Muy activa ha estado la talentosa Camila Cabello en el lanzamiento de su nuevo álbum “Familia”. A sus apariciones en los programas de Jimmy Fallon, “Saturday Night Live” y el matinal “Today”, se les sumó durante esta semana el programa de Kelly Clarkson.
En dicha instancia con la primera American Idol de la historia, la cubana confesó que su mayor inseguridad ha sido sacar su licencia de conducir, por lo que tenía miedo de manejar un auto ya que es muy distraida.
“Quiero decir, creo que mi madre me tenía mucho miedo. Ella dijo: ‘Eres muy distraída, tienes demasiada energía de Piscis para una carretera’. Yo estaba como, ‘sí, probablemente tengas razón'”, declaró Cabello.
Luego habló sobre los factores que motivaron su cambio de opinión: “Creo que pasé mucho tiempo sintiéndome demasiado joven. Y creo que la licencia de conducir fue parte de decirme a mí mismo: ‘Puedes hacerlo, confío en mí. Soy una mujer adulta'”, explicó.
Estas cuatro apariciones en dos semanas de la intérprete de “Bam Bam” en la televisión norteamericana distan mucho de la escasa vitrina que tienen nuestros artistas chilenos cuando lanzan alguna creación nueva. Sin ir más lejos, a diferencia de la gran prioridad que tuvo Cabello por parte de los productores gringos, el inicio de la gira de Denise Rosenthal por nuestro país ofreciendo un show a la altura de las divas pop norteamericanas, ni siquiera ha tenido repercusión en la televisión local.
Y es que para nuestros ejecutivos, al parecer, ofrecer música de altura no es tan llamativo ni rentable como llenar la mañana de crónica roja o de reaccionarios políticos de derecha o de izquierda, y es que por buscar audiencia terminan pasando a llevar la salud mental de nuestros televidentes. Cosa que si tienen claro en los canales norteamericanos, donde el negocio no puede pasar por encima la dignidad humana.