En 1993, la Asociación Nacional de Televisión (ANATEL) llegó a un acuerdo con los líderes de los principales canales de televisión de la época para implementar un nuevo sistema de indicación del contenido de cada programa, serie o película en exhibición. Lo que comúnmente se llamó como “Orientación programática”.
El viernes 20 de agosto de ese año, los cabecillas de los canales de entonces dieron a conocer esta práctica en una rueda de prensa. Su fin dijeron en su época era que los padres de familia, sobre todo, conocieran lo que contiene cada espacio como guía, dejando la decisión en los mismos.
A través de diferentes institucionales, explicaron la simbología de cada letra: La “R” significa “Responsabilidad compartida”, que estimaba que podía contener escenas o diálogos que podían ser inconvenientes para menores de edad. Mientras que había otra, la “F”, que indicaba que podía ser para toda la familia.
En esa época, UCTV y Megavisión también añadieron la “A”, que explicitaba que el ciclo era exclusivamente para adultos. En un principio no hubo común acuerdo entre los miembros de ANATEL, pero finalmente en 1995 todos los canales lo implementarían.
El director de ANATEL de aquella época, Jorge Navarrete Martínez (también director ejecutivo de TVN), presentó las letras como “un nuevo servicio de la televisión chilena al país”, el cual comenzó a entrar en vigor a partir de un día como hoy, hace treinta años. El mismo deseó que con esto “los chilenos aprendan a ver televisión de una manera, en la cual ejerzan en forma responsable su libertad”.
Por otro lado el entonces Ministro Enrique Correa valoró la iniciativa, poniendo el acento “en la autorregulación que es el mejor modo de ejercer la libertad de expresión con responsabilidad (…) es siempre el mejor antídoto a la censura y a la prohibición”.
“Lo que aquí se busca con este sistema es entregar una información sobre la cual libremente, responsablemente, se resuelve en el hogar y en la familia”, agregó.
El mandamás de La Red de la época, Eduardo Tironi, también valoró la iniciativa del gremio, argumentando que “es un rayado de cancha que precisa los alcances más generales de la ley, frente a la cosa de la violencia excesiva, frente al sexo explícito o a la sexualidad en pantalla, con la cual nosotros no tenemos problemas”.
Posteriormente, en 1999 se agregarían los indicativos para la programación infantil: “i” para preescolares, “i7” para niños e “i12” para adolescentes.