El “cambio de conciencia” que definió Stefan Kramer en su aplaudida rutina de Viña 2020 nos ha hecho ver qué tipo de personas son ciertos famosos. Este año, tan complejo como los anteriores, vimos el lado bueno y el lado malo del espectáculo y el periodismo chileno. Y es que al menos para nuestra línea editorial de público acceso, no da lo mismo qué tipo de persona llega a la televisión o tiene acceso a la misma.
Cuando un Concejal de Coquimbo llamó “mongolitos” a un grupo de niños con algún tipo de autismo, Mónica Rincón fue la primera en criticar sus lamentables declaraciones. Pero esto tiene un lado terrible: Prácticamente fue la única. Usted nos podrá corregir en los comentarios de nuestras redes sociales, pero ella y solo ella fue capaz de cuestionar duramente al edil por el uso de expresiones que, en el Chile de hoy, no deberían tener cabida.
Bien decía la ancla de CNN Chile que “el lenguaje construye realidades”, y lamentablemente lo podemos ver en ese género que está en la Tercera División de la televisión chilena. Por años jugó en la Primera, pero su método de juego fue a través de trampas, goles ilícitos, contratación de estrellas de dudoso rendimiento, pero qué va… Al DT no le importa la calidad del equipo con tal de salir campeón. Eso pasó durante gran parte de la década pasada y al abusar tanto de ese esquema, terminaron descendiendo hasta llegar al Amateurismo. Y es que por un lado, un periodista denigra a una panelista diciendo que se hizo famosa por “mover la coneja” y, por el otro, tenemos la burla constante a aquellas estrellas que vivieron momentos complicados en torno a la salud mental.
Prácticamente Rincón está sola levantando la bandera en favor de las personas con TEA, junto con otras excepciones a la regla como Pancho Saavedra, Pedro Ruminot y el actor Roberto Poblete. Son personas que han construido una carrera respetable, apegada al profesionalismo en cada uno de sus campos y que tienen buena llegada con la gente. ¿En cambio qué ofrece el farandulismo? A estas alturas del año nos damos cuenta que están igual que la Franja del Rechazo, por un lado te hablan de amor sin embargo sus partidarios actúan con violencia. Lo vimos cuando en un programa tratan de “perra” a Karen Bejarano sin importarle a los involucrados sus problemas sabidos por todos, y eso en los medios afines lo venden como “la crítica sin filtro”. Suavizando el insulto y la misma rabia que tanto se le critica a la Convención.
Y es que a las personas que han usado el odio como entretenimiento no le importa la realidad de sus semejantes… ¿En realidad esperamos que estén al tanto de lo que pasa en el país? Si no hablaron por compromiso durante el Estallido Social y dicen que no les importa la política, ¿En verdad debemos estar pendientes de si enarbolan la bandera de alguna causa social que no sea afin a sus intereses?
¿Por qué escribimos esto? Porque sentimos que las diferencias entre las dos facciones del espectáculo chileno son día a día más notorias. No son opiniones sino que son hechos de la causa. Las personas serias del entretenimiento han abrazado a sus semejantes y han sido mucho más empáticos que aquellos que han ganado millones con la violencia. Es nuestra labor hacerla notar para que usted tome cuidado cuando se expone a ciertas informaciones, porque en una de esas nos podemos encontrar con bullying disfrazado de buenismo.