Sin dudas pienso en la memoria de don Patricio Bañados (1935-2023) al escribir esta columna. La labor de Bañados en las comunicaciones chilenas fue enorme, aunque hoy no podemos comprender el peso de su figura. Don Patricio fue un luchador infatigable para que nuestros medios fueran más honorables y decentes de lo que son, para algunos una “quijotada”, pero los tiempos en que trabajó en medios todavía era palpable.
Decía el lunes en La Cajita que la televisión chilena convivió por cuarenta años con dos escuelas: la escuela de Bañados y la escuela de Kreutzberger, la primera era culta, pero no elitista y la segunda era popular y enfocada al entretenimiento. Ambos mundos conviven, a veces sin tocarse mucho, pero al menos el telespectador tenía donde elegir, la televisión sabía cómo interactuar con esos dos mundos.
Justamente en los años en que Bañados fue injustamente despedido de Televisión Nacional el modelo televisivo que él reflejaba, incluida su parsimonia fue desapareciendo. Todo terminó siendo entregado a manos del espectáculo, pero no solo del espectáculo sano, el de la escuela de Kreutzberger, sino de un espectáculo que rayaba en lo soez y en lo impúdico.
El problema es que la televisión dejó de ver a sus televidentes como personas con criterio, con formación o al menos de buscar en ella algún refugio de educación y cultura, de buenos modales, de buenos ejemplos. Todo terminó reflejando una decadencia en los contenidos, inclusive en los vocabularios de nuestros comunicadores. Los noticiarios se han transformado en un show donde muestran un viral de un perrito por sobre mostrar los sucesos que deben preocupar al hombre global, todo está obedecido al rating, pero al mal rating.
Si escribo esto no es solo para homenajear a Patricio Bañados, sino poner con mis propias palabras la desazón que a veces sentimos aquellos que seguimos creyendo en el poder convocatorio de la televisión para hacer de la sociedad algo mejor y vemos que a pesar de los brotes verdes, estos terminan morigerando. Si sigo escribiendo, si sigo hablando de la tele es porque esa esperanza todavía no desaparece. Aún sigo creyendo que podemos erradicar la ignorancia que hoy vemos en nuestra pantalla chica, porque creo que sobre todo debemos pensar en engrandecer a nuestra patria de alguna u otra forma, y tal vez como gente como Bañados esa forma puede estar a través de la televisión y los medios de comunicación. Solo el tiempo nos dirá que nuestra lucha no será en vano.