Durante estas últimas semanas han resaltado importantes reestrenos en lo relativo a la publicidad. Tres de las campañas más recordadas de nuestra industria han revivido generando la impresión que volvimos a finales de los ochenta o principios de los noventa.
El primero fue la recuperación del hilo conductor del clásico spot de Clos de Pirque de 1988, en donde ahora el protagonista es el hijo quien recibe a sus hijas provenientes del extranjero, al igual que en los comerciales de finales de los ochenta cumple con los cánones de emotividad que ya nos tiene acostumbrado el vino de Concha y Toro. Luego vino el regreso del histórico jingle de Entel (Chile) basado en una pegadiza canción de Billy Ocean estrenada en el verano de 1989, si bien el Entel está aquí nunca desapareció del todo en las características de la telco, hoy se quiso intentar recrear parte de la canción completa que puso a la compañía de telecomunicaciones recientemente privatizada como una marca de alta recordación en Chile. Finalmente, y en torno a las tradicionales campañas de Fiestas Patrias, Carabineros recreó el histórico comercial de 1992 donde lanzó a la fama a Guido Vecchiola, su conclusión es triste pero muy verídica, aún no tenemos conciencia sobre los accidentes de tránsito.
Pero la nostalgia no es sólo propiedad de la publicidad. El regreso del clásico formato de los realitys de Canal 13 a través de Tierra Brava indica que algunos modelos televisivos que pensábamos que estaban superados han vuelto a tener asidero. En redes sociales abundan peticiones para que históricos espacios volvieran al aire, principalmente Morandé con Compañía, todo gracias al fenómeno viral que ha sido el personaje cómico Popín. Hay un deseo muy latente de volver atrás, que no sólo es una demanda hacia la televisión, sino que un anhelo general, que regrese una vida supuestamente más tranquila.
No quepa dudas que esta página tiene un bonito espejo retrovisor y que siempre se honra de manera expresa y evidente los contenidos del pasado, asumimos un componente nostálgico en este portal. Pero creo que es inconducente seguir con una tonalidad que haga caso omiso a las transformaciones que la sociedad ha vivido. Es cierto que en ciertos contenidos, sobre todo el humor, se aplicó un excesivo corrector moralizante, pero es cierto que la ironía deben adaptarse a las nuevas realidades, sobre todo en una sociedad donde la incisión gana terreno.
Pero más allá de estos elementos, hemos descubierto este año la alternativa de atraer a nuevos nichos, nuevos públicos que desde hace tiempo que se buscaba por parte de la televisión tradicional. ¿Qué pensarán los televidentes de las nuevas generaciones sobre estos comerciales que no necesariamente los reconocen? Creo que al menos en éste caso, la publicidad llegó más tarde que la televisión, pensando que ya no se podía cautivar al público joven. Ahora la televisión volvió a tener significado para los nuevos públicos y hay que buscar formas para atraer también a nivel publicitario.