Anoche (21) fue una jornada casi perfecta del Festival. Casi en el sentido de que hubo ciertas cosas criticables como el mal manejo del fracaso de Belenaza, así como también la pésima competencia internacional y los falsos tweets que desplegaron en la transmisión de la estación.
Sin embargo, aún con todo eso que por supuesto es criticable, no empañó un show perfecto como lo fueron Los Jaivas.
A pesar de la hora y con un temor absoluto a que la Quinta esté casi vacía, por suerte no ocurrió pues los asistentes se quedaron hasta altas horas de la madrugada para escuchar con respeto a una banda que durante 60 años fue parte del cancionero nacional.
Con éxitos como “Mira niñita”, “Pregón para iluminarse” y “Sube a nacer conmigo hermano” consiguieron la aclamación ecuánime del “Monstruo” en la noche más adulta de lo que llevamos de Festival. Transversales en todas las épocas, las canciones del grupo criado en el Liceo Guillermo Rivera son ya nuestro segundo himno nacional.

Cabe señalar la importancia de crear la emocionalidad y la épica: Al momento en que subió la alcaldesa Macarena Ripamonti al escenario para entregarles las llaves de la ciudad, muchos en redes sociales pedían la Gaviota de Platino y ya daban por sentado que no se lo iban a entregar. Mientras los asistentes también la pedían, se generó el momento de tensión adecuado antes de cantar “Todos Juntos”.
Pero esto es televisión y se debe generar la mística y la emocionalidad adecuada para que el resultado sea perfecto. Y así fue: Felizmente llegó la ansiada Gaviota platinada y la algarabía se desató tanto allá como en la “república twittera”. Se generó la épica que traspasó a los televidentes y creó la atmósfera precisa.
Un desarrollo excelente con un final apoteósico para una banda que se fue de la Quinta con las manos llenas y homenajeada en sus seis décadas por el escenario más importante del país. Homenaje en vida, como debe ser siempre.