Hemos pasado una semana marcada por la calamidad generada por los temporales en la zona centro sur, la intensidad de las precipitaciones causó diversas consecuencias que motivaron a los canales de televisión a desplegar sus ya tradicionales coberturas para este tipo de acontecimientos. No gastaré detalles en como cubren las estaciones televisivas estos sucesos, sino que me detendré en la programación de estas coberturas.
No podemos negar que estas coberturas son criticadas por lo extensas, pero a la misma vez generan alto interés, pero quisiera enfocarme en el sentido que estas transmisiones son maratones solo en determinados momentos del día. A saber, las transmisiones ininterrumpidas partían luego del noticiero de la tarde y cubrían gran parte del horario vespertino, pero aproximándose al momento de la telenovela, Mega dejaba su cobertura para dar paso a su producción dramática. Algo similar ocurrió en la noche, los informativos duraron la hora y media correspondiente y luego pasaron a la programación estelar habitual.
Si quiero detenerme en esto es porque los canales, a diferencia de otras coberturas similares no sacrificaron las franjas de mayor audiencia y pasaron a su programación habitual, siendo bastante extraño en un contexto en que el avance de las precipitaciones solo aumentaban durante la noche, y sorprendentemente, los canales decidieron cortar solo aquellas franjas y programas que marcan menor sintonía y dejar los programas más seguidos en pantalla, como si los departamentos de prensa solo funcionan de día.
Es cierto que este tipo de coberturas tiene mayor gravitación en horarios en que se puede divisar la magnitud de los daños, pero la urgencia no solo se circunscribe en la mañana y en la tarde, sabiendo además que en la Región Metropolitana la mayor intensidad de las precipitaciones solo se generaron durante la noche.
Es necesario hacerse la interrogante si los canales de televisión hacen estas coberturas pensando en la urgencia y la necesidad social que estas pueden tener, o si por el contrario, se aprovechan de las circunstancias para crear “transmisiones especiales” solamente para sacar unos puntos de más con el pretexto de de alguna urgencia que está sucediendo. Si lo que ocurre realmente es lo segundo, estamos viendo una instrumentación de la tragedia, transformándola en un show mediático con el puro objeto de transformar la tragedia en una forma de que la gente se apegue a los televisores. Lo triste es que si esto es así, las víctimas de las tragedias son instrumentos para los canales, pero sin firmar un contrato que los hace generar una cantidad de dinero, ese dinero que hoy les es necesario para levantar nuevamente sus casas y sus vidas.