El siguiente enfrentamiento bélico tuvo lugar entre fines de mayo y mediados de junio de 1993, y sus campos de batalla fueron tanto la televisión como la prensa escrita. Las armas ocupadas fueron fideos, rigatis, canelones y hasta las conocidas “pastaiolas” de una de las empresas involucradas, y no se derramó sangre sino que salsas de tomates igualmente rojas puras.
Hablamos de la llamada “guerra de las pastas”, un litigio que enfrentó a Carozzi y Talliani en un juicio que se resolvió en el Sernac y que desembocó en una de las más grandes peleas entre dos compañías en nuestro país.
Todo comenzó, como dijimos anteriormente, en mayo del ’93. En las tandas comerciales de los diferentes canales de televisión, la empresa porteña anunció con bombos y platillos que comenzaba a hacer fideos para los italianos, como fruto de una alianza concertada en noviembre de 1992 con la italiana Gazzola, dando a entender que exportará pastas nacionales a ese país.
Sin embargo, Talliani decidió dar el primer sorpasso con un anuncio que mencionaba implícitamente la noticia de su par de Nos: “Señora, a usted que consume pastas, por favor preste mucha atención: Hoy ninguna marca chilena exporta pastas a Italia. Y cuando Italia decida importar, seguro que será la mejor pasta”.
La competidora desestimaba, de esta manera a través de la pequeña pantalla que Carozzi exporte pastas a la nación que precisamente la caracteriza.
El enfrentamiento continuó en los diarios con una guerra de solicitadas en medios como El Mercurio, Las Últimas Noticias y La Tercera. Talliani con su picardía, lanzó el primer misil de fetuccinis:
De esta manera el nuevo frente de batalla fue la prensa escrita. Una nueva solicitada de Carozzi calificó la campaña de su par de “inductiva a error e impropia entre empresas que, precisamente por ser competidoras, deben respetarse y, por lo mismo, enaltecer y prestigiar las actividades industriales y comerciales, bases para el progreso del país.
Pero los de Valparaíso no se quedaron ahí, pues también solicitaron la versión de la misma empresa Gazzola con la que se aliaron en el país de Laura Pausini, reafirmando la veracidad de su publicidad.
El presidente de la compañía itálica, Piero Gazzola, manifestó su desagrado con la campaña de Talliani, en la que confirmaban el acuerdo estratégico, y emplazó a la competencia de “mirar positivamente una iniciativa de indudable beneficio para el export chileno, en vez de enlodarla sin conocer sus auspiciosos resultados”.
Talliani nuevamente respondió, pero esta vez usó otro frente de batalla además de los medios de comunicación: El Sernac.
La entidad gubernamental tomó consideración de la publicidad en la que les dió la razón, argumentando que esto sería un caso de publicidad engañosa. En él, razonaron de que el Banco Central de Chile no registró ninguna exportación por parte de Carozzi hacia el país de la bota.
Ya cansados de la situación y tomando en cuenta el pronunciamiento del Sernac, Carozzi le puso “punto final” a la guerra, aclarando que Gazzola eligió a Carozzi para fabricar pastas para dicha empresa, hablando de 400 toneladas de exportaciones a diferentes países del mundo, sin hablar concretamente de Italia.
Reflexionaron además de que su objetivo “no es polemizar por los diarios o la televisión”, sino que demostrar que su campaña se apegó siempre a la verdad.
Sin antes declararse como vencedor de esta guerra, Talliani también zanjó el final de lo que ellos calificaron como una “sabrosa polémica”, con una imagen que a nuestro parecer raya en el mal gusto.
Así quedó demostrado una vez que, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos en donde diversas empresas se dan con todo mencionándolas explícitamente y no ocurre nada, en Chile ni una referencia implícita es tolerada por ciertos genios del marketing como también de líderes empresariales.
Una guerra mediática que incluyó desde avisos en televisión hasta inserciones en los principales diarios del país cuya discordancia fue la supuesta exportación de fideos a Italia, que detonó una de las batallas de negocios más curiosas y particulares del país.
Y este enfrentamiento fue bien aprovechado por pequeñas empresas, como esta proveniente desde Chillán.