El ubicado: El regreso de Viña para 2023
A riesgo de que los “tiramerdis” a los que hacía referencia Raúl Portal a fines de los 80s empiecen a emprenderlas con este humilde portal, extrañábamos los festivales veraniegos. Mal que mal, en una televisión en crisis, ver música en vivo era un bien escaso. Lo fue mientras la farándula demostraba su poder frente las cámaras y fuera de ella y el talento de grandes artistas de aquí y de afuera era postergado en favor de los bien rentados “mediáticos”, haciendo cosas que se permitían “bajo el contexto de la farándula” (parafraseando una desafortunada frase de Adriana Barrientos).
Ese poder, cual Coronavirus, se contagió a la política y no podía quedar ajeno el festival de los festivales. Durante el Reginatato (no está mal escrito, así podemos definir la era de la “Tía Coty”) pudimos ver de todo, hasta lo más surreal. Cosas que se escapaban netamente de la reunión musical y humorística que convocaba cada febrero, y es que lo de la elección de reina de Viña era sumamente sobrevalorado tanto por el 13 como por el mismo periodismo farandulero, devoto declarado de “Doña Treme”.
Los dos años sin evento pueden ser para reorientar y replantear todo. Al menos así lo ha dejado claro la administración de Macarena Ripamonti. El festival de “soas”, del farandulismo, con todo lo que eso signifique, puede dar paso a algo mucho más amigable y que realce lo que siempre debió haberse puesto en primer lugar: La música y el talento.
La desubicada: Cata Vallejos
Hablábamos más arriba de quienes son faranduleros tienen la consonancia de ser irresponsables. Ese fue el caso de la ex chica “Yingo” que, durante el año pasado, reveló que no quería vacunarse porque “resistía bien sus defensas”. ¿Se acuerda? Y todo bajo el silencio cómplice de “Me Late” y “Zona de estrellas”, quienes no se refirieron a ella y prefirieron emprenderlas contra Denise Rosenthal. A mí no me lo contaron, yo lo ví con mis propios ojos.
En ese marco de pensamiento de “yo soy farandulera y mientras tenga contrato y plata, puedo hacer todo lo que quiera, el que puede puede”, decidió ir a Lollapalooza y desde el primer minuto que cayó mal. Llegó en limusina, casi como ricachona o en un claro ejemplo de ostentación de la riqueza, algo que siempre hemos criticado por acá. Y llegó al Parque Bicentenario de Cerrillos, por supuesto, sembrando un mar de dudas sobre por qué la dejaron entrar cuando el pase de movilidad es exigido por obligación en eventos masivos.
Vallejos dice que ella optó por vacunarse, lo que legitimamente sembró aún más dudas. ¿Lo dijo de verdad? ¿Lo hizo de corazón por pegarse el alcachofazo o por no querer perder contratos vigentes? Si la movió el haber aprendido, bien por ella. Si lo hizo por un interés, entonces no es su voluntad cuidar a su prójimo.
Pero ahí tienes a las redes sociales, haciendo bolsa a Cami por literalmente nada. Y después nos quejamos de que Chile es un país hostil para nuestros artistas. Y la farándula sigue impune.
La carepalo: Daniela Aránguiz
Desde que la ofiicializaron en “El discípulo del chef”, inmediatamente quienes vemos la televisión con una perspectiva más crítica teníamos la clara idea de que la llamaron para sembrar polémica, como esas insólitas contrataciones en “Fiebre de baile”. Se sabe que la figura de la ex Mekano es resistida debido al tono violento con el que se refiere a otras personas.
Lo hizo con Perla Ilich cuando una simple discusión por una cuchara derivó en peleas, gritos, bullying y amenazas de acudir a la justicia, como si se tratase de un reality del Mega. Así le ha dedicado varios agravios -gratuitos, por cierto- en redes sociales.
Ahora lo hizo con Karen Bejarano luego de que esta perdiera en la final del estelar de cocina de Chilevisión. Sin embargo, la actitud de Aranguiz fue tóxica a más no poder: Acusó de que ganó “haciéndose la víctima” y “dando lástima”, cuando todos sabemos lo que debió pasar la cantante y bailarina luego de que le filtraran fotos íntimas, lo que derivó en burlas de parte de la misma prensa farandulera que apoyó a la “carecuica” y que festejó cuando la echaron del matinal de Mega mientras Karol Lucero era defendido al aire. Y lo peor es que ella, que no conoce el significado de la palabra “respeto”, ha usado incluso un medio masivo como Las Últimas Noticias para declararle la guerra.
Uno puede ganar y perder, no será la primera vez como cantaba Franco de Vita. Pero lo insólito es que la lógica de la diva farandulera se reafirma: Cuando alguien con más talento y mérito gana, intento derribarla a toda costa porque tengo un grupo de medios a mi favor. Y por supuesto, varios “nietitos” que estarán conmigo, como lo vimos en nuestro Instagram.