Hace ya mucho tiempo, específicamente en 1991, la revista Wiken realizó un extenso reportaje sobre programas de televisión altamente rentables pero con una baja sintonía. En ella se resaltaba la transmisión de las carreras de la Fórmula 1 en la entonces Red de Televisión de la Universidad de Chile, estas carreras marcaban exiguos cinco puntos de rating en el sistema de cuadernillo. Aun así, esta competencia tenía un público fiel y permanente lo que hacía atractivo a las marcas comerciales que hacía de este contenido uno de los más eficientes para RTU en el ámbito comercial.
A la vista de los resultados, y ya llegando al mes de transmisión, Gran Hermano Chile sigue generando una disparidad entre dos mundos que hoy deben ser estudiados con el mismo parámetro. Sus sintonías en el formato tradicional-televisión abierta-siguen decepcionantes a pesar de tener una mejoría esta semana. Pero el programa sigue estando en boga en las redes sociales, sobre todo Twitter, donde sus menciones logran colarse dentro de lo más comentado todos los días. Como habíamos dicho la semana pasada, estamos en torno a un fenómeno interesante porque ha generado una revitalización de la televisión en nuevas generaciones, pero aún queda algo pendiente.
El propósito inicial de GH era lograr altos niveles de sintonía, en Argentina, país con un mercado televisivo más complejo que el chileno, alcanzó audiencias de más de veinte puntos, deteniendo en parte el fenómeno de públicos más jóvenes moviéndose a plataformas OTT gracias a un casting interesante, pero sobre todo, integrando la televisión tradicional con plataformas que usan las últimas generaciones. Estos componentes fueron capaces de asociar no solo al público más joven, sino también crear fidelidad en el televidente tradicional.
En aquello último GH ha fracasado, el público más familiarizado con la televisión convencional sigue fiel a contenidos tradicionales, eso se demuestra con los primeros lugares alcanzados por Mega y sus telenovelas. Y es fracaso porque Gran Hermano Chile en cierto modo quería no solo revivir el impacto de lo logrado por su par argentino, sino que generar un interés general o transversal como lo provocado con realities como Protagonistas de la Fama o La Granja que en sus instancias finales alcanzaron los cincuenta puntos de rating.
Si resulta reconfortante para el proyecto de Chilevisión el motivar a nuevos públicos e integrar de manera exitosa a las plataformas móviles, es algo que no puede dejar de olvidar en modelos venideros, pero si hay algo que paradojicamente ha quedado claro es que este ha sido un éxito de nicho, encuadrado en un público milennial y centenial, pero que es insuficiente para ser un éxito comercial. Aquello involucra que los ratings tradicionales también deban ser altos para alcanzar la rentabilidad comercial que en un pasado lograba programas que eran de nicho pero eran exitosos en asegurar buenos auspiciadores. La fidelidad no sólo puede asegurarse en una plataforma sino que debe ser algo integrado en todos sus dimensiones.