Estamos envueltos en un nuevo conflicto que desestabiliza la comunidad internacional, y aparte de lamentar la situación que experimenta Ucrania, es también un momento simbólico para los medios de comunicación, vemos de manera manifiesta cómo se han desplazado de una plataforma a otra la preferencia de un cierto grupo de medios sobre otros. Históricamente, han sido este tipo de eventos, aquellos que llaman la atención de toda la población, los que confirman la tendencia de ciertos emisores, veamos: la Primera Guerra Mundial fue el apogeo de la prensa escrita, a través de diarios y revistas, la Segunda Guerra Mundial fue el predominio de la radio y el cine, mientras que las guerras del Golfo Pérsico marcaron la confirmación de la televisión como el medio más rápido y oportuno para informar los eventos más acuciantes. El conflicto ruso-ucraniano viene a confirmar, ahora en un verdadero bautizo de fuego, el predominio de las redes sociales sobre los medios de comunicación análogos.
Personalmente, sentí muy bien cómo las RRSS nos entregaron de manera más rápida de los eventos que acontecían en Europa del Este. Desde la noche (madrugada en Rusia y Ucrania) que a través de varios canales de Twitter nos veníamos pormenorizando, minuto a minuto, de las decisiones tomadas por el régimen ruso con tal de invadir a su país vecino, y luego ver a través de estas plataformas las primeras acciones bélicas. Inmediatamente después de que Putin haya anunciado al mundo la invasión militar, recurrí a los medios televisivos chilenos para ver que acontece en las cadenas chilenas, silencio. Solo con el avance de las horas los canales se sumaron a latosas coberturas, pero la primicia, quienes golpearon primero ya no fue la televisión, sino las redes. La misma sensación de dio en otros países, donde se criticaron a medios tradicionales por su tardanza en confirmar hechos por sobre la acción de páginas de Twitter, tal vez el paradigma de estas páginas es The Spectator Index, y en el idioma español, Alerta News 24, hoy convertidos en lo que fue la BBC en los años cuarenta y la CNN en los años noventa. En Chile los esfuerzos más notables los protagonizó Nicolás Copano, realizando una larga cobertura a través de varias plataformas, incluso antes que los canales tradicionales encabezaron sus programas especiales sobre la invasión.
Si bien la televisión tradicional ha actuado tarde, y con bastante sobre información de los hechos, es destacable la cobertura hecha por corresponsales como Jorge Saíd, y especialmente, Mariana Díaz, ambos de Canal 13, que han arriesgado incluso su integridad física al cubrir estos hechos. Pero ni estas heroicas imágenes no nos hacen olvidar que ya no son los medios tradicionales quienes dieron la primicia que podría marcar un antes y un después en la geopolítica mundial del siglo XXI. Estos sucesos solo confirman el predominio de las redes sociales en nuestras vidas y para el desarrollo de las informaciones diarias. Entramos, en varias dimensiones, a una nueva era.