Asumo algo de inmediato, no soy gobernista, aún tengo reparos en muchas cosas del nuevo gobierno, algunas bastante profundas, pero aún así espero que este gobierno le vaya bien, estamos socialmente agotados para que un gobierno nuevamente fracase y nos genere más problemas de los que ya tenemos. Pero a pesar de mis distancias con la administración Boric, hay algo que si le guardo esperanza, y espero que me demuestre que aquellas esperanzas no sean vanas, y tienen que ver con lo que nos convoca semana a semana en esta tribuna: la televisión y los medios de comunicación.
Estamos envueltos en una industria cada vez más degradada y asumida en una posición secundaria a diferencia de sus años de gloria, la televisión chilena asume su derrota en no poder abarcar a las nuevas audiencias y se aferra en un pasado glorioso, con fórmulas probadas y sin atender a lo nuevo e innovador, para que, dirán los ejecutivos, si ya ese público no se interesa en la pantalla chica, la batalla está perdida. El cierre de perspectivas duele sobre todo en un país donde es difícil ser alguien en el mundo de la cultura, si no tienes contactos y no existe la masividad necesaria para divulgar las ciencias y las artes de manera extensa. Estamos obligados a una industria de medios de comunicación que poco refleja la inquietud cultural de los chilenos.
Pero eso no es todo. Vemos a una televisión aferrándose a un modelo monocorde, sin grandes distinciones entre una y otra emisora, donde se plantean y programas espacios fáciles de digerir, donde no existe un esfuerzo intelectual mayor. Algunos me dirán que la televisión justamente debe evitar un gran campo de reflexión, pero creo que uno de los medios más masivos de nuestra sociedad no puede ser indiferente en mostrar (y demostrar) elementos unificadores, que permitan establecer un gran diálogo nacional entre todos los sectores del pensamiento, entre todas las visiones y costumbres. La televisión no mira a los chilenos como corresponde, los mira como personas sin grandes brillos, sin grandes pretensiones, que solo ven a la tele como un mero distractivo y personalmente me resisto a pensar que los chilenos actuamos bajo parámetros tan básicos.
Si queremos cambios grandes, si buscamos con anhelo una sociedad un poco más diferente, tenemos que cambiar la perspectiva que los canales de televisión tienen de su público, y hacer entender que la ciudadanía no se queda satisfecha de como nos caracterizan. Se puede hacer algo diferente, se debe hacer algo diferente. No debemos seguir enquistados en una industria inmediatista, que solo le interesa los resultados económicos buscando programación ligera de contenidos, tenemos que cambiar eso de alguna forma, porque esa es la única forma que nuestros científicos, nuestros artistas, nuestros intelectuales y nuestros deportistas tengan una mayor presencia en la vida nacional y poder enriquecer nuestras conversaciones diarias, y las grandes conversiones de como construir un mejor país.
Recuperar un sentido más amplio de lo público es lo que debería lograr los medios chilenos, sobre todo el único medio de propiedad de todos los chilenos, tratar de hacer la diferencia es algo que es necesario, porque seguir haciendo lo mismo que los privados es perder la oportunidad de seguir generando una televisión diferente. Es TVN quien tendrá que tener un papel especial en esto, son quienes tienen una misión que va más allá de los ejercicios económicos y los intereses de un puñado de empresarios, el canal público obedece a los chilenos, a sus anhelos e inquietudes, y demostrar nuestras riquezas que van mucho más allá que el valor de nuestras exportaciones, aquello intangible que no se mide con el dinero.
Espero que el gobierno del presidente Boric entienda esa oportunidad, generar un país donde podamos tener discusiones más profundas, tengamos una ciudadanía mejor preparada para decidir sus propias decisiones, reflejar las capacidades que nuestro país tiene en diversas ramas de la vida social. Ese es el papel que debe desempeñar la televisión chilena y sobre todo la publica, que realmente se refleje a Chile y a los chilenos a través de todas ópticas posibles y que nos sintamos felices y orgullosos de todo lo que en este país se hace.