Este domingo en un nuevo capítulo de “De tú a tú”, Martín Cárcamo tuvo una sentida charla con la actriz y ex Ministra de Cultura, Paulina Urrutia, para conocer en profundidad su vida personal y profesional, además de la cruda batalla que libra contra el Alzheimer de su esposo, Augusto Góngora.
La conversación se llevó a cabo en la casa del conductor, donde Paulina llegó ataviada con un bello vestido floreado y aclarando, de entrada, que se esforzó en vestirse bien para la ocasión, pues, según afirma, siempre la han criticado por su look. Martín dio inicio al diálogo en torno a la infancia de Paulina, quien aclaró de entrada que nació y se crió en San Miguel. “Todo el mundo piensa que soy de regiones, yo creo que es porque siempre fui muy tímida”, rió.
Sus padres eran, según comentó, dos administradores públicos muy correctos, y de clase media-baja. “Yo terminé siendo el non plus ultra de la administración pública, me convertí en ministra”, bromeó la actriz, y recordó que durante toda su infancia vivió la ausencia de sus padres, ya que ambos trabajaban mucho.
“Fui hija de la primera generación de papás que trabajaban y mamás que desaparecían durante meses en el año. La primera vez que fui a un psicólogo cuando muy chica fue porque no sabía dónde estaba mi mamá en el globo terráqueo”, confesó.
Por eso, afirma, su madre le hizo mucha falta en cosas prácticas. “Soy pésima dueña de casa, hedionda de mala, a todo nivel. No sé cocinar nada, nunca he hecho un puré en mi vida. Solamente Augusto se comía mi arroz en pandemia”, bromeó.
Según contó la actriz, sus padres eran muy austeros, la educaron en el Colegio Compañía de María y la criaron de una forma muy correcta y con las cosas muy claras. “Yo hice el amor por primera vez a días de cumplir 21 años porque era totalmente consciente de lo que era hacer el amor con una persona. Lo sabía desde los 12 o 13 años. Yo creo que lo que mi mamá me traspasó fue hacerme dueña de mí, de mi vida, de mi persona, de mi cuerpo”, señaló.
Cuando sus padres se separaron ella tenía 15 años, y tuvo que irse de su casa con su mamá y su hermana menor, Loreto. Sin embargo, cuando a los tres años su madre se enfermó de cáncer y falleció, su padre se ofreció a hacerse cargo sólo de su hermana, no de ella.
“Mi papá era muy torpe afectivamente”, contó Urrutia. “Yo creo que me tenía miedo, porque yo era puntuda, y él tenía muy poco manejo (…) Yo le dije que él no nos podía separar, y no encontró nada mejor que castigarme, diciéndome que no me iba a poner ni un peso, yo le dije ‘qué me importa, no quiero tu plata, yo me voy a hacer cargo de mi hermana y no necesito nada de ti’”.
Desde entonces, Paulina, ya estudiante de Teatro, se mantuvo a ella misma y a su hermana, estudiante de Arquitectura, sólo con la pensión de su mamá y trabajos esporádicos. “Yo hacía cuanto trabajo existía, y nunca nos faltó nada. Fue una demostración de que podíamos salir adelante y él no puso ni un peso”, dijo.
Su relación con su padre se recompuso sólo un poco antes de que muriera, también de cáncer. “Lo acompañaba a las quimio, y fue muy bello, un regalo, porque pude conocer a mi papá. No cambió para nada la percepción que tenía de él, pero él se dio cuenta de que yo no tenía ningún rencor. Nunca sentí la falta de él, y yo creo que logró ser un muy buen papá para mi hermana”, señaló.
Martín le mostró a Paulina un saludo de su hermana Loreto, diciéndole que la quiere mucho y que admira su capacidad de empuje y de trabajo. Al respecto, la intérprete confidenció que actualmente están un poco distanciadas con su hermana. “Tenemos mundos totalmente distintos, visiones de mundo totalmente distintas. Pero es un amor que va mucho más allá, que es lo que yo creo que me pasó también con mi papá (…) Yo sé que a ella le duele todo esto que estoy viviendo, le cuesta entenderlo y no le gusta. Ella sufre mucho porque yo no estoy trabajando”, reveló.
