La fuerza de los hechos motiva una continuidad de lo escrito la semana pasada. En los últimos días hemos sido testigos de como un grupo de medios de comunicación intentan neutralizar opiniones que ponen en riesgo a la sanidad pública, al publicarse sin ningún grado de contrapeso una visión contraria al proceso de vacunación, lo peor que que proviene de una diputada de la República, cuyo mayor agravante corresponde a que la figura más emblemática de aquella colectividad, el doctor Salvador Allende, fue uno de los grandes impulsores de la salud pública en Chile.
Las opiniones de la diputada del Partido Socialista, Jenny Alvarez, publicadas en el diario Las Últimas Noticias reflejan muy bien como este medio de comunicación por años ha tratado de imponer su visión banal y relajada de los hechos al resto de los medios de comunicación. Cuando miles de estudiantes protestaban por una mayor igualdad en la educación superior, el tabloide prefería resaltar loa atributos físicos de la entonces presidenta de la FECH Camila Vallejo. Cuando algún hecho catastrófico azota alguna parte del país o el mundo, LUN prefiere entregar su portada a algún famoso sobre como vivió en carne propia el acontecimiento. Desde finales de los noventa que LUN prefirió interpretar a las clases medias y bajas como seres incultos, que prefieren entretenerse antes que informarse, y realizar un periódico donde lo más importante es precisamente lo menos importante, la médula de la noticia queda para otros medios, pertenecientes a grupos económicos más altos.
El problema es que la “lógica LUN” no se quedó en el diario de calle Bellavista, sino se hizo una costumbre en el resto de los medios de comunicación. Primero fue la prensa de farándula la que sintió los efectos de este cambio de paradigma instaurado por el diario del grupo El Mercurio, que transformó la prensa de espectáculos en el país, generando a su paso una serie de malos episodios en nuestra industria televisiva ya extensamente relatados en este portal. Pero luego la lógica fue imitada en otros espacios, como noticieros centrales y matinales; tratar de hablar siempre del “lado b” de la noticia, alivianear el tratamiento de las informaciones más duras e incluso editar para la televisión noticias publicadas por el matutino han sido una serie de eventos que la televisión chilena ha realizado imitando al exitoso proyecto periodístico. Las consecuencias, noticieros llenos de informaciones de relleno, abundancia de noticias vinculados exclusivamente a segmentos que aseguren alta sintonía (reportajes sensacionalistas y largo tratamiento al fútbol por sobre otras especialidades) y una exposición de igualdad de opiniones que no merecen el mismo peso argumentativo han sido la pesada herencia de este modelo de periodismo, que ha terminado morigerando proyectos más ambiciosos que la dictadura del rating instantáneo han sabido derrotar.
Y en esto último nos detenemos en lo sucedido en el programa Tu Día de Canal 13, que buscaba cambiarle las caras a la mañana de la estación de Luksic tras la lenta muerte de Bienvenidos, pero la necesidad de ganar mayor sintonía hizo revivir las malas prácticas de su antecesor, e invitó a la diputada Alvarez para “argumentar” su negativa a la vacunación sin tener el contrapeso necesario para este tipo de opiniones. Como queda patente, aquí no pretendemos que la opinión de una persona queda vetada de la televisión, sobre todo cuando nos referimos a una autoridad política, sino que estas opciones, que generan confusión en la ciudadanía, sean complementadas con la opinión de un especialista que sepa ahuyentar las dudas del público.
El generar modelos exitosos en medios puede muchas veces contravenir incluso la sana convivencia pública, así lo vivió este país hace cincuenta años con una prensa atrincherada a sus visiones ideológicas, generando una división irreversible en nuestro país. Si bien hoy esa amenzada todavía no es lo suficientemente plausible, si vamos con preocupación como medios de comunicación por solo lograr el éxito obstaculiza importantes controles necesarios para la convivencia social, que en este plano se refiere a la estabilidad sanitaria de un país. Que esta banalidad no dañe un esfuerzo colectivo que se ha logrado con la paciencia y voluntad de muchos, de la inmensa mayoría.