A confesión de partes, relevo de pruebas. Así de simple, sin más. Durante años decíamos que la farándula chilena devoró presupuestos millonarios, al mismo tiempo que sacrificó contenido de calidad para favorecer a un género que sexualizaba mujeres y que impulsaba la carrera de personajes de dudoso proceder. Dicha hipótesis la confirmó la hoy diputada Pamela Jiles cuando fue invitada a “Podemos Hablar”.
En el estelar de Chilevisión habló sobre el sueldo que recibía cuando era panelista de “Primer Plano” y confesó que ganaba dos veces lo que hoy percibe de sueldo por su más que cuestionable labor como parlamentaria, en donde ha usado los mismos códigos del género al que por años perteneció, así como también ha transformado al Congreso Nacional como el “hemicirco” que es hoy.
En el programa conducido por Jean Philippe Crettón, la exmiembro de “Informe Especial” reveló que “viniendo un día a la semana a hacer Primer Plano, en una noche que lo pasaba fantástico, ganaba un poco más de dos veces la dieta parlamentaria que tengo hoy”.
“Perdí plata por presentarme a parlamentaria, y no es el caso de la mayoría. Todo lo contrario, gran parte de mis colegas van a ganar dinero, entre otras cosas, y por eso hacen cosas tan increíbles como sus familiares usen la tarjeta de la bencina”, agregó refiriéndose al reportaje de Ciper que reveló los gastos exorbitantes en bencina, principalmente de ocupantes de escaños de Chile Vamos y Republicanos.
Cabe señalar que al espacio se dedicó a hacer más y más farándula, hablando mal de Karol Cariola y dando consejos a una modelo de ese tóxico mundo.
Dicen que el lujo es vulgaridad y en el caso de Jiles, está haciendo lo mismo que tanto le criticamos al farandulismo: Ostentar los millones que recibían y lo que consiguen a cambio, además de viajes y polémicas que se pagan con dinero que debió haber sido para difundir a cantantes y crear contenido de primer nivel, el cual quedó postergado y relegado en favor de un género que quebró la televisión chilena, y que muchos a pesar de sus errores piden su regreso, como si no hubiese otra forma de hacer entretención.