La industria televisiva nacional vive un momento de especial consideración, al acercarse la fecha trascendente de las elecciones generales se ha evidenciado cada vez más el juzgamiento público de los contenidos editoriales de este medio en cara de este trascendental proceso electoral. Este fenómeno alcanza niveles cada vez mayores en consideración a la mayor verticalidad en las relaciones públicas, lo que genera que el cuestionamiento hacia este medio no se limita a las opiniones privadas, sino que estas pueden canalizarse a través de un gran público, como es el caso de las redes sociales.
Pues bien percibimos de manera clara como hay una nueva presión que involucra el contenido que expresan estos medios de comunicación, aquí delimitamos una nueva era en torno a la respuesta pública de lo emitido por estos canales ya que la esfera de las presiones hoy se han traspasado al cariz ciudadano, a diferencia de los grupos de presión clásicos que tenían incidencia en los contenidos editoriales, como eran la empresa privada (a través de los avisadores), los gobiernos, partidos políticos y credos religiosos. Todos los grupos enumerados anteriormente ya no influyen de la manera que si podían tener hasta hace unas pocas décadas atrás. El ejemplo claro de esto último fue la respuesta pública que esgrimió La Red en el pasado mes de septiembre cuando la empresa alimenticia Carozzi dejó de auspiciar en la estación de avenida Quilín al transmitir el documental La Batalla de Chile.
Esto no significa que la presión pública sea positiva per se. Durante el estallido social, y en respuesta al contenido parcializado que transmitían estos medios, grupos de manifestantes llegaron a las inmediaciones de los canales para hacer público este repudio, algunos tratando de linchar a periodistas y funcionarios de las estaciones, cosa que se repitió durante las manifestaciones masivas, donde muchos canales dejaron incluso de cubrir de manera propia estos hechos. Estimamos altamente necesaria la crítica ciudadana a los contenidos emitidos por las televisoras, este sitio y esta columna forman parte de los grupos de personas que sentimos que la televisión chilena aún está a medio camino de ofrecer contenidos transparentes y libres de influencia de gobiernos y grandes intereses económicos, pero esta posición crítica no puede nunca expresar de manera positiva, sino todo lo contrario, hechos que buscan que mediante el linchamiento, la “funa” y finalmente la violencia modifiquen los contenidos editoriales de los canales de televisión, no buscaremos que mediante la ley del más fuerte se trasnforme la televisión, sino que a través de la sana crítica y el diálogo franco se pueda construír una televisión acorde a las necesidades y anhelos de un país que experimenta grandes cambios, solo este camino puede alcanzar una evolución armónica y positiva de este medio que aun creemos que es necessaria para la vida en comunidad.