Viernes en la noche. Después de un excelente inicio de los Juegos Panamericanos, Canal 13 va a una emisión de “El Purgatorio”, ese estelar en donde el pobre nivel de nuestra farándula no le hace justicia al atractivo de su formato. Los invitados son Mauricio Flores y Claudio Reyes, este último envuelto en serias polémicas debido al tenor desaforado de sus opiniones sobre el acontecer político en su show “Viernes troll”.
Lo cierto es que llegó quizás el único momento decente del espacio, que es el llamado “libro de condolencias” de Luis Slimming y “Chiqui” Aguayo. Los chistes del también conductor de “El sentido del humor” no se hicieron esperar y se dirigieron al otrora comediante: Desde su acusación de “veto” de TVN por ser de derecha -cuando su última novela para el canal fue en 1994, al año siguiente firmó con el Jappening con Ja en Megavisión-, pasando por el golpe a Ja Ja Calderón por el que nunca tomó una gota de arrepentimiento, y su devoción por la dictadura que lo hizo dedicarle un programa a Álvaro Corbalán, preso en Punta Peuco por crímenes de lesa humanidad.
Conociendo la venalidad actual del exactor, sencillamente se lo tomó con un natural humor. Bueno, por ahora, porque quizás se desahogue en su cloaca de YouTube. Pero él se reía con las tallas del joven humorista en el programa que conduce Ignacio Gutiérrez.
Dicha actitud de fair-play contrastó con la intolerancia que demostró hace unas semanas Claudia Schmidt con los chistes de dicho segmento. Una polémica que solo inflaron los medios que son más condescendientes con la farándula, pero que refleja un hecho de la causa: La farándula está quedando como intolerante.
En el caso de la uruguaya, Aguayo decía que un espíritu estaba “penando”, sin embargo con la chabacanería que caracteriza a la ultra y al farandulismo, respondió: “A mí me dijeron a vos que te gusta harto que penen”, insultandola a ella con su sexualidad, para luego al final de la rutina gritarles que supuestamente no saben leer. Una sobrereacción incomprensible que demuestra que quienes componen dicho mundo saben reirse de todo el resto, pero no de ellos mismos. Ahí, las penas del infierno.