Sin lugar a dudas, esta semana ha quedado demostrado el nivel ético y moral de la prensa de farándula en Chile, incluyendo “Me Late” (TV+) y “Zona de estrellas” (Zona Latina), los dos programas que quedan de un género televisivo que durante 15 años gobernó la industria televisiva hasta llevarla hacia la crisis de la cual, en los últimos siete días, ha quedado demostrado por qué se provocó. O mejor dicho, por qué la provocaron.
La pequeña pantalla ha pasado por un sinfin de etapas, algunas más felices, otras tristes y unas cuantas olvidables. Hace diez años, en medio de una etapa llena de sombras de la tele en Chile, irrumpió la figura de Helhue Sukni, quien agarró fama dentro de programas dedicados a ese rubro (en especial los que tuvo a cargo Carlos Valencia en Chilevisión) y que, a pesar de ufanarse a viva voz de las personas a las que la jurista defiende, fue vendida como una influencer, alguien que todos debíamos respetar, al que la juventud debía adorar.
En ese contexto tuvo cabida, apoyo, presencia en programas como “La divina comida”, “Podemos hablar” y últimamente “El discípulo del chef”. Desde este mismo sitio se ha criticado en innumerables ocasiones que se le siga brindando un trato directamente complaciente, tanto por parte del mismo productor como de gran parte de los llamados “famosillos”, que le hicieron bailes, le rindieron pleitesía e incluso acudieron a sus fiestas mientras a la misma hora, en cualquier barrio del sector poniente de Santiago o en una zona que refleje la desigualdad de nuestro Chile, los fuegos artificiales anuncien que “llegó la merca” y con ello embarga el miedo y la desazón en sus habitantes.
Por lo mismo, apenas ocurrió el telefonazo en “Contigo en la mañana” que denunciaba que Helhue le entregaba datos de las víctimas de sus defendidos para amedrentarlos y amenazarlos, fue la misma farándula la que se encargó de defenderla a capa y espada. “Acusación sin fundamentos y sin argumentos” dijo Hugo Valencia en “Zona de estrellas”, Cecilia Gutierrez en el mismo programa culpó a la odiosidad de las redes sociales en su contra, mientras que Raquel Argandoña deseó que ojalá se querellara contra el 11.1.
No muy distinto fue el tenor en “Me Late”. Daniel Fuenzalida, quien es amigo personal de Sukni en el mismo tiempo en que es rostro visible y propietario de una clínica de rehabilitación de las drogas a donde van seguramente miles de personas que cayeron en dicho vicio apoyados por el mundo al que la susodicha defiende, le ofreció en dos oportunidades la vitrina para que pueda defenderse sin lugar a “contradicción” alguna. Lo hizo el mismo lunes cuando surgió el llamado y lo volvió a hacer el viernes, donde volvió a amenazar en directo con una querella diciendo que la misma tiene mucho poder dentro de la fiscalía.
Los medios especializados en farándula dura han sido en todo momento complacientes con su figura. Fotech ha titulado en todo momento las palabras que dijo en su favor tanto en redes sociales como en la misma televisión, Glamorama hizo lo propio replicando con sus particulares titulares su interés de acudir a la justicia, TiempoX también se ha cuadrado con la narcoabogada incluso victimizándola y haciendola ver como una indefensa debido a las reacciones desaforadas de algunos internautas, que desde luego acá no justificamos. Creemos que se puede criticar su figura sin caer en bajezas como sacar en cara su familia, y hay que enfocarse netamente en lo nociva que es para mucha gente a sabiendas de sus nexos con los narcotraficantes, y por qué no, de la situación del país.
“Dime, ¿Por qué nos controla el anonimato tras una pantalla?”
La condescendencia que ha recibido Helhue Sukni por parte de los medios faranduleros contrasta duramente con el clima hostil que ha recibido Cami desde el primer capítulo de “The Voice Chile”. En lo que lleva al aire el estelar de talentos, los mismos medios anteriormente citados han recalcado las críticas que ha recibido, algunas que están bien fundamentadas (lo tenemos que asumir), pero otras que derechamente nacen desde la odiosidad estéril.
Al mismo tiempo, los programas faranduleros citados en este reportaje han llegado incluso a inventar creepypastas que caen incluso en conspiranoias dignas de InfoWars, pero claro, en el contexto de lo que se enfocan. Luis Sandoval dijo que en el Festival de Olmué en 2018 ella y su equipo tuvieron un clima hostil, aunque llegó a decir que “no la conocía”. Cosa rara porque la historia que contó fue en el momento que fue panelista del matinal de TVN, entonces llamado “Muy buenos días”, por lo que como buen periodista de espectáculos debe saber a ciencia cierta la persona con la que se va a enfrentar, y en ese minuto ni siquiera era una novata. Estaba a punto de sacar su primer disco “Rosa”, cosa que bien pudo saber o investigar en ese entonces, pero prefirió no salir de su tóxica zona de confort. Más allá fue Hugo Valencia, el mismo que le bajó el perfil a las denuncias contra Sukni, en el espacio producido por Sergio Marabolí: Dijo que cuando le tocó coincidir con ella en un programa, hizo un puchero monumental.
