Una industria televisiva realmente equitativa es cuando el dinero que obtiene la misma por concepto de ganancias y utilidades se reparte adecuadamente de tal forma que haya efectivamente para todas las áreas. Así lo hacía el viejo UCTV cuando la publicidad que vendía de sus programas “clase A” iba tanto para la señal matriz como para el Canal 5 de Concepción para la vieja Red del Norte que luego se llamó Telenorte.
Lo mismo pasaba con TVN en su época de bonanza, que sus bien rentadas telenovelas rindieron tanto que con ellas potenciaron el área de prensa, varios estelares recordados hoy en día y, por supuesto, uno de sus buques insignes, “Buenos días a todos”. Y podríamos ejemplificar con Red Televisión en 2004-05, cuando el éxito impresionante de sus películas de estreno financió pocas pero valiosas producciones locales como “Pollo en conserva” y posteriormente “Así somos”; o UCV TV ese canal pobre pero honrado, que encontró en “Pipiripao” su principal caja grande que sustentó su programación incluso ampliando sus horas entrando a los 90s y produciendo el recordado noticiero “Horizonte regional”.
Por ello, lo que se reveló hace algunos días en “Zona de estrellas” increíblemente sustenta nuestra tesis de que la farándula se autofinanció tanto que, lo que en un principio fue el principal soporte de la industria, con el tiempo se convirtió en un verdadero “saco roto”.
De que la principal espalda financiera de los escándalos y las peleas en televisión haya sido la misma industria era prácticamente una “caja de vidrio”, ya que era evidente. Mientras otros espacios dentro de Mega, Chilevisión y La Red tenían que conformarse con escenarios pobres y gráficas horribles, precisamente los de conventilleo contaban con pomposos estudios, generadores de caracteres con mucho efecto y hasta una sala de prensa propia para que la criticada prensa del rubro hiciera de las suyas. O sea, se retroalimentaba quien sabe bajo qué códigos, compromisos, condiciones, órdenes o decisiones, eso es todavía una nebulosa.
¿Puede una industria televisiva financiar lios de faldas? Seguramente más de una hubo y habrá en este preciso minuto inclusive en los países del primer mundo. ¿Pero 20 millones de pesos? Eso hasta en la misma televisión argentina, los dueños de la “televisión canibal” como se importó acá, lo encontrarían una cifra tan exorbitante como indecente. Esos son alrededor de 23 mil dólares estadounidenses en el valor actual, plata que bien pudo haber servido para traer a quienes precisamente hace diez años lideraban y se peleaban el Hot 100 de Billboard, o a tratar mejor series como “El reemplazante” o “Los archivos del Cardenal”, series necesarias que en su minuto pasaron desapercibida en el rating por obra y gracia del farandulismo.
Y quién sabe cuánta plata se fue en financiar a algunas de las cuales hoy son idolatradas en redes sociales y son tratadas como las más grandes estrellas del pop, lo que constituye un grave insulto a estas últimas que están en una parada completamente distinta al ambiente tóxico de las llamadas “divas de barro”. Los mismo quienes hoy consideran a “Primer Plano” como el mejor programa que tuvo la televisión en su historia, a la par con “Sábados Gigantes”, “Una vez más”, “Martes 13”, “Contacto” e “Informe especial”. ¿Seguros? ¿Un espacio donde se cosificaba incluso a menores de edad, donde se amenazaba de muerte y algunas famosas eran tratadas de lo peor por parte incluso de la conductora del espacio?
Patricio Bañados dijo algo que era bien cierto, que “si pones un programa vulgar estás enseñándole a la gente a ser vulgar”. Lo mismo puedes extrapolarlo a la misma industria televisiva: “Si financias espacios e industrias vulgares, estás enseñandole a varios profesionales de las comunicaciones a hacer una televisión vulgar”. Eso pasó con la televisión chilena, que hace dos lustros tuvo a la farándula como su rectora y policía cultural -y por qué no, de pensamiento-, pero que el paso del tiempo y la avanzada tecnología la hizo transformarse en un “saco roto”, del cual recién ahora se están recuperando. ¿Habrán aprendido la lección?