La televisión mundial (no solo chilena) atraviesa una serie de crisis, en muchas latitudes ha generado una profunda revisión en los contenidos y un serio debate sobre con enfrentar los desafíos futuros, pero más allá de todas estas complicaciones hay una que no se toma con mucha atención, pero es aquella que más refleja la pérdida de influencia de la televisión tradicional.
Por años la televisión tuvo un privilegio que muy pocas actividades sociales logró dominar, nos referimos al control del tiempo, la capacidad que tuvo la pantalla chica de definir los tiempos de las actividades sociales, de las rutinas diarias. En muchas latitudes la televisación de eventos generó que se adoptaran nuevos hábitos diarios, recordadas han sido las ocasiones en que un final de telenovelas tuvieron que suspender eventos políticos por la atención nacional al episodio de una tira dramática (así sucedió en Brasil en los capítulos finales de Avenida Brasil en 2012). En Chile nos adaptamos para que nuestras rutinas diarias pudiesen entablar con los horarios de la telenovela vespertina, el noticiero central y la programación estelar, así más del 80% de los hogares chilenos estaban sintonizando televisión en aquellas horas.
La derrota más grande de la televisión es que hoy no controlan el tiempo, los hábitos sociales no los impone los espacios televisivos, donde más se remarca este fenómeno es en los noticieros, ya la ciudadanía no se impone de los sucesos informativos en los horarios previstos por los informativos, sino que son las redes sociales quienes imponen la urgencia, esto ha generado que al menos en Chile los informativos tengan una excesiva duración, en parte para poder competir con sus nuevos rivales y poder entregar la primicia a tiempo.
Pero este fenómeno va más allá, un factor que amenaza a la televisión radica en la duración de sus programas, no solo de los noticieros. Hoy un video de Tik Tok en apenas unos segundos logran una masividad inobjetable, una serie de personajes han ganado fama con apenas unos pocos minutos de contenido al aire ¿para qué seguir insistiendo con programas de larga duración si en redes sociales un viral se puede hacer rentable en apenas minutos? Evidentemente la televisión no acortará su contenido en pequeños clips, pero tendrá que ser atractivo en un puñado de segundos para no perder la atracción del televidente.
Esta serie de desafíos narrados serán un eje fundamental para construir la televisión del futuro, no solo en la calidad de su programación, sino como poder imponer sus ideas cuando ya no tienen el monopolio del tiempo.