La pasada semana, apenas anunciado el proyecto previsional del actual gobierno se realizaron una serie de foros en torno a la propuesta, la mayoría, obviamente, estuvieron radicados en los matinales. El problema fue que en el matinal de Mega Mucho Gusto los invitados corresponden a las visiones más radicales posibles en el debate, hablamos de los señores Luis Mesina y Bernardo Fontaine, el líder del movimiento que busca erradicar las AFP y el ex constituyente que hizo de la defensa de estas instituciones su bandera de lucha respectivamente.
Es cierto, y siempre he buscado apelar este concepto a través de estas líneas, que los canales de televisión tienen todo el derecho posible de invitar a quien quieran en este tipo de programas (como en cualquier otro tipo de espacios), pero resulta incómodo ver que un canal elija a las dos voces más polarizadas posibles para analizar el proyecto, que por lo demás para ambos termina siendo insuficiente. También se abre a la duda una serie de interrogantes sobre la modalidad de presentar este tema al público. Acá tenemos que anotar un punto positivo al actual gobierno que desplegó a sus ministros justamente para referirse a la reforma en noticieros centrales y matinales.
Pero todavía queda una duda clave en torno a la elección de ciertos rostros y no de otros al momento de presentar un tema tan clave, donde además se necesitan traducir al lenguaje simple algunos tecnicismos y no caer en la lógica del eslogan fácil que ha campeado en los últimos años. Figuras mejor capacitadas existen para esa labor, y que van más allá de una crítica radical pero que probablemente sea campos de cultivo para frases que se repetirán en redes sociales y que no revisten la necesaria seriedad.
Ya estamos acostumbrados a un nivel de debate inferior en algunos espacios periféricos de la televisión, pero que han ganado figuración justamente por la facilidad de lanzar frases al voleo pero convincentes, la lógica del espacio Sin Filtros parece ser irresistible en los debates políticos, debido a la alta visualización que presenta este programa en redes sociales, pero más allá de este entusiasmo, los canales de televisión que siempre han buscado retener el título de medios de referencia público deberían ser más moderados en el momento de elegir quienes son los panelistas a sus espacios. Aquí no es importante el sector político que provengan sino que estos invitados no incurran en tergiversaciones que afecten la credibilidad del asunto discutido y que la ciudadanía evalúe conceptos que no son tales.
Estamos en momentos en que la democracia está corroída por una serie de personajes y decisiones que afectan una información clara y sin falsedades, escribo esta columna en medio de una decisión estúpida tomada por Elon Musk abriendo la validación de perfiles falsos por solo unos ocho dólares y que incluso han generado pérdidas para una serie de compañías cuyos perfiles en Twitter fueron falsificados válidamente. Pues no sólo la democracia sino la estabilidad bursátil han sido puestos en jaque por la melomanía de un personaje cuyos propósitos todavía no son claros. Agregando el mayor autoritarismo del régimen chino y la proliferación de la creencia de un fraude electoral en Brasil nos abre la necesidad de fortalecer instrumentos que no solo garanticen que la información divulgada por los medios periodísticos sean chequeados sino que los grandes medios de comunicación a través de acciones claras impidan que la ciudadanía se deje llevar por mensajes erróneos. La necesidad de elegir bien a los invitados en espacios periodísticos es una de ellas.