Este domingo, en un nuevo capítulo del programa de Canal 13 “Todo por ti”, la invitada a conversar con Cecilia Bolocco fue la actriz, comediante y conductora de TV Yamila Reyna, quien homenajeó a su madre, Patricia González.
La cordobesa le mostró a Cecilia su casa, destacando un cuadro donde sale con su padre, el músico trasandino Daniel Reyna, apodado Sebastián “el Monstruo”, y conocido por temas como “Arriba los corazones” y “Baila este pasito”, a quien definió como “el gran amor de mi vida”.
“Lo tengo conmigo, le hablo en las noches, le pido consejos cuando tengo que tomar decisiones y le prendo una velita. Se me aparece en sueños y me dice qué hacer, me abraza. Tenemos una gran conexión”, sostuvo Yamila sobre el cantante fallecido en 2017.
Precisamente por esa gran conexión con su padre es que Yamila decidió participar en el programa y homenajear, por una vez, a su madre. “Siento que jamás ella ha hecho una nota pública, ni sobre la carrera de mi papá ni conmigo, ella es muy tímida. Ésta es una forma de decirle que ella es tan importante para mí como mi papá. Estoy muy orgullosa de ella y quiero decírselo al mundo entero”, dijo.
“Después que papá partió descubrí otra persona. De alguna forma liberó esa mujer interna que tenía. Mi conexión con ella fue otra, nos fuimos de vacaciones hace poco y me divertí un montón. No sabía que mi mamá era tan divertida, porque de los dos, la que ponía los límites era ella”, indicó sobre su madre.
Acerca de su infancia, Yamila recordó que siempre fue muy inquieta, haciendo shows de animación de los cumpleaños de sus padres desde los cinco años. “Siempre supe que iba a ser actriz, desde que aprendí a hablar”, sostuvo. Además, recordó que a los 3 años de edad fue atropellada por un camión por perseguir a su hermano, entonces de 7 años, por la calle. “Casi me muero. De ahí para adelante tuve mil accidentes, era muy inquieta, siempre quería estar con mi hermano y hacer lo que él hacía, entonces me caía y me quebraba”, explicó.
Era igual de desordenada en el colegio. Una vez, recordó, mientras sus padres estaban de gira aprovechó para hacer la cimarra con una amiga, sin sospechar que el colegio avisó que no asistió a clases. “Siempre teníamos amenazas de secuestros y cosas así, porque mi papá era muy muy famoso, entonces siempre estábamos en riesgo. Mis papás se tomaron un avión de vuelta a Córdoba. Llamaron a la policía, se armó un lío, llegué al colegio y estaba todo el colegio en la puerta”, narró.
En ese contexto, reveló que una vez la intentaron secuestrar hace 20 años, mientras caminaba de noche con una amiga por Buenos Aires y un tipo las abordó para pedirle cigarrillos. “Todo fue en segundos. Vi que en la mano tenía una navaja, lo empujé y corrí, crucé la avenida. Veo el auto abierto, un tipo esperando al volante. Sigo corriendo y este tipo me seguía. Escuchaba los bocinazos y decía ‘Prefiero morir atropellada que violada'”, confesó. Fue tras esa experiencia que sus padres la incitaron a mudarse a Chile, porque ya no era seguro seguir viviendo en Argentina. “Yo pisé tierra chilena y fue amor a primera vista”, rememoró.
Según indicó, su rebeldía siguió en su adolescencia, incluyendo una vez en que a los 16 años insistió en ponerse implantes de senos, contra la opinión de sus padres. “Siempre fui un poco de salirme con las mías”, sostuvo.
Recordando la historia de sus padres, Yamila contó que su papá tuvo orígenes muy humildes. “Mi papá no tuvo educación, no pudo ir al colegio, además sufría de un poco de tartamudez porque lo golpearon de chico. Mi mamá siempre creyó en él, lo dejó todo para apoyar el sueño de mi papá, cuando nadie le daba un centavo”, indicó.
