Continuamos desglosando las partes de la Nueva Constitución que tienen directa o indirecta relación con el mundo que nos apasiona, y que a veces nos genera muchas canas verdes: Los medios de comunicación. Y hoy repasamos el Artículo 83, que hace referencia al Derecho a la Comunicación Social.
Dicho artículo dice lo siguiente:
1. Toda persona tiene derecho a producir información y a participar equitativamente en la comunicación social. Se reconoce el derecho a fundar y mantener medios de comunicación e información.
2. El Estado respetará la libertad de prensa y promoverá el pluralismo de los medios de comunicación y la diversidad de información.
3. Toda persona ofendida o injustamente aludida por un medio de comunicación e información tiene derecho a que su aclaración o rectificación sea difundida gratuitamente por el mismo medio en que hubiese sido emitida. La ley regulará el ejercicio de este derecho, con respeto a la libertad de expresión.
Este artículo es muy importante porque la Carta Magna reconoce públicamente el derecho a tener medios tanto impulsados por grandes empresarios (Canal 13, El Mercurio, Mega, Grupo Copesa) como teniendo visiones independientes (El Desconcierto, El Ciudadano, Tercera Dosis), y cada cual con su propia y particular visión del país. Incluso los medios enfocados en televisión tienen su visión de cómo debe ser la industria. TVenserio también tiene el suyo, que es que debe perfeccionarse el modelo de entretenimiento y tener sumo cuidado con las personas a las que se invita a los programas o se impulsa.
Respecto al inciso segundo, reconoce que el Estado tiene como deber imperativo promover el pluralismo y la diversidad de la información. Recientemente el Presidente Boric anunció una alianza con varias universidades para impulsar nuevos emporios comunicacionales, como lo hace la Universidad de Concepción (TVU, Radio UdeC, Diario Concepción, La Discusión de Chillán), la Universidad de Chile (Radio UChile, UChile TV, la revista Palabra Pública) y la Usach (Radio Usach, STGO.TV, Diario Usach) y otras entidades educacionales de nuestro país.
Asimismo, se respetará la libertad de prensa y el ejercicio de ella, por parte de los grupos anteriormente mencionados.
En el tercer inciso, se hace referencia a una práctica de la cual carece la televisión actual en todo sentido: El derecho a respuesta. Por ejemplo, si en un programa político se dice sin pruebas que la izquierda quiere confiscar las casas y una persona lo desmiente, es deber del mismo medio publicar la aclaratoria para que el público sepa que ha sido desinformado.
Otro ejemplo de lo mismo pero a través de medios escritos: El Mercurio de Valparaíso y su hermano menor La Estrella publicaron a principios de año que supuestamente la alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti, había comparado las ollas comunes con el narcotráfico. La edil rápidamente desmintió tal afirmación y ofreció un video con lo que realmente dijo, sin embargo en Calle Esmeralda estuvieron tres o cuatro días seguidos dándole con el mismo tema y ni siquiera se dignaron a emitir la desmentida. Al menos La Segunda -que retomó recientemente la toxicidad setentera- tiene una sección especial de rectificatorias llamada “Harakiri”, que últimamente ha sido bastante seguido verla en el vespertino.
Lo mismo pasa en el periodismo de farándula: Recientemente, Sergio Rojas dijo -sin pruebas- que Ángeles Araya se acostaba con un amigo del director ejecutivo de Canal 13 e insinuó hacer lo mismo con el mismo dueño para conseguir proyectos dentro de la estación. En ese caso, es deber de la misma televisora enviar una misiva a la mencionada persona y él, a través de su show de Instagram, leerla en directo con absoluta seriedad y profesionalismo.
En el caso nuestro, si en algún momento nos equivocamos al dar una noticia, es nuestra obligación dar a conocer la aclaración por parte de la persona involucrada. Y asimismo, es deber de cada medio tener, respetando sus visiones legítimas de país, un cánon ético y profesional al dar a conocer una noticia, para evitar la situación de los “canales trinchera” de Argentina, en donde La Nación Más publicó un video descontextualizado de una pobladora que daba su testimonio de la precaria situación que vivía, haciéndola pasar como que vivía de planes. Ningún rostro de la estación puso la cara ni ofreció la aclaratoria, borrón y cuenta nueva y aquí no ha pasado nada.