Como ha sido demasiado evidente, los domingos nos complica de sobremanera tener la constancia que antes tenía una de las secciones más importantes de este portal. Por lo tanto, hemos tomado la consideración de que el recuento de lo bueno, lo malo y lo feo de nuestra pequeña pantalla ahora será los lunes.
¡Qué mejor manera de iniciar la semana con nuestro balance semanal de una industria que nos gusta más criticarla que verla!
Los desubicados: Megamedia
Hace rato que la habíamos quedado debiendo, pues el área de prensa del canal del Grupo Bethia está pateando la jaula pero en mala.
Iniciaron el mes con un titular destacando la llamada “decepción económica” y en donde su ancla Juan Manuel Astorga narraba con alegría una caida del Imacec. Sin embargo, solo días después el país registró el superávit comercial más alto en 16 años que, claro, no tuvo ninguna figuración dentro de la pauta informativa de la estación.
Lo mismo ocurrió durante el lamentable asesinato al Cabo Daniel Palma. Una interminable e innecesaria transmisión maratónica que tuvo cabida a frases tan lamentables como una señora que dijo que se deberían acabar los derechos humanos, y que “disfruten lo votado”. Quizás la segunda frase que más detesto, casi al nivel del “pais cul140” de varios de los que se dicen progresistas. En medio de esa borrachera, despidieron a Paulina de Allende-Salazar por un lapsus que muchos podemos cometer, pero en donde acá no existió una manera sensata de abordarlo. Todos los periodistas cuestionaron no solo a Carabineros ni a Chaván, sino que al conglomerado que ha tomado una posición opositora que raya en lo tóxico, a la altura de FOX News, La Nación Más, Jovem Pan y RCN.
Y como si las buenas noticias no fueran noticia, como decía un proverbio norteamericano, en “Mucho Gusto” prefirieron darle la máxima cabida a un allanamiento en el Centro de Santiago que a la Ministra Camila Vallejo para explicar lo mucho que nos benefician las 40 horas.
Sin duda que Gianfranco Dazzarola en su gestión a cargo del servicio informativo de Megamedia no ha dado el ancho, si no fuera porque “La Ley de Baltazar” está marcando alta sintonía por su recta final, ya habría cedido su espacio hace rato ante “Chilevisión Noticias” que tiene una visión mucho más mesurada. Y por supuesto, para conducir un programa ancla dentro de dicha area, pareciera que hay que tener cara de enojado como Neme, Sepúlveda y Gonzalo Ramírez.
La carepalo: Daniela Aránguiz
Otra que habíamos quedado debiendo hace rato, y es que en sí no es ella el problema (pues es su carácter y querer cambiar ello es una batalla perdida) sino que la prensa chilena que la apoya haga lo que haga.
Desde el fin del verano que la señorita, en su afan de inventar enemigas de la noche a la mañana, ha acusado a Maite Orsini de ser culpable del fin de su relación con Jorge Valdivia. Algo que ni siquiera ha sido comprobado por la misma pero que como para los medios faranduleros “su palabra es ley” y como la parlamentaria integra las filas de los partidos oficialistas, se le da todo el sustento del mundo a la ex “Mekano”.
Su conducta conflictiva ya roza lo tóxico: Desde que lanzó dichas falsedades, le han llegado tanto a la abogada como a su familia diversos mensajes de amenazas de muerte de parte de fanáticos de la farándula y, por consiguiente, de Aranguiz. No obstante, en su tribuna en “Zona de estrellas” no solo no se hizo cargo, sino que además los celebró. ¿Esta es la enseñanza que nos deja el farandulismo? ¿Enseñanzas llenas de violencia? Nos quejamos de que los matinales ofrecen un contenido poco armonioso, pero lo que quedó del género en televisión -relegado en canales de poca monta- tampoco desentona en un desafino gigantesco.
En sí, Aránguiz refleja las malas conductas de la rama televisiva: Amenazas de muerte, violencia verbal, ciberacoso en redes sociales, ataques machistas y seguir a cabalidad la teoría nazi de “repetir una mentira hasta que se torna verdad”. Pareciera que no hay otra famosa que no sea ella: Nada de Denise Rosenthal, nada de Cami, nada de Princesa Alba, nada de las Yorka, nada de Mariel Mariel, nada de la Fran Valenzuela, ni de Javiera Mena, ni de Laia ni de Dulce y Agraz. No existen. Solo personajes tóxicos que se adueñan de pautas y en donde solo abunda la lógica del “amiga eri seka” y no hay un miramiento crítico.
Si el dia de mañana -ni Dios lo quiera- a Maite Orsini le llega a pasar algo, ya saben quienes son los responsables. Ella y Cecilia Gutiérrez, que es su cómplice en sus fechorías.