Más agraz que dulce ha sido la llegada al poder de Pedro Castillo al gobierno del Perú. Quien ganó la primera vuelta a Verónika Mendoza y el ballotage a Keiko Fujimori ha debido enfrentar acusaciones de corrupción, teniendo que ejecutar de forma muy recurrente cambios en su gabinete. Varios de sus ministros y exministros enfrentan cargos tanto de terrorismo como de, incluso, violencia intrafamiliar.
Lo peor es que, sumado a que no ha habido cambios sustanciales en la manera de gobernar el vecino país, ejecutó faltas de pluralidad en TV Perú, el canal 7 de Lima. Según informó El Comercio, el periodista Enrique Chávez fue despedido de la señal pública de la tierra de Paolo Guerrero.
En el mensaje final de su programa “Cara a cara”, defendió el pluralismo dentro de los medios televisivos, el cual “ha sido mi humilde aporte en estos años, a través de los gobiernos de Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, el brevísimo Merino de Lama y por supuesto Francisco Sagasti. Ahora hemos llegado a esta otra situación, donde la pluralidad no parece ser la bandera”.
“Hoy se me ha comunicado mi despido intempestivo, así que quiero agradecerles por la oportunidad, por dejarme ingresar a sus hogares todo este tiempo y de –insisto- poner este granito de arena en lo que tenemos que entender como la comunicación pública”, señaló el profesional.
El citado diario sostuvo una conversación con el desafectado, quien denunció que en el noticiero del canal se ejecutó una órden de su director de prensa, Julio Navarro, para no emitir una nota en la que el hombre del sombrerito decía que la prensa peruana “es un chiste”. Una práctica que nos recuerda a los chilenos a los tiempos infames de “60 Minutos” en TVN, en donde derechamente no se daba información que pueda dañar la imagen del dictador Pinochet, y además se tergiversaba o derechamente se emitía información falsa respecto a líderes opositores.
Con esto, hay una nueva etapa negra dentro de la televisión peruana, la cual sabe de manipulaciones editoriales desde los tiempos de la dictadura en los 70s, como también en la época del “fujimorato” y los “vladivideos”, en donde se compraba la línea editorial de los canales y se crearon programas populacheros a fines de los años noventas.