Acerca de su vida sentimental, la actriz contó que tuvo muy pocos pololos, pero que a los 21 años tuvo una relación muy seria con José Miguel Tobar, un hombre mayor que ella, y se fue a vivir con él y sus dos hijos. Así, siendo muy joven, pasó de un día para el otro a ser mamá. “Yo nunca quise tener hijos y nunca me imaginé que iba a terminar criando otros hijos. Pero siempre he tenido hijos putativos”, dijo.
Fue justo al terminar esa relación, en 1996, que conoció a Augusto Góngora, documentalista y entonces productor del área de Cultura de TVN. “Como a los 21 años me convertí en mamá de niños de 8 y 10 años, lo único que quería era tomar pisco sour, salir. Tuve un par de pinches y ellos lo único que querían era entrar en terreno, y yo me iba arrancando”, contó. Fue entonces, mientras trabajaba en una obra de teatro de Galimeri, que su colega Coca Guazzini le preguntó si le podía dar su teléfono a este hombre que preguntó por ella y que trabajaba en TVN.
“Yo le dije a la Coca ‘¿qué voy a hablar yo con ese caballero?’, porque para mí él era como Sergio Livingstone. Tenemos 17 años de diferencia y para mí era un señor nada que ver con mi vida, con mi mundo, con nada”, confesó. Sin embargo, desde su primera cita con él quedó claro que su relación iba a desarrollarse a través de la conversación. Un día, cuando él le trató de dar un beso, ella lo detuvo, él le pidió pololeo y ella aceptó. De eso han pasado 25 años.
“Augusto es muy gozador, un hombre lleno de vida, lleno de cuento, súper riguroso”, dice sobre su pareja. Pero, destaca, es totalmente diferente a ella. A modo de ejemplo, recordó cuando una vez fueron a Europa juntos. “Yo como buena pobre tenía todo planeado, dónde ir, qué hacer, el museo, esa sensación de que nunca más voy a volver, así que tengo que aprovechar al máximo. Y en cambio al Augusto le encantaba sentarse a tomarse un café y mirar a la gente. Yo le decía ‘¡Termina tu café, que nos van a cerrar el museo!’”, rió.
“Siempre fuimos muy distintos en tantas cosas. Tenía otra manera de vivir la vida el Augusto. Visiones totalmente distintas, y hasta el día de hoy con las más increíbles dificultades que pone esta enfermedad siempre encuentro una manera de estar cómoda con él. Es impresionante lo que hace, lo que hizo en mi vida y lo que hace cada día”, reflexionó la actriz de telenovelas como “Champaña”, “Sabor a ti” y “Tentación”.
Según recordó, los primeros indicios de la enfermedad se dieron en Augusto poco tiempo después de su salida de la TV, en 2011, cuando se reinventó estudiando para ser coach y luego trabajando como docente. “Ahí comenzaron las fallas. Su jefe me dijo que algo está pasando y comenzamos a percibir que había dificultades. Por ejemplo, se ponían de acuerdo en algo, iban a trabajar, llegaban al lugar y Augusto decía ‘Oye, ¿y qué íbamos a hacer?’”, contó.
En 2016, dos años después de ser diagnosticado con Alzheimer, Góngora fue postulado como miembro del directorio de TVN. “Yo hablé con él, ya sabiendo de sus problemas, y él me decía ‘no, no, si yo puedo hacerlo’”, confesó Paulina. No obstante, rápidamente se hizo evidente que las cosas no andaban bien.
Por ejemplo, un día mientras estaban en la casa de una amiga, a él lo llamaron para recordarle que tenía que estar en media hora en una reunión en el Congreso. “Él no tenía ninguna noción de que debía haber estado ahí (…) Por suerte yo andaba con un terno siempre pensando que esto podía ocurrir. Viajamos rajados, volamos en el auto, y el Augusto feliz de la vida, sin ninguna conciencia”, relató la actriz.
