Rodríguez, director, y a Ricardo Miranda, jefe del área dramática en aquel entonces, y les dije: ‘No sé qué piensan ustedes, pero yo creo que no debería volver a ver’. Y en sí Leo es un personaje sólido, que ha logrado en su vida ser independiente, salir adelante, y ya po, hizo el intento, no le resultó, y puede seguir siendo feliz igual. Por lo tanto, se cambió el final”, reveló.
Bastián y Elena colaboraron juntos finalmente en 1987 en la producción de TVN “Mi nombre es Lara”. Según relataron, la teleserie fue un fenómeno tan grande que incluso permitieron una fuga cuando el 7 de agosto de 1987 el miembro del FPMR, Sergio Buschmann, junto a otros tres reclusos, se fugaron de la cárcel pública de Valparaíso. “Yo me enteré muchos años después cuando le hacen una entrevista a Buschmann en el diario, y él dice que cuando se fugaron de la cárcel le pusieron ‘Operación Lara’, porque se arrancaron cuando todos los gendarmes veían ‘Mi nombre es Lara'”, contó Elena.
Adicionalmente, Bodenhofer enseñó a Martín algunas de sus técnicas de actuación que enseña a través de sus clases en Instagram, como la forma correcta de llorar, de reírse, de caerse o de pegar y recibir un puñetazo. En tanto, Elena recordó cómo fue grabar una película en plena pandemia, la comedia “Un loco matrimonio en cuarentena”, realizada vía zoom.
“Los 5 Mandamientos”, de lunes a miércoles a las 22:30 horas por Canal 13.