La televisión abierta de nuestro país ha debido cargar desde hace ya varios años con varias cruces: Una pésima calidad programática, contenidos unísonos y bajos en contenido, así como también una pérdida sostenida de su confianza.
Así lo ha revelado el DF en su edición de hoy, ya que una encuesta realizada por el Consejo Nacional de Televisión reveló que más de la mitad de los encuestados sencillamente no confía en la pequeña pantalla local. El nivel bajo (27%) y medio-bajo (29%) acumula un 56%, y los entendidos estimaron que estos niveles se han acentuado desde el Estallido Social de 2019. Asímismo, la escala de confianza de uno a diez es de solo de 4,09 puntos.
En cambio, los que sí confían en la televisión abierta son solo el 14%. El nivel medio-alto es de 12% pero solo un 2% tiene una alta confiabilidad.
La presidenta saliente del CNTV, Carolina Cuevas Merino, postuló al citado medio que “la confianza es un aspecto crucial para la sostenibilidad de cualquier institución. Y, por eso, es muy importante entender qué factores han incidido en la pérdida de confianza de televisión, así como los espacios que existen para recuperarla”.
En el desglose de contenidos, quienes tienen los últimos puestos en cuanto a credibilidad son precisamente los espacios de política, de espectáculos y matinales. Y no falta razón pues hay algunos conversatorios de actualidad que carecen de pluralismo como “Mesa Central” y “Estado nacional”, programas de farándula que siguen hablando como si fuese el país de hace diez años como “Me Late”, “El discípulo del chef” y “Zona de estrellas” y ya se sabe las enormes críticas que han cosechado, con justa razón, los espacios matutinos.
Y a pesar de que existen esfuerzos desde los canales TDT para cambiar este panorama como lo que están haciendo UChile TV, WappTV, STGO.TV y UCV Televisión, son aún insuficientes.
¿No importa el contenido? Y es que la calidad de lo que ofrece nuestra pequeña pantalla es providencial para tan duro dato. Quienes sienten mayor interés por los contenidos destacan la capacidad de promover “imaginarios del futuro positivos” o de “hacer sentir sentimientos positivos”. No obstante, la preponderancia de pautas vinculadas a la crónica roja o a la polémica pobre relacionada con política, con visiones poco plurales y con representatividad solamente en las élites, ha sido incidente en la merma de la confiabilidad de nuestra TV.
Así lo ha sintetizado la misma mandamás del ente rector de la TV: “La correlación entre la confianza en la televisión y los sentimientos que generan los contenidos es muy concluyente en el estudio. Mientras más optimistas se sientan las personas respecto a las noticias, más confianza muestran hacia la televisión. En cambio, cuando los contenidos televisivos causan emociones negativas, como enojo, estrés, angustia o tristeza, repercuten negativamente en los niveles de confianza de las personas”, postuló.