Este domingo en un nuevo capítulo de “De tú a tú”, Martín Cárcamo recibió en su casa a la actriz Solange Lackington, recordada por roles en teleseries como “Sabor a ti”, “Machos”, “Brujas”, “Lola” y “Soltera otra vez”.
La actriz partió revelando que su infancia la vivió en la casa de su abuela en el centro de Santiago con sus dos hermanos, su papá, contador, y su mamá, secretaria. “Era una vida muy sencilla, muy austera. Nunca tuvimos auto”, contó sobre su infancia, agregando que recuerda que le gustaba mucho ver televisión.
“Mi papá quería que viéramos a color la tele, entonces en una oportunidad compró una mica que se pegaba con scotch encima, y era abajo verde, al medio rosada y arriba azul. Funcionaba el descueve cuando veíamos ‘El gran Chaparral’, porque veías el paisaje verde, el cielo azul y la puesta de sol, pero cuando veías otra cuestión nada que ver no calzaban los colores”, rió.
En su infancia, contó, pasó por una etapa de fanatismo por el programa musical “Música Libre”. “Yo me sabía todas las historias, tenía el álbum, tenía todas las láminas, hacía todos los bailes, me vestía igual, me ponía las medias bucaneras y las faldas cuadrillé, un corbatín y bailaba todos los temas. Yo leía y sabía, por ejemplo, que ‘Mera’ (María Eugenia Silva) era la más chica y tenía 13 años, y yo tenía 10, así que decía ‘Cuando tenga 13 voy a ir al programa’”, recordó.
Otro importante recuerdo de su familia es en torno a sus primos, quienes fueron muy activos políticamente en los 70, pertenecieron al MIR y estuvieron detenidos en Isla Quiriquina, donde fueron torturados. Ella, a los 11 años, fue junto a su padre a visitar a uno de sus primos detenido en la cárcel de Concepción.
“Yo creo que fue una de las experiencias más extrañas y bizarras que he vivido en mi vida. No tenía conciencia de que había un lugar donde la gente estaba encerrada y no podían salir. Lo que más me conmovió fue ver a mi primo tratándome con una ternura como si estuviéramos en el living de su casa (…) Me tomaba la mano igual como me la tomaba cuando yo era niña y conversaba con nosotros para hacernos entender que él estaba bien. Salí con una sensación de tranquilidad de haberlo visto y haber estado con él”, contó sobre su primo, ya fallecido por un cáncer fulminante.
Curiosamente, pese al talento de Solange, la actuación no fue una vocación tan inmediata para ella, ya que originalmente quería estudiar educación diferencial. “Yo había visto una sola obra de teatro en mi vida, cuando fuimos por el colegio a ver ‘El burgués gentilhombre’ en el Teatro de la Católica. Llego a esa función escolar, 3 de la tarde, entro, el teatro lleno de niños, miro y no había ido ninguno de mis compañeros de curso. Me senté atrás, última fila, pero como era corta de vista y veía poco, me empecé a correr y a correr, y terminé en primera fila, alucinada viendo esta obra. No podía creer que este universo existía. Todo lo que me imaginaba de niña cuando me caracterizaba o me disfrazaba”, recordó.
Por eso, al salir del colegio se vio en la disyuntiva. Y lo resolvió de un modo muy curioso. “Hay un ser superior que se encargó y alineó todo para que yo tomara este rumbo (…) Mi hermano sacó una moneda y me dijo: ‘Si sale cara vas a dar el examen a la escuela de teatro y si salía sello vas a dar el examen a la escuela de educación diferencial’. Salió cara, y no se habló más del tema”, confesó.
Ya siendo estudiante de Teatro empezó a aparecer en televisión poco a poco. Y cuando ya llevaba varios papeles, en 1987, empezó a pololear con el padre de sus hijos, con quien se fueron a vivir juntos a los cinco meses de empezar. Recordó que se fueron a vivir juntos a los cinco meses de empezar a pololear, lo que fue un gesto muy rupturista en su familia conservadora, y que los primeros años fueron difíciles. “Pasamos muchísimos apuros económicos. Yo era el sostén de esa familia que estábamos armando, él hacía cosas menores porque además estudiaba. Y era una época en que no tuve la suerte de tener contratos largos, a una la contrataban por proyecto, por telenovela”, contó, y recordó que en su momento más bajo no tenían dónde vivir.