¿Qué es lo que tienen en común ambas historias? Que en ningún momento se presentó una prueba audiovisual ni un testigo de fe que acredite dichas acusaciones, pues claro, “la palabra de la farándula es ley”. Sin embargo, los sitios que han dado una amplitud desproporcionada a la abogada y sus autodefensas y amenazas de querellas en directo, han dado la situación como por hecho.
Al mismo tiempo se han encargado de titular siempre contra la figura de la cantante de “Abrázame”: Desde que Cami quiso a un participante pero este eligió a Beto Cuevas, hasta una reflexión sobre el ego del artista que tuvo su enfoque en las burlas de redes sociales. Una de ellas sobrepasó todos los límites: Fotech equiparó una foto de la intérprete con la de un negro, con un toque de racismo que en particular, no hay como no sentirse ofendido.
Por supuesto que en ese afan del ataque hacia ella digna del ejército ruso contra Ucrania, en ninguna página figuró la participación aclamada que tuvo en el concierto de Tini Stoessel en Buenos Aires, la cual fue transmitida por Star+.
Chile cambió, la farándula no cambia más
El bullying colegial hacia Cami y, al mismo tiempo, la bravia defensa hacia Helhue Sukni, no solo le sacó la careta a un género televisivo y multimedial tan lucrativo como mentalmente peligroso, sino que desnudó sus propias miserias. Mientras la cantante busca como cantaban las Pandora “empezar desde abajo” tras las polémicas de las cuales sacó lecciones (y nos alegramos por aquello), la narcoabogada se da el lujo de usar un vocabulario ofensivo para anunciar acciones legales contra el matinal de Chilevisión.
Con ello, optaron por ser parte de una crisis moral del medio chileno cuya despreocupación por la música y la cultura llega a tal punto que nadie quiere transmitir el Festival del Huaso de Olmué, mientras que es capaz de banalizar a extremos impensados un drama que ha costado la vida, la felicidad y la tranquilidad a miles de familias como tal vez la suya.
Cada nota que se hace contra Cami es una nueva piedra en el zapato para el desarrollo musical en nuestro país, mientras que cada defensa hacia Helhue Sukni es negar en absoluto, por mucho que sea desde programas cuya única motivación es entretener, el drama de miles de chilenos que incluso no pueden salir de sus casas por las noches por miedo a un lanzazo, un portonazo o incluso un asesinato.
¿Algunos de esos panelistas conoce de antemano el drama de poblaciones de comunas como El Bosque, La Pintana, San Ramón (que viene precisamente de vuelta de tener un alcalde cuyos nexos con el narcotráfico han sido comprobados), Lo Espejo, Lo Prado, Cerro Navia y Pudahuel, en donde hay barrios donde incluso hay que pedir permiso para acceder porque sino hay plomo por parte de los inadaptados a los que Helhue apoya? ¿O han ido a alguna sesión de grabación o de composición, que no necesariamente tiene que ser de la coach de “The Voice Chile”, para que sepan en primera persona las condiciones en las que está la industria musical después de dos años con actividades paralizadas por la pandemia y sin el apoyo de los medios?
Esto es como la Teletón, uno podrá tener una postura (que puede ser legítima o no) hasta que la realidad lo toca a uno. El director de este sitio y quien elaboró este reportaje sabe bien de aquello, pues se crió 25 años en una población conflictiva de la Provincia de Concepción, que a menudo sale en la sección de policiales, pero en donde la lucha organizada de miles de vecinos para cambiar las balas por cultura y alegría con iniciativas como el “Festival de la Voz Victor Jara” o las murgas en las calles al estilo de los carnavales en Argentina o Uruguay han contribuido a decirle a miles de jovenes que hay futuro lejos de las drogas, las adicciones y el alcohol.
“Cuando el estado se resta, avanza el narco, y al narco hay que combatirlo” dijo el Presidente Gabriel Boric en su Cuenta Pública. ¿Y cómo se combate desde los medios? Haciéndole un cordón sanitario a quienes lo romantizan incluso desde su pega de abogados. Claro, todos tienen derecho a una legítima defensa, pero no por ello hay que idealizar o transformar en “ídola de barro” a Helhue Sukni. Al mismo tiempo se deben impulsar iniciativas musicales, incluso desde la masividad de los medios, para contribuir al impulso de sus propios talentos. Por supuesto, se deben criticar los errores de los artistas, pero también hay que reconocer cuando busca aprender de ellos y querer remontar, aun con redes sociales y un poderoso aparato mediático en su contra.