Un reportaje del sitio web Interferencia develó nuevos detalles acerca del llamado “Milicogate”, principalmente, un testimonio del general Óscar Izurieta frente a la jueza Romy Ruthenford que tiene que ver con la relación del ejército con sus medios de comunicación.
Entre los implicados en una nueva arista de este caso está José Miguel Sánchez, exdirector ejecutivo de Mega, quien fuera el mandamás del canal privado hasta 2012, cuando se completa el traspaso desde la Familia Claro al Grupo Bethia.
También estaba metido Guillermo Turner, exdirector de La Tercera, Pulso, DF, exconductor de la edición dominical de “Meganoticias” y que actualmente es alto ejecutivo de la CMPC.
Izurieta había declarado ante la magistrada que “era importantísimo para el Ejército que el secretario general se relacionara muy bien con los editores generales de los distintos medios de comunicación, que se anticipara a cualquier columna relativa al Ejército, que se relacionara con los medios de comunicación, con los editores y periodistas, a veces influir en una columna, armar una red de información que no pudiera perjudicar al Ejército”.
Para el general, el plan era anticiparse a cualquier reportaje para evitar que los noticieros o la prensa escrita dieran información que pueda ser perjudicial contra el organismo tutelar de la República, y para ello, usó gastos reservados para enviar regalos a determinados periodistas, o realizar almuerzos o cenas donde la casa invitaba a cambio del silencio.
Queda claro con esto que para los canales de televisión, la independencia e imparcialidad tiene un precio, dependiendo del poder que ejerza presión.