“Anduvimos una semana viviendo en una camioneta como hippies con los dos niños. Un ex cuñado de Fernando nos prestó una camioneta, así que íbamos a ducharnos o a cambiarnos de ropa a la casa de mis papás o a la casa de amigos y andábamos todo el día con el diario en mano buscando arriendo”, narró.
En total tuvieron cinco hijos, todos hombres, y el desafío fue cómo tenerlos, criarlos y amamantarlos sin dejar nunca de trabajar. “Yo postergué ser actriz de teatro muchos años y me dediqué exclusivamente a hacer televisión porque era más rentable y me gustaba llegar en la tarde y bañarlos, darles su comida, contarles un cuento, hacerlos dormir, su bendición y todos esos ritos que me encantan”, reveló, agregando que el apoyo de su familia fue fundamental.
“Mi mamá ha sido un pilar fundamental en mi vida. Me acompañó a Rapel 7 meses mientras yo grababa ‘Sabor a ti’ con el Martín. Yo paraba la grabación cuando me avisaban que la leche estaba apareciendo, iba y le daba teta a la guagua, mi mamá le sacaba los chanchitos, lo mudaba y se quedaba con él, y viajaba conmigo una semana al mes. Lo mismo en ‘Machos’ cuando íbamos a Viña a grabar con el Mauro, y con el Joaco en ‘Lola’”, enumeró, agregando que siempre se preocupó de que sus hijos supieran donde ella estaba. “Por eso, trataba de que ellos fueran a donde yo estaba”, dijo.
Según relató, el tener muchos hijos tiene algunas importantes ventajas. “Siento que las familias donde hay hartos niños desarrollan más fácilmente la empatía y la tolerancia a ciertas frustraciones, eso de querer ‘yo yo yo yo’, porque hay que compartir. Un hijo me dice ‘Mamá, ¿dónde están mis zapatillas?’, y yo le digo ‘Mira, ok, estoy dando leche, después tengo que bañar al Mauro, prepararme para lo del Martín. En 2 horas y media más te puedo ayudar, o buscas tú tus zapatillas’. ‘Ya, las busco yo’, dice”, comentó.
Actualmente, de sus cinco hijos, tres viven con ella, mientras que los dos mayores se fueron a vivir al extranjero, uno a EE.UU. y el otro a Australia. “Yo sentía que tenía una vocación de ser mamá, me gusta ser mamá y me esmeré en hacerlo bien. No sé si lo hice tan bien, pero creo que al menos hice todo lo que estaba en mí. Si hay algo en lo que nunca estuve al debe fue en entregarle amor a mis hijos”, concluyó.
Sin embargo, tras 23 años de relación, que ella veía como un matrimonio, tarde o temprano la relación con el padre de sus hijos se deterioró. “Las cosas no se fueron dando tan bien y esa relación se empezó a deteriorar, y llegó un momento en que ya era inviable continuarla. No se podía salvar, y había que tomar cartas en el asunto, cortar por lo sano, y lo sano y saludable era salvar a los integrantes de esa familia que formamos que para mí eran lo más importante”, señaló, agregando que le costó tomar la decisión, pero ellos mismos se lo tomaron bien.
Así, de un día para el otro Solange se vio sola con los 5 hijos, como única sostenedora. “La verdad es que yo siempre cargué más la carga ahí, entonces para mí no fue como sentirme sola, ya llevaba mucho tiempo sintiéndome con la mayor responsabilidad de estar con ellos, criarlos, compartir, hacer sus cosas y todo. No sentí el cambio tan grande”, confesó.
Fue ahí que tuvo que empezar a rearmarse y a atreverse a conocer a otras personas, lo que obviamente le dio mucho pudor. Tras tomar clases de salsa, donde aprendió que le faltaba soltarse más y dejarse llevar por el hombre, se atrevió a apostar por el amor con una nueva relación, que esta vez terminó en matrimonio.
