Mientras me tomaba un refresco para paliar las altas temperaturas otoñales, revisé en mis redes que Paulina de Allende-Salazar fue despedida de Mega tras el abrupto ocurrido durante la mañana en la cobertura del cabo de Carabineros, Daniel Palma.
Sin dudas que uno revisa todo lo sucedido, ve el exabrupto y lo primero que piensa es que el momento no era adecuado, que el medio tampoco era el mejor y al horario, bastante imprudente. Pero de ahí, que un canal de Televisión donde prácticamente prima el “Periodismo de Trinchera” o el “Periodismo militante” hacia cierto sector político y económico, decida despedir a la profesional ya es demasiado inoportuno, y refleja un síntoma terrible de lo que se vive dentro de Prensa y del Canal en cuestión.
En Mega, se está perdiendo la “pluralidad” de a poco, primero con las salidas de varias figuras como los periodistas Francisca Reyes y Simón Oliveros, la meteoróloga Michelle Adam, y la animadora Diana Bolocco. Y es que, en vez de aspirar a la entretención como consigna por parte del ex-director Patricio Hernández, se ha dado un giro desde la pandemia a lo político, contingente y sensacionalista, de la mano del ex editor de prensa de TVN (durante el Piñerismo) Gianfranco Dazzarolla.
Este tipo de decisiones habla de lo peor del canal, y de su alto mando liderado por el Grupo Bethia, que son decisiones totalmente irracionales o que obedecen a un denominado grupo de presión. Con esto, se va coartando la Libertad de Expresión y de pensamiento dentro de la estación. Se me viene a la mente, que ni siquiera en la época donde Canal 9 era dirigido por el empresario Ricardo Claro Valdés (hombre ligado a Fundación Pinochet), Mega habia sufrido estas amputaciones sobre pensamiento, recordando que tuvieron a un hombre ancla de la mayor radio opositora a la dictadura, como Sergio Campos, o que simplemente dió vuelta la página cuando ocurrió el incidente del comediante Juan Carlos “Palta” Melendez tras hacer chistes alusivos al entonces pontífice catolico Juan Pablo II en el Festival de Viña del Mar de 1994.
Pero no es así en el “Mega” de Carlos Heller, donde por ejemplo no solo han finiquitado de la peor forma ahora a De Allende-Salazar, cabe recordar el despido en 2020 del periodista deportivo Felipe Bianchi, o la salida de Rodrigo Herrera. Pero mientras ellos son despedidos, vemos a un José Antonio Neme que sigue destilando veneno, sin pagar culpas, sin pedir disculpas al aire por atentar contra la autoridad política, como la alcaldesa de Santiago Irací Hassler.
Otro punto en contra de Mega fue el “desfasado” despido de José Miguel Viñuela donde le cortó el pelo sin consentimiento al camarógrafo del mismo matinal, que también fue despedido días después, terminando el tema en los Tribunales y con la empresa pagando 600 millones de pesos por el daño moral. Contradicciones puras.
También este hito, nuevamente refleja a aquellos furiosos tuiteros “Patriotas” que solamente denostan, insultan y antojan un mar de flatulencias verborragias contra la profesional. Y que son dignos de estudios para analizar su mera “Contradicción” ya que varios de ellos, avalaron los dichos repudiables de la diputada María Luisa Cordero sobre la senadora Fabiola Campillai, además de patalear en redes sociales los despidos de otros comunicadores televisivos, como el caso de el “Kiwi” cuando fue desvinculado de “Buenos Dias a Todos” en febrero de este año por su beso sin consentimiento de la comediante Pamela Leiva.
No olvidemos que Paulina, fue una de las mujeres que realizó la investigación por los casos de abusos sexuales perpetrados por el exsacerdote Fernando Karadima, estuvo por muchos años formando parte de “Informe Especial” junto a grandes figuras del periodismo como el recientemente fallecido Alipio Vera, Marcelo Araya, Guillermo Muñoz, Santiago Pavlovic y Mirna Schindler. Sobre la última, la actual conductora de “Descabelladas” de UChileTV, le dio su apoyo totalmente a Paulina, hablando de las muestras de cariño y respeto entre colegas, a pesar de sufrir las tradicionales iras de redes sociales.
Esto también habla de que es necesaria una “Ley de Medios” que no monopolice al estado en las ondas radiofónicas y televisivas, sino que pueda proteger a aquellos periodistas, comunicadores que por cierto pensamiento político, religioso y humano, no sean víctimas de la irracionalidad de los altos mandos de la empresa.
Pareciera que este país, y que algunos medios, están perdiendo la razón.