La política y la farándula más dura no son una buena combinación. Así ha quedado de manifiesto en nuestro país con el magro desempeño de parlamentarios como Hotuiti Teao, Pamela Jiles y la recientemente desaforada María Luisa Cordero; así como “allende Los Andes” con el lamentable actuar en el hemiciclo de la mediática Amalia Granata, hoy convertida en provida y afin a Javier Milei.
Esta breve introducción se recalca cuando durante el “Piñerato”, el gobierno del magnate se sostuvo gracias al apoyo que el farandulismo, fuerte durante su primer periodo, le ha brindado. Al nivel de que la exmodelo Romina Zalazar estuvo trabajando en una Seremi durante el complicado segundo tiempo.
Y se recalca aún más cuando en otros países se piensa que gobernar es un show. Eso ocurrió en Uruguay pues el presidente de dicha nación Luis Lacalle Pou recibió en su despacho en la residencia de Suárez y Reyes a la modelo local Fernanda Sosa, quien estará como una de las participantes del ultrapostergado “Bailando 2023” conducido por un aún más decadente Marcelo Tinelli, quien en medio de sueldos impagos y deudas con distintos proveedores, prepara su primer año en América donde también es gerente artístico.
Además, se producen dos coincidencias: Según el medio local El País, Sosa se manifestó fanática del lider del Partido Nacional y juntamente es el cumpleaños del mandatario del país oriental. Sumado a ello, manifestó en el programa “Algo Contigo” de Canal 4 que invitaría a Lacalle Pou presencialmente al estudio donde se va a grabar el ciclo.