“Cuando me separé del papá de los niños igual no quedé bien, y mi autoestima quedó muy deteriorada. Entonces este señor, Enrique, lo que hizo fue potenciarme, levantarme la autoestima, ser muy amable, respetuoso, cariñoso, atento, y cumplió su objetivo. Volví a sentirme bien, a creer en mí”, dijo. Sin embargo, a los dos años de casarse con él, volvió a separarse.
“Decidí casarme porque era una protección, sentirme protegida, contenida por alguien, y Enrique llegó a demostrarme que tenía que darme un tiempo para mí. Pero al año de estar casada con él sentí que no era lo que necesitaba. Descubrí que si yo seguía esta relación le estaba dando un súper mal ejemplo a mis cabros, de lo que yo no quería que ellos aprendieran”, confesó.
Poco tiempo después, la actriz vivió un duro momento cuando una operación estética casi le costó la vida. Todo partió cuando para una escena de su personaje en la teleserie de Canal 13 “Chipe Libre”, en 2014, tenía que pararse desnuda frente a un espejo. “Tengo un tema con mis pechugas porque yo he amamantado a 5 hijos, entonces me da un poco de pudor mostrar mis senos alicaídos”, contó. Entonces fue que el director de la producción, Herval Abreu, le propuso operarse si eso la iba a hacer sentir mejor.
El doctor al que acudió ofreció realizarle no sólo un levantamiento de mamas, sino también una abdominoplastía adicional para sacar el músculo suelto. Pero algo salió mal, y tuvo una infección.
“Cuando me dieron el alta volví a casa con mucha temperatura, y a la semana que me controló no estaba bien y tuve que volver a hospitalizarme con casi principio de septicemia. Me podría haber muerto. Me volvieron a operar para limpiarme, vuelvo a casa y nuevamente me empiezo a sentir mal, vuelvo y estaba con necrosis mi piel. Ahí entendí que era un proceso irreversible, que no iba a salir de eso”, contó, revelando que fue operada en total tres veces en dos meses.
Todo ese tiempo sobrevivió conectada a un aparato que absorbe fluidos, que tiene una esponja que se mete adentro de la herida. “Fue una pesadilla que inicié el 14 de junio de 2014 y terminó en diciembre. Estuve cinco meses con una herida abierta en mi abdomen”, reveló, añadiendo que, por su salud, tuvieron que bajarla de la teleserie.
Su salud emocional también se vio comprometida en el proceso. “Me pasó algo bien raro, porque no tenía energía para nada, ni siquiera para tomar el teléfono. Una parte de mí no estaba, no sé dónde estaba transitando. No conectaba ni siquiera con mi emocionalidad, estaba en shock. Hasta que un día llega mi hijo Cristián a verme y él me conectó, me dijo que me necesitaban, que yo tenía que volver, que no me podía ir. Ahí me conecté con lo mío de nuevo, con la realidad, con la vida”, relató.
Pese a los años transcurridos, y tras varios intentos frustrados, la actriz continúa tratando de que se haga justicia en su caso contra el médico que la operó. “Tengo la esperanza de hacerlo a través del conducto regular que es la justicia y no acudir a la farándula o a la exposición por ser una persona conocida o pública, y voy a continuar en eso hasta que dé algún resultado”, señaló la actriz.
Para la siguiente etapa del programa, Martín hizo pasar a Marc, actual pareja de Solange, para que contaran su curiosa historia. Todo partió cuando la actriz viajó sola de vacaciones a Aruba a inicios de 2019 con el objetivo de terminar de escribir el guión de una película autobiográfica que está preparando. Allí, cada vez que pasaba por una de las calles veía la tienda de un masajista holandés pero llevaba 6 o 7 años viviendo en Aruba, trabajaba haciendo fotografías en los hoteles y fabricando lámparas de madera, además de masajes de reflexología thai.
“Veo que Marc está haciendo masaje, me asomo y digo ‘Wow, qué guapo este hombre’”, confesó. Pero no se atrevió a ir a su tienda hasta la noche final de sus vacaciones, cuando se animó a pedirle un masaje. Él le respondió que la esperara 10 minutos. “Habría esperado la vida”, dijo ella.
Ya durante el masaje, él le preguntó si andaba sola, ella dijo que sí, y él que también lo estaba. Terminada la sesión, Marc la invitó a una cerveza. Mientras caminaban, Solange propuso ir a tomársela en su habitación. “¿Qué iba a hacer? Si me venía al otro día, no lo iba a invitar a comer. Yo andaba con un aparato traductor Travis que me compré y lo tenía cargando en la pieza del hotel, y yo necesitaba tener una conversación con él”, explicó la actriz.