Según recordó, su mamá trabajaba y su papá se dedicaba a cuidar a Yamila y su hermano, mientras seguía intentando triunfar en la música. “Mi papá cantaba en los cabarets a cambio de leche para que mi mamá se alimentara. También vivieron en la calle un tiempo”, contó, aunque nunca se percató de la escasez en que vivían. Finalmente, cuando su papá consiguió su primer éxito musical ya tenía 36 años, tras 20 años de intentos.
“Después vino la fama, vino el dinero, vinieron las mujeres, vinieron las adicciones. Él siguió siendo la misma esencia, pero sí se mareó con la fama. Ese cambio debe haber sido difícil de manejar. Y mi madre ahí aguantando, soportando las tapas de revistas que hablaban de nuevos romances”, recordó Yamila.
Según indicó, la relación de sus padres se puso a prueba en esos años de fama. “Yo veía a mi papá a veces raro y no sabía qué era, y había excesos, y mi mamá discutiendo que por qué traía esto a la casa, y toda esta lucha que no entendía. A veces mi mamá se quería separar y yo decía ‘No, no dejes a mi papá’, porque una como hija quiere a los papás juntos”, dijo. Finalmente sus padres se separaron cuando Yamila se mudó a Chile, en 2002.
Consultada por la muerte de su padre, Yamila contó que todo partió cuando él estaba haciendo un show y se desmayó en el escenario. En la clínica le encontraron un tumor del tamaño de una pelota de tenis en el colon y le dijeron que era cáncer, pero él no quiso operarse. “Él se sacó las sondas, le pegó una trompada al médico y se fue. Al final lo metimos en la clínica y le dijimos que no se moviera hasta que no lo operaran”, contó Yamila.
De todos modos, cuando llegó el momento de tener que hacerse quimioterapia, su padre se negó rotundamente. “Tenía 63 años. Pudimos compartir una semana y se fue”, dijo la animadora, agregando que la última noche que pasó con vida, él se puso de pie para bailar con su hija.
“Nos despedimos los tres con mucha paz, y la última persona a la que quiso mirar a los ojos fue a mi mamá. Yo siempre dije ‘Ojalá algún día encuentre un hombre que me mire a los ojos así’. Era un amor muy grande”, indicó Reyna.
Como es tradición en “Todo por ti”, Yamila y Cecilia se dirigieron a la cocina de su casa para preparar una cena especial para su madre, en este caso, riñones al vino blanco. Mientras tanto, la ex “MasterChef Celebrity” recordó su paso en la Teletón de 2003 como porrista de las “Diablitas” del Club Independiente de Córdoba, y posteriormente en 2007 como participante del reality de baile “Fama” y en el estelar de baile “Bailando por un sueño”. También alcanzó reconocimiento por sus actuaciones en la serie de Chilevisión “Infieles”.
“Hubo una identidad con ese programa, la gente no sabía cómo me llamaba pero me gritaba en la calle. Fue re lindo porque el programa tenía un límite que tú lo ponías como actriz. Yo volvería a hacer una escena jugada si el trabajo lo requiere”, admitió la actriz sobre sus candentes registros en “Infieles”.
A propósito de eso mismo, Yamila reconoció tener una larga historia de infidelidades. “Yo fui muy infiel, de chica. Crecí con un papá infiel, mi hermano era infiel también, entonces yo pensaba que era normal ser infiel, y yo lo era. Hasta que tuve un pololo que me fue infiel y dije ‘Aaah, ¿esto se siente?’, y nunca más le fui infiel a nadie”, contó, agregando que sólo le sería infiel a cualquier pareja con Luis Miguel.
Su fanatismo por el “Sol de México” es tanto que desde niña ha buscado cualquier forma para acceder a tenerlo cerca, sin perderse ninguno de sus conciertos. “Me hice una vez la desmayada para que me pasaran para adelante, tenía 15 años”, reveló Yamila, y mostró una rosa que una vez el artista le dio cuando ella saltó a primera fila, y que ella disecó para preservarla. “Por darle un beso a Luis Miguel puedo morir en paz”, aseguró la actriz.
