Luego del exitoso reestreno de la sitcom “Soltero a la medida”, que va todos los jueves a las 20 horas por REC TV, la señal del recuerdo de Canal 13 traerá de vuelta a la pantalla otro icónico proyecto de ficción. Se trata de la miniserie “Crónica de un hombre santo”, la cual se centró en la vida del sacerdote jesuita y fundador del Hogar de Cristo, el Padre Alberto Hurtado.
La apuesta del área dramática del 13 fue dirigida por Cristián Mason y protagonizada por Cristián Campos, quien habla del regreso de esta miniserie. Ésta se reemitirá desde este 28 de julio y cada jueves a las 20:30 horas por REC TV, el ayer y hoy juntos.
“A mí me parece una buena noticia que vuelvan a dar esta miniserie. Y creo que es súper oportuno para lo que estamos viviendo, porque para mí Alberto Hurtado siempre ha sido una figura inspiradora y señera, de modo que pienso que puede ser, para las nuevas generaciones, una inspiración… ver el ejemplo de un cura que se dedicó a trabajar por los pobres. Él veía a Cristo en los pobres y no había más discusión que esa”, destaca Cristián Campos.
Consultado por lo que significó hacer este personaje, al que dio vida en 1990, el intérprete rememora que “yo había hecho un Master en Dirección en Estados Unidos, vuelvo a Chile y me encuentro con este proyecto. O sea, es todo lo que uno quisiera hacer como actor. Yo era un tipo de 35 años y me pasan la figura de Alberto Hurtado. Uno siempre está haciendo personajes de ficción o que se le ocurren a algún dramaturgo o libretista y este era un personaje real, chileno… y no sólo era real, sino que era un héroe. Él tenía todo un cuento con el heroísmo, él decía que los jóvenes tenían que ser héroes, entonces hacer al Padre Hurtado fue un tremendo regalo”.
Campos detalla que preparó su interpretación de Alberto Hurtado con mucha ayuda del Hogar de Cristo, juntándose con contemporáneos del sacerdote y que, en especial, escuchó bastante la “voz metálica” de él, para tratar de reproducirla de la mejor manera: “Yo todo el día escuchaba la voz del Padre Hurtado, en especial mientras manejaba”.
Acerca del resultado de esta producción dramática, Cristián comenta que “creo que salimos bien parados, porque yo la he vuelto a ver y pienso que ha envejecido bien. Con toda humildad, hicimos un buen trabajo y estuvimos a la altura del modelo que teníamos, así que contento, Señor, contento”.
En relación al impacto que logró con esta interpretación, el ex integrante de Canal 13 confiesa que “hasta el día de hoy el mote de Alberto Hurtado no me lo quito de encima y no me molesta, para nada. En su momento me sorprendió porque jamás pensé que iba a tener ese eco y efecto en la gente, pero fue positivo”, agregando que “en su momento también me dieron ganas de hacer personajes más siniestros, como para demostrar que podía ser santo y demonio, y el tiempo me dio la posibilidad de hacer un par de psicópatas con los cuales pude demostrar que podía tocar otras teclas y otros colores en mi paleta”.
La importancia del Padre Hurtado en la vida de Cristián Campos ha sido tanta que hay varios hechos que lo marcaron más allá del plano profesional. Por ejemplo, revela que “como parte de esta devoción de las señoras por el trabajo que hicimos, una secretaria de él y que me había ayudado mucho, el día que estrenamos la serie estaba tan emocionada que me llevó al canal una reliquia que había atesorado del Padre Hurtado, era como un huesito de él. Fue bonito y curioso porque lo tenía muy guardado, como si fuera una joya, era una falange o huesito… no sé cómo lo había conseguido, pero me lo regaló como muestra de admiración y de reconocimiento porque decía que lo que había ocurrido había sido un milagro. Decía que yo había sido poseído por el Padre Hurtado, ya que verme actuar era verlo a él, y eso era un halago tremendo porque ella lo conoció muy bien, era su secretaria”.
Asimismo, desclasifica momentos bien especiales que vivió entre 2006 y 2010 como agregado cultural de Chile en Washington: “En Estados Unidos me iban a ver a la embajada señoras católicas norteamericanas… tenía la sensación que pensaban que yo era como la encarnación del Padre Hurtado. Ellas veían la historia del Padre Hurtado a través de un canal católico que existe en Estados Unidos todavía, y sabían que yo trabajaba en la embajada e iban a conversar conmigo”.
El intérprete añade que “era muy gracioso porque me escribían cartas y recibía muchas visitas de fieles católicas y con regalos, lo cual me hacía sentir muy bien. Ellas, en general, se emocionaban mucho. Yo las recibía en mi oficina y nos tomábamos un té. Para mí era parte de mi labor como agregado cultural y era un halago desde todo punto de vista… es bonito que el trabajo de uno trascienda la cosa del espectáculo”.