El pasado sábado fue el Día Internacional de la Música, ese vital elemento que hoy escasea en nuestra pequeña pantalla, empobreciendo cada año sus contenidos debido a su larga ausencia en meses que no sean los correspondientes a la Teletón o a los festivales veraniegos, que el próximo año vuelven en gloria y majestad.
La semana pasada en el marco de los Premios Billboard de la Música Latina se desarrolló el Latin Music Week, organizado por la renombrada revista de entretenimiento norteamericana. A él acudió un nombre chileno: Denise Rosenthal. Ahí, codeándose con los pesos pesados y las que buscan su espacio, como la argentina Emilia Mernes o la norteamericana Mariah Angeliq. Lógicamente, es algo que nos debería enorgullecer y llenar de regocijo por el buen pasar que tiene la cantante sobre todo en la búsqueda de su internacionalización, pues ha actuado en países como Argentina, Perú y España.
¿Pero qué hacen las redes sociales? Muy por el contrario a hacer noticia su instancia en la creme de la creme de la música en español, se dedicaron a crear un creepypasta de una supuesta infidelidad de su ahora esposo, Camilo Zicavo. Teorías varias recorrieron los hilos de Twitter, todas cuya credibilidad es la misma que un video de Noticias para Patriotas, pero que de igual forma llegaron a los grandes medios que lejos de replicar lo que dijo en su ponencia, deslizaron sin siquiera contrastar las versiones con los involucrados o el equipo de la cantante.
Incluso no pocos han defendido a la pareja diciendo que ese supuesto no es más que algo inventado para buscar un empate a lo que sucedió con los escándalos de portavoces del rechazo como Cristián de la Fuente o Mauricio Pinilla, todos cuyos desatinos como personas han recorrido los timelines varios. Un empate que pega en el palo.
Lo peor es que este escándalo nacido absolutamente de la nada desvía el foco de lo importante, que es la llegada de Rosenthal a grandes eventos. No es primera vez que ocurre en su caso puesto que su canción con Flor de Rap, “Bailalo Mujer”, fue nominado a los Premios Juventud organizados por TelevisaUnivisión. ¿Para qué centrarse en una posverdad?
“Mentir es parte del libre albedrío” le leí a una twittera, justificando las falsedades como parte importante de la libertad de expresión. Bajo ese amparo sumémonos a ese coro satánico que busca un escándalo donde no lo hay y dediquemonos a hablar de supuestos o de inventar como lo hacen en Instagram o en los canales 118 y 123 de Movistar, total eso seguramente da clicks, llena párrafos y le da de comer a más de un twittero ocioso. Por Dios, ¿qué nos pasa?