La Franja Política, sencillamente, da para todo. Desde momentos bastante creativos, sketches graciosos y otros no tanto, así como también de cargada emotividad. Sin embargo, el espacio diario y gratuito que los canales de televisión abierta ofrecen a regañadientes a los distintos comandos según lo dispuesto por el CNTV no está exento de polémicas, estas últimas las cuales han estado directamente relacionadas con la difusión de falsedades e imagenes que no corresponden a lo que se quiere transmitir.
En primera, durante esta semana en este sitio usted conoció con lujo de detalle que José Antonio Kast habló en una de sus particulares alocuciones -esa en donde no se consideraba “extremo” por defender la familia y los valores- acerca del conflicto mapuche, sin embargo como apoyo usó una imagen de una protesta que no fue ni de este año, ni que tampoco ocurrió en Wallmapu: Sucedió en 2019, en Quilpué, bastante lejos al norte de los territorios en conflicto.
Por otro lado, si hay una propaganda realmente tóxica es la de la UDI: A su fijación in extremo por la figura de Gabriel Boric (quien es el cuco a proyectar), se le suma la reiteración de la mentira de que en la Convención Constitucional se propuso cambiarle el nombre al país, así como modificar el himno oficial y la bandera de nuestra nación. A pesar de que hubo sitios de fact-checking que dijeron en varias oportunidades que eso era falso, igual se repitió una y mil veces tanto en el espacio del gremialismo como en el del candidato ultraderechista.
Tuvo que llegar una chequeadora que se dio el trabajo de analizar con lujo de detalle las discusiones en el hemiciclo del Ex-Congreso Nacional con Inteligencia Artificial para certificar que no se puso el tema sobre la mesa. Incluso se difundió a través de La Segunda con un eufemismo para no dejar mal parada a Ena Von Baer, una de las promotoras de esa mentira.
Desde luego que más atrás tenemos los errores en gráfica de Eduardo Artés o la venta de Moringa de Franco Parisi, pero eso no es sustantivo al lado del peligro que es que los televidentes de la pequeña pantalla estén expuestos a falsas informaciones sin el debido contraste ni la aclaración. De hecho, el CNTV ya dijo que no tiene atribuciones para intervenir en los programas de las Franjas, aún cuando se transmita una falsedad. Es ahí donde se hace necesaria la figura del “derecho a réplica” que se puede usar en Brasil y que el Tribunal Superior Electoral otorga para desmentir un ataque o calumnia de una campaña.
Por ahora, estaremos ante la Franja más tóxica que jamás hayamos visto, solo superada por la Franja del Sí en 1988. El mismo nivel de virulencia, ataque y de injurias por la televisión nacional, sin que nadie sea capaz de poner freno. ¿Y si nos encargamos de desmentir todo en las campañas de los candidatos? ¿Y si vamos a votar el 21 de noviembre para que la razón se imponga por sobre el miedo, la amenaza, el odio y la violencia?