Con gran éxito finalizó la edición N°73 del Festival de la canción Italiana de Sanremo, desde el Teatro Aristón, nuevamente Amadeus (por cuarto año consecutivo en la presentación y dirección artística) junto con el legendario Gianni Morandi en la co-presentación. Este año tuvimos un cartel nutrido con el record de 28 artistas en categoría única, muchos han sido ganadores de ediciones anteriores: Ultimo (ganador de la Nuova Proposte en 2018), Marco Mengoni (ganador en 2013), Leo Gassmann (ganador de la Nuove Proposte en 2020), Giorgia (ganadora en 1995) o Anna Oxa (ganadora en 1989 y 1999).
Más allá de los ganadores anteriores, este festival sirvió para lucir grandes talentos como la dupla Colapesce-Dimartino, Mr. Rain (actuando con un coro de niños), Tananai (del desastre del año anterior a volver totalmente reformado y extremadamente formal), Rosa Chemical (rupturísta a más no poder), Elodie (diva del pop italiano), Madame (demostrando el talento como compositora), Mara Sattei (romántica con un tema escrito por Damiano David de Maneskin) o Moda (pop rock pero del bueno).
Dentro de los invitados tenemos de todo: en la primera noche por primera vez, el Festival de Sanremo tuvo entre el público a un Presidente de la República, con Sergio Mattarela. En lo musical, como siempre, la presentación de los ganadores del año anterior (Mahmood & Blanco), I Pooh con una selección de sus mejores canciones, Al Bano junto a Massimo Ranieri y Gianni Morandi, el emergente y exitoso Sangiovanni junto al mismo Morandi, Peppino di Capri (ganador de Sanremo 73 y 76) que reciben el Premio a la Carrera, Maneskin (recibiendo el Premio Ciudad de Sanremo) junto a Tom Morello. Y en la final encontramos a dos leyendas con más de 60 años de carrera y con una relación tormentosa en el pasado: Gino Paoli (que participó junto a Antonio Prieto en Sanremo 1964) y Ornella Vanoni. De invitados internacionales tuvimos a los Black Eyed Peas (que quedaron fascinados con la escenografía del Ariston), y el show de primer nivel de Depeche Mode en la noche final, que acaparó los ojos de todo el mundo. Desde los dos escenarios externo por los auspiciadores: (Suzuki y la empresa de cruceros Costa) tuvimos en el Suzuki Stage a: Piero Pelú, Nek con Francesco Renga, Annalisa, La Rappresentante Di Lista y Achille Lauro, y desde el crucero Costa Smeralda la fiesta corrió a nombre de: Salmo, Fedez, Gué y Takagi & Ketra.
En lo que respecta al Festival las audiencias no se equivocan y Sanremo demuestra porqué este festival es el que mayor sintonía desde que se instaló la medición de audiencia de 1987, superando con creces a la edición de 1995, no importa que las seratas hayan terminado sobre las 01:30 de la madrugada y la final alrededor de las 02:45 (hora de Italia). Es la primera vez que me aventuro a decir que no hubo canciones intrínsicamente malas, solo hubo canciones más poderosas que otras. Aunque desgraciadamente lamento que ninguna artista femenina haya llegado al Top 5, habiendo artistas que merecían llegar como Elodie o Giorgia, algo que mencionó el mismo ganador de esta edición: Marco Mengoni.
Como cada año, el Festival de Sanremo también fue escenario de algunas polémicas, dos de ellas llegaron a tener eco en medios chilenos: En la primera noche Blanco (que previamente se había presentado con Mahmood) debía presentar su nuevo tema L’Isola Delle Rose, sin embargo, tiene fallas de audio y en vez de detener la presentación, en un acto de inmadurez se dedica a romper toda la decoración de rosas hecha para su performance, el desastre que quedó en el escenario fue motivo de pifias por público del teatro Ariston y también le valió una amplia crítica por la prensa, debiendo entrar algunos trabajadores a limpiar a los que se sumó el mismo Gianni Morandi. La otra polémica que llegó a LUN fue el vestido con el que la influencer y diseñadora de moda Chiara Ferragni (co-presentadora en la primera y última noche) se presenta en aquella prima serata, al lucir un elegante vestido que daba la sensación de ser completamente transparente y no dejar nada a la imaginación mientras leía un manifiesto feminista y reivindicativo. Lo cierto es que según los diseñadores, el vestido mismo era una “trampa al ojo” pues solo daba la ilusión de verse traslúcido, sin embargo dio que hablar a ciertos grupos conservadores. Otros momentos que pudieron darse para polémicas fue en la noche de covers, donde el dúo Articolo 31 junto a Fedez terminan su presentación gritando ¡Giorgia, Legalízana! (en referencia a Giorgia Meloni para legalizar lo que uno ya supone). El mismo Fedez se vió envuelto en más polémicas, especialmente en la noche final en la presentación de Rosa Chemical donde el interprete de Made In Italy va al asiento de Fedez para realizar movimientos sugestivos hasta subir al escenario y besarlo al final de su interpretación (Fedez es marido de Chiara Ferragni, con quien tiene dos hijos).
Siendo un record de 28 participantes (22 anunciados originalmente + 6 del Sanremo Giovanni) vemos que estos últimos no pudieron destacar a nivel de clasificación, ocupando la mayoría los últimos puestos. Con esto nuevamente viene la idea de volver a instaurar la categoría Nuove Proposte, eliminada en 2022, pues es cierto que no se le puede pedir a un Will o a una Shari lo mismo que se le pediría a un Ultimo o a una Elodie. Esperemos que Amadeus, acostumbrado a los cambios repentinos en el Festival, en el próximo festival (el último de su contrato) tome en cuenta estas consideraciones para volver con la categoría de las Nuovas Propuestas.
Mención aparte merece el co-presentador oficial: Gianni Morandi, aquí ampliamente conocido por temas como Ojos de Chiquilla o Belinda y que estuvo en nuestro país en 1979. En 2019 fuimos muy críticos con Claudio Baglioni, pues delegó la presentación de la competencia únicamente en sus co-presentadores y aprovechó cada día para iniciar y cerrar presentando sus canciones e intentando a toda costa lucirse cantando con cada invitado. Morandi no, y a pesar de que cantó en 4 de las 5 seratas desde el Inno di Mamemi hasta dos homenajes a los Lucio (Dalla y Battisti) junto con un par de éxitos suyos, su prescencia en el Festival fue siempre acertada, preocupado claramente de los artistas participantes y dando vía libre a los invitados italianos e internacionales. Ahí se nota claramente que Morandi tiene mayor ritmo televisivo y demuestra claramente que el Teatro Ariston y el Festival de Sanremo son su segunda casa (Morandi participó 7 veces en el Festival entre 1972 y 2022, ganando en 1987 junto a Umberto Tozzi y Enrico Ruggeri, además de ser su presentador oficial entre 2011 y 2012)
Raya para la suma: Sanremo nuevamente está tomando el lugar que le corresponde en el mundo con trascendencia y sumando cada año más records, no solo de audiencia, si no que en las canciones participaron, y demuestra que un festival que, basado principalmente en su competencia, puede ser ampliamente rentable y estar conectado con las redes sociales y plataformas de streaming. Pero claro, todos estos logros requieren de riesgos y de equipos cualificados para realizar semejante inversión, quizás por nuestras tierras no vendría mal echar una miradita en lo que se hace en la Liguria italiana.