El periodismo enfocado en la televisión y la farándula, o mejor dicho de quienes aceptan eso último, han adoptado malísimas costumbres que al menos en este portal nos rehusamos a aplicar.
Cada vez que buscamos alguna noticia, hemos visto con mucha preocupación cómo se normaliza la cultura del bullying dentro del mundo de los famosos, y lo que ocurrió a fines del año pasado con la pelea estéril y sin sentido alguno entre dos faranduleras vinculadas con nexos oscuros me terminó por dar la razón. Y es que a la violencia verbal se le ha intentado ocultar con buenismos.
“La crítica sin filtro”, “no se guardó nada”, “el honesto comentario”. Comentarios de ese tenor abundan en portales, renunciando completamente a la crítica detrás de lo concreto, que es normalizar el hostigamiento hacia personas indefensas de la televisión y el espectáculo. Y lo peor es que se inventa un eufemismo amistoso para blanquear lo que a todas luces es violento.
Un ejemplo claro fue, por ejemplo, un titular de Página 7: “Mauricio Israel criticó sin filtro a Julio César Rodríguez”. En realidad lo había tratado de arrogante, en uno de sus habituales ataques de ego, diciendo que en su propio canal lo atacaban. Obviamente se refería a las veces en que aparecía en “Caiga quien caiga” de Mega.
Otro ejemplo lo vimos a raiz de la polémica salida de Nataly Chilet de “Sígueme y te sigo”, en donde un chiste denigrante de Andrés Baile al respecto fue llamado por Publimetro apenas como “tremenda indirecta”. ¿Y la dignidad de las personas, la misma por la que abogaban en 2019 y que les valió importantes premios, dónde quedó? No hay un ápice de cuestionamientos a los insultos, más bien hay favoritismos hacia quienes lo dicen.
Por supuesto que en este portal, que busca mirar las noticias sobre la televisión desde otra mirada, no vamos a emplear jamás estos términos. Creemos honestamente que cuando se publica un ataque contra figuras públicas, más aún si vienen desde la nada, hay una suerte de incentivo a conductas tóxicas que pueden en el peor de los casos arruinar la salud mental del receptor, incitando al odio y a los comentarios despectivos de esos que abundan en redes sociales.
Aún cuando el sujeto a quienes nos referimos se le cuestiona sea por sus vínculos con los contenidos que no son bienvenidos acá, una crítica bien argumentada nunca se debe considerar como un insulto. Consideramos que si queremos construir una mejor televisión que respete la inteligencia y la dignidad de las personas, debemos partir no incentivando rivalidades o azuzando posibles peleas que, en el peor de los casos, se van completamente de las manos.
No olvidemos que aún siendo críticos, debemos cuidar el respeto y los términos. Y para nosotros, un insulto venido desde el odio no es para nada una “crítica sin filtro”. Es como decíamos, un insulto odioso.