Llegó un momento en que, tras sólo 9 meses en el cargo, el mismo Augusto decidió dar un paso al costado. “Me dijo ‘Paulina, me tengo que salir del directorio’. Y yo por dentro ‘Gracias a Dios’, y le pregunto ‘¿por qué?’. Y me dice: ‘Porque no estoy al 100%’”, contó Paulina.
Desde entonces los días de la actriz se han pasado en el acompañar, atender y ayudar al hombre que ama en su irremediable deterioro. “Muchas otras personas están viviendo lo mismo y saben que una se empieza a volver loca, por el nivel de exigencia, de dolor, el duelo permanente y larguísimo. Es una muerte en cámara lenta donde día a día, hora a hora y minuto a minuto vas perdiendo algo de esa persona, y eso es abrumador. Pero al mismo tiempo es lo más bello”, señaló Paulina.
Según indicó, uno de los momentos en que llegó a comprender cómo lidiar con el Alzheimer fue cuando fueron por primera vez al psiquiatra tras el diagnóstico. “El doctor escuchó a Augusto, que había llegado enrabiado, con pena y terrible. Después le dijo ‘Gracias Augusto. ¿Y tú Paulina? ¿Qué dices?’. Yo me quedé helada, y Augusto dijo ‘¿Por qué va a hablar ella si esto es algo que me pasa a mí?’. Y el psiquiatra le dijo: ‘Porque ahora la realidad va a ser compartida, es lo que tú pienses y sientes, y también quién está a tu lado’. A mí eso me abrió el mundo. Me permitió generar un código con el Augusto que siempre fue convertirnos en una persona entre los dos. Yo siempre digo que estamos tan solos en la vida, pero que el ejercicio de la vida es que venimos a vivir con otros”, recordó la ex figura de Canal 13.
Actualmente el ex rostro de “Cine Video” y “Hora 25” se encuentra en una fase muy avanzada de su enfermedad. “Yo viví sus últimos momentos de conciencia diciéndole: ‘Augusto, estás en tu casa, estás en tu pieza, estás con la Pauli’. Y él decía ‘Qué bueno’. Y ahora que ni siquiera tengo eso, es solamente tomarle la mano y decirle ‘Aquí estoy’”, se confesó la actriz.
Consultada por Martín acerca de si hay momentos en que Augusto es capaz de reconocerla, Paulina destacó que él siempre la llama cuando necesita algo, y que ella aún es capaz de ver en él al hombre del que se enamoró. “El Augusto nunca ha dejado de ser el Augusto. Lo miro a sus ojos, cómo se ríe, las cosas con las que goza, y nunca he dejado de reconocerlo. Y él, hasta el día de hoy en su máxima desesperación, cuando se para y mira, grita ‘¡Pauli!’, yo le digo ‘Augusto, aquí estoy’. Y yo creo que no me ve, pero sabe que estoy ahí”, señaló sobre su pareja.
Luego, cuando Martín le pidió una definición de amor, la actriz señaló que gracias a Augusto sabe lo que es. “Dicen que el amor de un padre a un hijo es incondicional, y eso a mí me da mucha lata porque significa que los que no tenemos hijos no tenemos la capacidad de amar incondicionalmente. Y yo te puedo decir que yo amo incondicionalmente a Augusto”, afirmó.
Consultada luego por el conductor sobre la manera en que sobrelleva la presión y quién le sirve de contención a ella misma, Paulina respondió que Augusto sigue siendo su pilar. “Primeramente, yo creo que quien me contiene es él. Y después, como es la historia de mi vida, es todo, todo lo que me recuerda a él”, dijo.
Finalmente, Paulina confesó a Martín que recientemente vivió una crisis muy fuerte en que temió que Augusto muriera de un momento a otro. “Yo que supuestamente estaba muy preparada para todo, casi me morí. Y fue tan fuerte sentir eso, cuando te dicen que no, que la sobrevida es de un mes, el shock, el impacto, que me vi totalmente en pelota”, confesó. Fue entonces que tomó una decisión.
