Hace algunas semanas, a propósito del desafuero de la doctora Cordero del ilegítimo Congreso Nacional, hablamos en la radio sobre la responsabilidad que debemos tener quienes formamos parte de un medio de comunicación, sea cual fuere el tamaño de este, su ideología política o su prospecto de país. Porque uno no puede decir algo al voleo sin tener una prueba contundente que acredite tal afirmación, de lo contrario las consecuencias son abismales.
Eso mismo le pasó a Sergio Rojas y Cecilia Gutiérrez, quienes mientras ambos eran parte de “Primer Plano del Pueblo”, uno de los enemil reductos donde lo que queda de la farándula dura busca hacer y deshacer, decidieron levantar falsos sobre Iván Núñez y su separación.
El revés en la justicia de ambos demuestra lo que se ha dicho hasta el cansancio respecto a un género del cual sus figuras insisten en vendernos como imprescindible en forma y fondo, pero la contundencia de los hechos nuevamente los pone en su sitial. No supieron acreditar ante la justicia lo que habían dicho en la mencionada red social. No presentaron prueba alguna. Al contrario, su postura fue sencillamente de “yo tengo la razón y el resto está equivocado, incluso la justicia”. Nuevamente, la tangibilidad brilló por su ausencia.
En ello ambos se vendieron como si fuesen periodistas de Análisis, APSI o de La Época, como si levantar noticias falsas sobre un rostro televisivo fuese un atentado gravísimo contra la libertad de información y expresión, tan manoseada últimamente como pasaporte para decir sencillamente cualquier tipo de tontería. Ambos quisieron ser los adalides de la lucha sagrada de la farándula por su derecho a decir lo que fuere, porque claro, qué más pueden hacer no. Realidad: Ambos salieron trasquilados.
En esta era de la posverdad, más que nunca quienes buscamos hacer algo distinto tenemos el estricto deber de ser hijos del rigor, esencial como código pero que en la práctica muy pocos ponen como valor profesional. Se sabe que Sergio Rojas es un misógino declarado, y así lo acreditamos cuando revisamos las actas del CNTV y nos encontramos con lo que él decía mientras era panelista de “En Portada” de UCV TV; y por otro lado, la chica “Boombastic” siempre ha sido desmentida y hasta confunde supuestos u opiniones con hechos, y hasta es capaz de reafirmar su ideología para los más oscuros fines. ¿O hay que recordar que ella fue cómplice de la seguidilla de acosos mediáticos de Daniela Aránguiz contra Maite Orsini? ¿Se hará ella responsable del hecho de que la diputada, tanto como su madre o su familia, hoy reciban incluso amenazas de muerte por parte de los fans de su colega en “Zona de estrellas”?
Núñez hizo lo que debió hacer pues en un estado de derecho es legítimo acudir a la justicia para buscar que uno presente con toda seguridad las pruebas que sustenten aquella afirmación o negación, cosa que no fue el caso en Sergio Rojas y Cecilia Gutiérrez. En consecuencia, es imperativo que se suba el nivel, aunque parezca imposible en un mundo tan desprestigiado y sumamente cuestionado como la farándula, que nunca renunciará a su leit motiv de buscar representación en personas que se alejan de las cualidades profesionales y humanas esenciales en todo momento y lugar.