Todos los días se ve y es una realidad ineludible: La televisión chilena es demasiado hostil con las mujeres. El último caso de ellos fue el comentario misógino de José Antonio Neme para con Maite Orsini, a la cual la mandó a trabajar en vivo y en directo a través de “Mucho Gusto”.
Lamentablemente es habitual ver en las mañanas de Mega como el polémico conductor insulta a las personalidades de género femenino, sea a Irací Hassler como a Carolina Tohá. Lo que viene en consonancia con el endurecimiento de su línea editorial crítica al actual gobierno, lo cual ha hecho que muchos profesionales se vayan por su explotación de la crónica roja o los cambios de orientación dentro del espacio.
Sin embargo, dichas actitudes que causan mucho resquemor en redes sociales de las cuales el mismo Neme se ha burlado en reiteradas ocasiones con el beneplácito de los mandamases de la estación televisiva no hacen más que llevar agua al molino libertario, ese cuyos representantes en el parlamento como Johannes Kaiser se ufanaban de cometer delitos de abuso sexual, o en donde no les importa que Gonzalo de la Carrera tenga causas por violencia de género y acoso a las mujeres.
Un reflejo de una industria que ha sido duramente hostil con las mujeres en los últimos quince años. Algo que no solamente se remite a la farándula sino que en coberturas relacionadas con crímenes femicidas. El más tristemente célebre fue el de “Bienvenidos” cuando revelaron el antecedente ginecológico de Nábila Riffo, lo que causó las disculpas del programa al día siguiente como despidos en masa a sus artífices; o cuando llamaron a mentalistas para dar con el paradero de Fernanda Maciel, lo que también fue rechazado con justa razón en los opinantes con control remoto.
Dicho fenecido matinal junto con el tristemente célebre “Muy buenos días” de TVN y “Hola Chile” de La Red en su etapa matutina hicieron el mismo modus operandi. Pero fue el primero, en la segunda etapa piñerista, el que cometió otro error mayúsculo: Convocar a una pareja que aseguró haber visto a la víctima en el Aeropuerto de Santiago, solo días antes de que su cuerpo fuese encontrado. A diferencia de lo ocurrido en 2016, todos se lavaron las manos y nadie se hizo cargo de los errores cometidos.
La misoginia farandulera
Desde el género que se vende ensimismado ante las redes sociales como uno fundamental para el crecimiento y desarrollo de nuestra televisión se han cometido los mismos errores que le cobramos a los matinales. Sergio Rojas sin duda alguna tiene muchas cuentas que rendir al respecto: En “En Portada” de UCV TV en el año 2013 hizo una analogía con Mariana Marino en la que la comparaba con un koala, tratándola de suelta. Meses después tuvo un áspero desencuentro con una modelo que devino en insultos de grueso calibre en horario de protección al menor. Por ambos casos, el canal porteño fue duramente sancionado y reprendido por sus autoridades.
Otra víctima de la persecución por su vida libinidosa fue Valentina Roth. Apenas salió en redes sociales el infame video de la silla, “Primer Plano” lo exhibió en horario de protección al menor con la impunidad que le dió su alta sintonía, para luego recibir el llamado de la involucrada dando explicaciones mientras era juzgada por el panel. El CNTV tomó razón de este acontecimiento, no obstante no fue suficiente con la dignidad que fue manchada hacia quien hoy está consciente de todo lo que vivió y sufrió siendo parte de dicho mundo, por lo que no hubo sanción alguna.
En el programa “Me Late” de TV+, el mismo que muchos -entre ellos parte de su panel y su conductor- imploran por su regreso como si tuviese la misma importancia que “Informe Especial” o “Contacto”, se mostraron sin ninguna anestesia los testimonios de las víctimas del cineasta Nicolás López. El organismo ya al mando de Faride Zerán lo sancionó con una multa ejemplar.
Y es que lo ocurrido esta semana con Daniela Aránguiz, quien pareciera que tiene mucho poder dentro del medio farandulero, demuestra que para ellos les conviene mostrar a una persona que da una mala imagen al pelearse con sus congéneros por un arranque de celos y a pito de ninguna razón tangible. Lamentablemente la manía de dicho mundo de querer hacer pelear a dos mujeres para llenar portadas y clicks les genera placer, pues de este modo muestran una visión prejuiciosa y estereotipeada de cómo deben ser las famosas para surgir. Así lo demuestran los enfrentamientos televisados entre Yamna Lobos y Francisca Merino; o el de Anita Alvarado con un fotógrafo en unos premios; o el ultraviralizado ataque de la misma Roth contra una examiga a la que sacó de su fiesta de cumpleaños al grito de “ordinaria”. Algo de la cual, tomando en cuenta el tono autocrítico de la hija del conductor de “Magnetoscopio musical”, debería arrepentirse.
No estamos haciendo lo suficiente
Entramos al mes de la mujer y la industria televisiva debe no mirarse al ombligo, sino que reflexionar acerca de cómo las han exhibido en los últimos quince años.
La visión plástica y chabacana del género femenino termina, al cabo, perjudicando a una industria completa que insiste en añorar dichos tiempos, y con la persecución hacia Maite Orsini por sus relaciones amorosas lo deja bastante claro. Desde el canal de Vicuña Mackenna como el de Pedro Montt nos dicen sin juicio previo y desde su descarado “Aranguizismo” que lo de la diputada y su telefonazo a Valdivia fue corruptela, sin embargo hasta la misma UDI dijo que fue conforme a derecho.
Más aún si el señor Neme la ataca de forma grosera -mismo motivo por el que el CNTV deberá tomar una decisión concreta, o dicho de otro modo, tomar razón del status de “reincidente” del matinal de Mega y el canal en sí- mientras que pidió comprensión hacia Felipe Kast cuando fue pillado saliendo con una transexual.
Ambas cosas constituyen un atentado a la vida privada de las personas, por lo cual para nosotros en este portal no es tema. No obstante, desde la perspectiva crítica con la que miramos a la televisión, nos cuesta entender cómo nos piden que juzguemos a la parlamentaria de Revolución Democrática, pero por otro lado nos exigen que comprendamos al senador de Evópoli. ¿Qué clase de industria televisiva permite esa doble moral?
En otro sentido, la visión de buscapleitos y de sumisión que nos muestra el lado oscuro contrasta con el mensaje que diversos artistas, con empuje y coraje, han lanzado a través de canciones y acciones: Actores como Vivianne Dietz, Hitzka Nudelman, Claudia y Mariana Di Girolamo, Antonia Santa María, Paola Volpato, Gabriela Hernández y otras; más cantantes como Mariel Mariel, Princesa Alba, Denise Rosenthal, Loyallty, Soulfia, Laia, Yorka y Javiera Mena por nombrar algunos, generan un contrapeso a lo que nos han querido vender. “El mejor gancho comercial” como nos cantaba Los Prisioneros en su época de mayor esplendor. Empoderamiento y progreso constante que dista mucho de lo que la farándula ve en las mujeres.
La visión correcta de las mujeres es cuando se las exhibe demostrando su talento y no siendo propensas a la polémica o a buscar psicopáticamente un pleito, como lo han hecho tres de cuatro matinales durante esta semana. Del televidente depende que las cualidades humanas de las personas se imponga ante lo que nos buscan mostrar.
Por más que hayan espacios reivindicativos como STGO.TV y UChile TV en donde abundan rostros mujeres que trabajan desde la seriedad y el rigor, estos no son suficientes. La televisión chilena debe ser un espacio seguro para las mujeres en donde la empatía sea más que la revictimización, y en donde la responsabilidad debe imperar para que no se las mire con ojos despectivos.