Ya llegada Patricia, la mujer recordó su dura infancia, donde nunca conoció a su padre y fue rechazada por su madre biológica, por lo que terminó incluso cambiando de nombre. “Me habían puesto Marta. Tras morir mi abuela, la mujer que me engendró dijo ‘Hagan lo que quieran con ella, yo no la puedo tener’. Entonces me dieron en adopción y mi madre adoptiva me dijo ‘¿Qué nombre te gustaría?’ Y dije ‘Patricia’. Es un nombre que adopté para toda mi vida”, explicó.
Recordando cómo conoció a su esposo, Patricia dijo que ella estaba comprometida para casarse con alguien más, pero el músico empezó a conquistarla. “Era pura simpatía, y muy guapo. Todo el tiempo tenía una broma, una simpatía, un piropo. A los tres meses nos enamoramos y a los cuatro me entero que estoy embarazada”, recordó, e indicó que estuvo dispuesta a dedicar su vida a él.
“Yo creía en él. Sabía que iba a ser grande, porque tenía todo el talento. Yo creo que hasta el último día fue el gran amor de mi vida”, dijo.
Pese a ello, terminó separándose de su esposo tras décadas de matrimonio. “A él lo cambió mucho la fama, si no estás con los pies en la tierra, ese personaje que formas se apodera de ti. Esa fue una de las partes más feas que me tocó vivir. Era tanto el amor que sentía por él que me había olvidado de vivir yo, todo eran mis hijos, yo no concebía mi vida sin ellos y menos sin él”, explicó Patricia sobre sus motivos.
El reencuentro con su ex marido tras la separación fue cuando estaba hospitalizado, y Patricia se instaló al lado de su lecho de muerte para acompañarlo. “Hablábamos mucho de la vida. Él me dijo que no habría podido llegar a ser Sebastián si no fuera por la mujer que tuvo. Estaba agradecido de haberme conocido, por los hijos que le di, por lo que aguanté. Y me pedía perdón todos los días”, reveló ella sobre esa ocasión, agregando que de a poco fue perdiendo las fuerzas.
“Él me decía ‘El día en que ya no pueda cantar, me voy a morir’. La música fue su gran amante”, indicó.
Acerca de su hija, Patricia confesó que era tan difícil de tratar que incluso se compró un libro llamado “Socorro, tengo un hijo adolescente” porque no sabía qué hacer con ella. “Me hacía llorar de rabia, no tenía límites”, aseguró. En torno al accidente que Yamila tuvo de niña con un camión, la mujer recordó que “la atropelló y la arrastró hasta la esquina. Ella estaba inconsciente, vinimos al hospital de niños, se me vino el mundo abajo. Yo creo que ella es una protegida porque los médicos no entendían que estuviera viva. Pasó cinco días durmiendo”.
Para finalizar el programa, y como rito del mismo, Yamila le leyó a su mamá la carta que le escribió. “La vida te ha golpeado, te ha maltratado y te ha arrastrado, pero no sé cómo siempre te sacudes y vuelves a sonreír. Cuando pienso en ti siempre pienso ‘No sé cómo lo hizo, yo jamás podría ser como ella’. Te bancaste, soportaste y, ante todo, cómo amaste. Gracias por ese amor, por enseñarnos tantos valores que son nuestro tesoro como familia, por enseñarnos que ser pobres no es una deshonra, pero sí lo es una falta de respeto, y que tener dinero no es un regalo sino el resultado de mucho trabajo. Gracias por enseñarme que la fama y los lujos no valen más que un ‘permiso’, ‘por favor’ o ‘gracias’. Gracias por haberme enseñado, a través de tu dolor, para que no cometiera los mismos errores, y que sepas que tu dolor era mi dolor también”, leyó en parte la argentina en su carta.