Durante el pasado lunes, el candidato a la presidencia por Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, presentó su programa de gobierno y en uno de sus ejes, están considerados los medios de comunicación. Luego del jineteo apocalíptico que ejecutaron los mismos tras el anuncio de la Ley de Medios de Daniel Jadue, el exdirigente estudiantil toma un camino muy distinto al del edil de Recoleta, pero mucho más efectista: En lugar de un supuesto “control”, se propone potenciar nuevos modelos.
Para empezar, el magallánico propuso fortalecer lo público creando un robusto sistema que abarca televisión, radio y plataformas digitales. Esto es muy importante porque si llegan a La Moneda no hay que cometer los mismos errores del segundo gobierno de Bachelet, quien puso en el directorio a un tipo ligado a la política más que a los medios como Ricardo Solari y, con ello, el 7.1 estuvo en su peor momento del que recién ahora están empezando a salir. Y claro, hoy el mismo lo encabeza alguien que está ligada a ese mundo como Ana Holuigue, que siendo justos y balanceados los méritos del actual TVN son de ella más que de Guijón.
Crear una radio pública es una necesidad empírica, ya que en la historia de Chile nunca hubo una emisora estatal que no sea propagandística: Sucedió en los 30 en medio de la efímera “república socialista” y en los 70s con la infausta Radio Nacional de Chile, creada por la dictadura expropiando los equipos y hasta el gong de Radio Corporación y montando su sede en un excentro de tortura en pleno Barrio Lastarria; junto con apelar a la clase popular con Radio Colo Colo. Hoy el país es otro y el dial, ante el peligro de las fuerzas religiosas y “moringueras”, debe tener una presencia estatal como manda la sociedad que se quiere construir.
Asimismo se plantea, dentro de este mismo circuito, crear nuevos sistemas de televisión agregándose y mimetizándose con los que ya existen, agrupando dentro de su modelo de gestión a las estaciones municipales, comerciales, comunitarias, de pueblos originarios y universitarias. Así como existe la Arcatel que agrupa las televisoras de distinta índole en el interior, también puede haber un simil chileno de las autonómicas españolas creando contenido desde su distinta perspectiva y mirada. Junto a ello, ¿A quién no le puede gustar que UESTV expanda su cobertura de manera independiente y sin la necesidad de un arrendatario de mux como TVR?
Finalmente se promueven medidas que resguarden los derechos de las trabajadoras y trabajadores de medios de comunicación, protegiendo tanto su libertad de expresión como el debido cumplimiento de las condiciones mínimas dignas de trabajo. Esto es muy importante porque durante este “piñerato” hubo casos de periodistas y camarógrafos que fueron detenidos mientras cumplían su labor, como fueron los casos de Alex Cuadra de Chilevisión y Paola Dragnic de Telesur, que evidenciaron la desprotección no solo del mismo periodismo.
Que los distintos emporios comunicacionales ofrezcan un trabajo digno debería ser más que una obligación, una motivación de cada empresa. Aunque este punto pueda provocar que Radio Bio-Bio intensifique su campaña contra Boric, puesto que ya la opinión pública conoce los deplorables términos en los que trabajan sus empleados y los despidos para quien arme un sindicato o exprese su apoyo, junto con la resistencia de su figura por parte del señor Mosciatti.
Entonces, si resumimos cada uno de los puntos, no habrá un control de medios ni una revisión de los contenidos, y eso es bueno. Todos tenemos una concepción distinta de ver el país y su marcha, y este sitio en particular también tiene el suyo y está explicitado en su línea editorial. El punto de conflicto cae en cuando solo una visión prepondera, lo que sucede en la prensa escrita, y el programa de Gabriel Boric plantea trabajar por nuevos actores y potenciar los medios públicos para que hayan distintas miradas. Además, seamos sinceros: La imposición de temas, contenidos o colores no es conveniente de buenas a primeras.