Tras conversar por un largo rato, en un momento Marc dio el paso, tomó el traductor, lo dejó a un lado y le dio un beso a Solange. “Me dijo que le habían encantado mis pies”, contó Solange. Siguieron conversando hasta las 6 am, cuando llegó el transfer de la actriz para llevarla al aeropuerto. “Tomé el vuelo y en Panamá había señal wifi, así que recibo whatsapps y él me estaba mandando fotos (…) Su mensaje decía ‘Por favor no me olvides’”, recordó la actriz.
Ya llegada a Chile, empezaron a conversar todos los días vía Skype. La relación avanzó tan rápido que para marzo él ya se había hecho un tatuaje que decía “Solange forever”, y en abril vino a Chile para conocer a su familia. Unos meses después, tras reencontrarse en un viaje a EE.UU., Marc regresó a Chile para quedarse. “Dejó todo, su trabajo, su departamento, vendió sus cosas y se vino”, dijo la actriz.
“Recuerdo que cuando toqué sus pies fue un momento mágico. Supe cuando la vi que ella era la mujer para mi vida”, dijo por su cuenta Marc, añadiendo que, pese a que no están casados, “la veo como mi esposa”.
Junto con eso, reveló que se demoró en darse cuenta que Solange era famosa en Chile. “Ese día del masaje le pregunté qué hacía ella en Chile, me dijo que era actriz, y no me imaginé cómo era eso, pensé que era algo pequeño, como que hacía teatro local (…) Cuando al fin llegué a Chile la googleé y casi me caí de la silla, era un listado interminable. ¡Es una estrella!”, reveló.
Para Solange, Marc es más que el hombre de su vida. “No lo que yo necesitaba ni lo que yo quería, sino lo que yo merezco: contención absoluta, preocupación, dedicación, no me ahoga, no cela, permite que tenga espacio, se lleva increíble con los niños, coopera en todo, otra mentalidad”, describió.
A ambos, Martín les mostró algunas escenas importantes de la carrera de Solange, como su actuación en un capítulo de “Teleduc” a los 19 años, su rol de “Martuca” en “Brujas”, y el de “Estrellita” en el programa “Arriba el ánimo”.
“La Paulina (Nin) era muy generosa por esto de servir al personaje, entendía muy bien el rol de la Estrellita como una colaboradora de ella, le sumaba, no robaba escena. Es un personaje muy bonito porque me dio esta satisfacción de hacer estos programas donde esta ingenuidad y esta cosa genuina y querible que tiene este personaje le permitía ser punzantes. Tuvimos hasta al presidente de la república invitado, a ministros, y ella era la voz del pueblo”, contó la actriz sobre el rol.
A continuación, el conductor mostró a Solange un saludo del actor Renato Jofré, con quien trabajó en “Papá a la deriva”. A raíz de eso, la actriz recordó un incidente que les ocurrió en la grabación de esa teleserie, donde tenían que hacer una escena donde se tomaban una foto.
Todo ocurrió cuando al personaje de Renato, que usaba lentes ópticos, se le soltó el marco, así que lo pegaron con La Gotita. Lamentablemente, pusieron un exceso de pegamento, entonces a la hora de posar cara con cara, el líquido cayó en el ojo de la actriz. “Fue lo más doloroso que te puedas imaginar, yo usaba pestañas postizas por mi personaje, y no podíamos sacarlas. Se me pegaron adentro del ojo”, reveló Solange, quien fue a parar a la clínica.
“Un oftalmólogo me dijo que fui afortunada porque se pegó en un lugar que no afectaba la visión. Tuvieron que hacerme una intervención para sacarme la pestaña con el pegamento, y por ende perdí todas las pestañas de ese ojo”, recordó.
Para finalizar el programa, Martín le regaló a Solange una copia de “Poemas de las madres”, de Gabriela Mistral, y una claqueta con su nombre para cuando dirija su película autobiográfica, proyecto en el que la actriz lleva dedicada 5 años, y que espera concretar pronto.