“Estaba en la pieza llorando aterrorizada y de repente me paré y dije ‘no, esto no se lo merece el Augusto y no me lo merezco yo’. Yo tengo que ser capaz de acompañarlo en lo que está viviendo pero no puedo permitirme morirme yo. Lo que yo necesito ahora es volver a la vida, volver a armarme, a componerme, no sin haber pasado por esto, no sin darme cuenta que en el momento en que él se moría yo también me estaba muriendo. Entonces bajé, sin llanto, y conversé con el Augusto largo y tendido, le dije que ya era el momento de empezar a separar estos procesos y volver a recobrar mi vida, de su mano nuevamente, pero que estábamos viviendo momentos donde yo tenía que recuperar energía y fuerza para seguir adelante y acompañar estos momentos que se van haciendo cada vez más complejos”, relató.
Pero no toda la conversación de Paulina Urrutia con Martín Cárcamo fue sobre su misión de cuidadora de esta grave enfermedad. También hubo tiempo para que la actriz de producciones de Canal 13 como “El amor está de moda”, “Amándote” y “Gatas & tuercas” recordara algunos de sus roles más importantes en la televisión y el cine.
El primero de ellos fue el de Teresa de los Andes en la miniserie homónima de TVN de 1989, rol para el que la actriz audicionó justo después de la muerte de su madre. Según recordó, pocos años antes, acompañada de su mamá, había hecho una manda en el santuario de la santa chilena. “Le puse ‘Sor Teresita, por favor, permíteme estudiar algo que sirva a los demás’”, confidenció.
El papel la lanzó a la fama a los 20 años, la misma edad de la religiosa cuando murió. Y, contó, la marcó mucho en todos los sentidos. “Quedé un poco traumada con eso, porque era muy chica y el nivel de exposición para mí fue muy traumático. Quedé como con susto, con miedo. Algo se mostró de mí que no quería”, reveló.
Además, Paulina se tomó un momento para recordar uno de sus papeles más recordados en teleseries: el de la malvada Sarita Mellafe en “Fuera de control”. Al respecto, la actriz destacó que para ella los años 80 fueron muy desagradables precisamente por culpa de gente como Sarita.
“Hay una época de mi vida en que yo lo pasé muy mal, justamente en mi juventud. Yo creo que la gente joven no tiene idea, pero era terrible ser joven en ese período (…) La Sarita tiene muchas cosas que yo viví. Es lo aspiracional, lo discriminatorio, lo abusivo y al mismo tiempo lo encantador, lo cómico, porque eso es también lo que perdieron las telenovelas. La gracia es que es la mala, pero es muy humana porque muchos chilenos se sienten identificados con ella, nos vemos mucho en ella”, señaló.
Para terminar de hablar de su carrera, Martín mostró a Paulina un video de su colega y amigo Alfredo Castro, quien destacó que ella ha creado escuela en el teatro chileno. “Ella creó un estilo de actuación que fue tomado como maestra por los alumnos de las escuelas de Chile, uno iba a ver los ensayos y había una técnica llamada Paulina Urrutia”, afirmó el actor.
“Yo sé que ella está pasando por un momento re difícil, así que debe saber que todos los que la queremos y rodeamos estamos muy pendientes de ella, que se deje querer y se deje ayudar”, dijo Castro para terminar su mensaje, lo que emocionó a la actriz.
A modo de despedida, pese a que Paulina insistió en que no quería nada, Martín le dio de todos modos varios regalos: primero, una foto enmarcada de ella de cuando niña con sus padres y hermanos; segundo, un macetero con un ciruelo, árbol de gran significado personal para ella; y tercero, un ramo de flores y un agradecimiento especial. “Para mí este programa cayó del cielo, estar en un programa con una persona que sólo te puede generar admiración”, cerró el animador sobre su entrevistada de hoy.
Como de costumbre, el programa se convirtió en uno de los temas más comentados en redes sociales, ubicándose el nombre de “Paulina Urrutia” dentro de las tendencias de Twitter a nivel nacional.