Hay algunos programas que atrasan mil años, tanto que pueden hacernos llegar al Siglo XIX o incluso la santa inquisición. Eso ha ocurrido durante la semana pasada en el programa “Zona de estrellas” (Zona Latina) en donde, nuevamente sin presentar ninguna prueba tangible, Daniela Aránguiz -a quien muchos sindican el haber traido un ambiente laboral tóxico al programa- junto a Adriana Barrientos denunciaron que en “El discípulo del chef”, Perla Ilich les habría hecho magia negra con tal de que ambas no llegasen a la final o no ganasen el programa.
Para empezar, el espacio de Chilevisión ha debido enfrentar justificadas críticas de que solo hay farándula y de cocina, poco y nada. Y en ello bien lo sabe la ex “Mekano” ya que una simple discusión del uso de una cuchara por parte de la gitana ocasionó que desembocara en violencia, gritos e incluso bullying entre las involucradas.
Como el género televisivo es especialista en legitimar las actitudes tóxicas bajos sus propios contextos establecidos, Aránguiz fue ampliamente favorecida por dichos espacios, siendo hoy panelista del controvertido y tan criticado espacio del canal de cable de Chucre Manzur. No por nada fue ahí en donde en un llamado telefónico ocasionado por la misma Barrientos, descontextualizó una frase de “Don Quijote de la Mancha” para tratar de perra a Karen Bejarano.
Sin embargo, y cuando creíamos que no se podía caer más bajo, ambas ahora apuntaron contra la exrostro de los docurrealities de Canal 13 acusándola de hacerle brujería. Ni “El extraño retorno de Diana Salazar” se atrevió a tanto.
Teniendo estos antecedentes sobre la mesa, le preguntamos amigo lector: ¿Cómo se vería si en Estados Unidos, por ejemplo, Cardi B acusara sin presentar sustento alguno que la culpa del fracaso de sus últimos singles fue porque Nicki Minaj le hizo magia negra o brujería, o algo más satánico por el estilo? Feo, ¿cierto? Seguramente no pasaría de solo un meme que solo serviría para reflejar los manotazos de ahogado de la dominicana para con su colega trinitense, pero por mucho que una quiera destruir a la otra, todavía no han llegado a ambos extremos.
A lo que vamos es que si así fuere, no sería tomada en serio. No obstante, medios como Página 7 le han dado toda la validez a las acusaciones de Barrientos entrevistándola en el sitio, incluso con la altanería que caracteriza a quienes forman parte de tan tóxico mundo tuvo la audacia de decir que “esas cosas faranduleras me entretienen más, porque son mucho más livianitas”. O sea, demostrando que acá obra con dolo en pos de lo que ella llamó en Mega como “cosas que se aceptan bajo el contexto farandulero”.
La gran pregunta es: ¿Puede la farándula caer más bajo de lo que ya está? Estos hechos nos demuestran que claramente sí. Si son capaces de justificar la delincuencia, la violencia y el narcotráfico en pos de la entretención, perfectamente pueden hacer retroceder a “los tiempos crueles de la Santa Inquisición”, como cantaba Lucía Méndez en 1989. El problema es que eso puede conllevar a la ignorancia de sus telespectadores o quienes son habituales consumidores del género, con un grave perjuicio a su intelecto y su formación.
¿Cuánto falta para que vuelvan los tiempos de la hoguera dentro del set de “Zona de estrellas”? Estamos seguros que los televidentes no están dispuestos a aceptar esta venta de cianuro que viene de parte de TVI Filmocentro.