No hay caso: Por más que se instale la salud mental como un debate prioritario en el que todos debemos ser parte, hay un grupo de famosos que insiste en burlarse del malestar anímico de los enemigos o enemigas que ellos y ellas inventan.
Eso ocurrió el pasado sábado (02) cuando en la emisión correspondiente a la fecha señalada de “La divina comida”, Daniela Aránguiz insistió en atacar el estado de Karen Bejarano. En aquella oportunidad, la farandulera dijo que la cantante “se metió mucho en el victimismo y una persona que tiene problemas económicos no anda en una Land Rover que cuesta cuarenta palos, no tiene una casa en Chicureo”.
“¿Por qué te las das de pobre si no lo eres? ¿Por qué le pides a la gente que vote por ti para ganarte quince palos?”, recalcó en un tono absolutamente burlón en contra de la involucrada, a quien no le interesa pelear con nadie sino buscar su paz mental.
La farándula no respeta la mente de las personas
Este nuevo ataque de Aránguiz hacia Bejarano usando su estado mental en un tono denigrante es otro ejemplo más de cómo quienes forman parte de la “farándula canibal” han tomado para la chacota temas tan delicados como las depresiones.
Un claro ejemplo es el de Adriana Barrientos, quien en medio de un debate atacó a Mariana Loyola quien dijo que debía ir a un psiquiátrico.
Al mismo tiempo programas como “Primer Plano” y los realities han llevado a sus programas y encierros a gente con un delicado estado mental, como ocurrió en su minuto con Natalia Rodríguez a quien la invitaron no en una situación dispuesta, mientras que quienes fueron parte de los controvertidos estelares de convivencia de Mega han vivido depresiones a causa del bullying que sufrieron dentro, como es el caso de Dominique Lattimore.
El problema es que como la farándula se malacostumbro a ver todo como un juego, pensaron dentro de sus mentes creativas que la salud mental también lo es. Sin embargo, dichas travesuras (según se entiende bajo su contexto) solo representan la violencia de un género fallido que gobernó la televisión chilena durante quince años y la llevó a la quiebra.